Mensaje del 13 de Febrero de 2003

Habla Artemio:

Hoy es 13 de Febrero de 2003.

Dice Jesús:

“Yo soy el camino, la verdad y la vida, quién me sigue a Mi no anda en tinieblas”. “Yo soy la Luz del mundo y quien ve Mi Luz y la sigue, no pierde nunca el rumbo”.

Un día Mi Padre dijo: “quiero que nazca Mi Hijo”, entonces mandó al Arcángel Gabriel hasta esa aldea de Nazaret a anunciarle que iba a ser madre de un niño, el Hijo de Dios y Dios mismo, desde ese día la historia de la humanidad cambió, giró ciento ochenta grados porque la palabra del Padre se cumplía, se formaría la Nueva Alianza con los hombres a través de la sangre que derramaría Jesús en la cruz.

Habla Artemio:

El vino a pagar todas nuestras deudas, todo, para que nuestra vida desde ese momento fuera diferente, por eso somos felices Señor, pensando que tu Papá un día dijo: “y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”, y le tuvimos paseando por el mundo, escuchamos su palabra, vimos sus milagros y después…, lo colgamos en una cruz.

Señor, en este día he visto hasta que punto tu voz se confunde con la mía, porque estabas hablando vos y seguí halando yo como si hablaras vos, no es la primera vez que pasa, pero así como hoy sí.

Dice Jesús:

Quiero ser breve en este Mensaje que les traje en este día, para todos.

Veo que cada día hay rostros diferentes, algunos no, otros si, que vienen de muy lejos a visitar este Santuario; el otro día, gente de Córdoba, después de Jujuy, después de Rosario, amén de todos los llamados telefónicos de todas partes. Otros llegaron de las Perdices, otros de Villa María, otros de Berrotarán, otros de la Playosa, General Dehesa, Montebuey, Baldisera, Corral de Busto, Venado Tuerto, Murphy, de Rosario, Laborde, Pascanas, Chazón, Adelia María, Buenos Aires.

Estoy hablando de esta semana y ahora estos hermanos que vienen de Hernando, también ayer de Río Tercero; es decir para que vos no te canses y puedas hacer todas las cosas, van llegando así de a pocos, ese es Mi objetivo, que no vengan tantos al mismo tiempo, dentro de una hora llegarán las personas de Chile, habiendo hecho tantos kilómetros para llegar a este lugar de las apariciones Mías y de Mi Mamá.

Yo puedo decirles a todos que nadie quedará defraudado, que días más, días menos, todos aquellos que buscan, al llegar a este lugar se irán sanados de sus problemas, algunos en forma inmediata, otros no tanto, pero nadie quedará defraudado, porque hay una razón tan simple Mis queridos, están respirando el mismo aire que respira el Hijo de Dios y Dios mismo, el aire que respira la Santísima Virgen y los Santos y los Ángeles.

Por eso, regresen a sus hogares con la confianza plena de que tendré en cuenta vuestras peticiones, pero sobre todo tendré en cuenta vuestro amor y vuestra comprensión, porque me gusta ser amigo, compañero, hermano, padre de ustedes pero no por un momento sino para siempre.

Tengan en cuenta que los amo mucho y tengan en cuenta que nadie se va de aquí de la misma forma en que vino.

Amén.