Mensaje del 16 de Enero de 2004

Habla Artemio:

Hoy es 16 de Enero, el 21 murió mi mamá, bueno.

Dice Jesús:

Es cierto todo lo que dijiste antes y me trae… que hay muchos pasajes de la Sagrada Escritura en que se ve Mi soledad, Mi tristeza, en la que estoy solo, abandonado, sí, es cierto, si lo hicieron con el Hijo de Dios como lo no van hacer los hombres de dejar solos y abandonados a los demás. Todo el mundo está con uno mientras las cosas están bien, pero cuando se complica un poco ya…, se van
hacia otro lado, entran en otras cosas.

Yo es cierto, estaba solo y en montones de oportunidades, pero siempre estaba con Mi Padre y el hecho de estar con Él me recordaba que tenía que pasar todo eso, para pagar las deudas de todos los hombres. En los momentos más difíciles siempre el hombre está solo, pero si el hombre tiene conciencia que el Padre está con él la soledad es un, una simple delicia.

Tal vez sea el gran drama del hombre de nuestro tiempo, estar solo y a veces hasta en medio de la multitud, es cierto sí, que a veces está solo porque los hombres son a veces desagradecidos o directamente a los demás no les importa, pero también es por lo que dijiste antes, el problema del egoísmo, están tan, tan entretenidos en sus propios problemas o en sus propias cosas que no les alcanza el tiempo para mirar a los demás.

Y así nos encuentra en este momento, situados en un lugar y fechados en un tiempo, ya llegarán días hermosos donde esperamos todos que esto sea simplemente algo que pasó y que ya no se repite.

Dice San Pío de Pietralcina:

Ma, yo te dije que la carta esa que te había dictado el otro día la hicieras llegar a mis hermanos allá en San Giovanni Rotondo, no, no te digo, no hay ningún apuro pero cuando puedas hacela llegar porque es bueno que les agradezca a todos esos hombres, que le agradezca el esfuerzo que hacen y que han hecho ¿no? para construir esa Iglesia tan grande, tan enorme.

Recién el Señor hablaba de la soledad, también yo le he sentido el gusto a la soledad allá en el Convento de San Giovanni Rotondo, en aquellos tiempos en que no creían nada de lo que yo les decía, a mí no me importaba, pero tampoco dejaba de preocuparme porque a nadie le gusta que crean que uno es mentiroso, pero cuando estaba en esos momentos así venía la Madre, la Virgen venía a consolarme y me decía: “Pío, Pío, Yo te acompaño siempre, no sientas la soledad, no sientas la soledad de tus hermanos, porque estando Yo tenés muy buena compañía, eso no quita que la actitud de tus hermanos era…, me decía, era injusta”, pero ella trataba de remediar mi soledad, que tampoco no fue tanta, porque cuando al hombre le pasan ciertas cosas, no puede hacerse la ilusión de que sean comprendidas por los demás, tienen que mirarlo al Señor, entenderse con Él y seguir adelante, es lo único que se puede hacer, porque normalmente los Hermanos y también los Hermanos dentro de la orden, que deberían entender bastante, sin embargo, en general no entienden.

No lo digo con tristeza esto, noo, lo digo simplemente para agregar algo más a lo que dijo el Señor sobre la soledad.

Digo esto para terminar, tengan siempre presente una cosa, la vida sobre la Tierra no es un jardín de rosas, por más que el Señor le cuide a uno siempre, pero siempre aparecen aquellos que a uno le quieren amargar la vida, entonces hay que partir de esa base y cuando ocurre no hacer caso, en todo caso pensar: ¡qué mejor compañía que de la Mama Nostra y de Gesù!, ¡qué mejor compañía!.
Acordate de mandarle la carta a mis hermanos en Pietralcina.

Amén.