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Mensaje del 25 de Diciembre de 2003

En este día de la Navidad, que les parece si decimos una oración para José, Mi esposo, San José, Padre Nutricio de Jesús, siempre me preocupó y me preocupa y lo dije tantas veces ese olvido tan marcado en muchos hacia José.

Mensaje del 25 de Diciembre de 2003

Habla Artemio:


Hoy es 25 de Diciembre, Navidad.

Dice Jesús:


Bienaventurados todos los que han sentido que la Navidad es que en cada uno nazca Yo nuevamente en los hermanos, dicho de otra forma cuando cada ser humano mira al semejante amándole es Navidad y luego por supuesto hay una forma de conmemorar…, una forma de conmemorar como otras fiestas en el año.

Me gustó anoche hablarte largamente sobre todo lo que hablamos, de alguna forma lo había dicho ya pero…, pero es importante que se tenga en cuenta eso leído en la palabra de hoy del Evangelio de San Juan, cuando Yo digo: “tengo sed, sí, tengo sed, de que la palabra llegue a todos los hombres”, ¿y cómo eso es posible?, ya lo he dicho tantas veces pero trataré de decirlo de otra forma en este día.

Cada uno mide físicamente o así objetivamente el llevar la palabra, pero repito cuando el hombre está totalmente disponible y está gozando de las virtudes esenciales, entonces aunque ese hombre durante ese día, no haya conversado con nadie, sin embargo su disponibilidad Yo la tengo en cuenta, Mi Misericordia la hace llegar muy lejos, sobre todo para aquellos que quieren escucharla y ciertamente los hombres están tan necesitados de Mi palabra, porque están necesitados de amor, mucho amor, pero lamentablemente lo buscan donde no está, o está pero es muy pasajero, o está pero se le quiebra en las manos como un vaso de cristal y el hombre necesita un amor que dure a través del tiempo.

Sí, hay muchas formas, pero no son tantas aquellas que se prolongan a través del tiempo, incluso la gran infelicidad del hombre muchas veces reside en que tal vez tiene en sus manos amor, pero tiene miedo que se le esfume en cualquier momento. Y ese es el gran drama del hombre, porque desde las cosas más simples hasta las más complejas, el hombre tiene miedo de perderlas, el árbol que le da sombra si tiene algunas hojas amarillas pensará: ¿se estará secando?; si tiene algún vegetal para alimentarse porque es fruto de sus manos, piensa: nadie me lo estropeará, o bien piensa: cambian las estaciones y ya llegará el momento en que no sirve para alimentar porque la planta cumple con otras funciones.

Así en todo, y si vemos su relación con el mundo animal disfruta de alguna forma de esa compañía pero también está teniendo miedo que algo ocurra y le prive de esa presencia y sabe que la vida de un animal no es tan larga y a veces cruza por su mente el día que ya no lo tenga, ¿entonces el hombre es un ser que siempre está teniendo miedo de perder cosas que ama y que lo aman?, sí, incluso los seres que forman su familia, que le dieron origen o que el dio origen.

El hombre en general no puede hacerse la idea de que puede perder a su madre y a su padre, sobre todo a su madre y por más que algunos digan que por una ley natural todo termina pero cuando ocurre se preguntan: ¿qué es esto?. Es decir, es como si diera vuelta la hoja de un inmenso libro o bien cerrara una flor un poco fuertemente y por supuesto que se apega a los recuerdos de tiempos mejores donde todos eran más jóvenes, pero tampoco quiere volver hacia atrás, porque necesita mantener el tiempo presente de aquellos que le aman y de aquellos que él ama especialmente ¿no?; incluso, muchas veces el hombre cree que Yo estoy administrando la vida y la muerte de los seres y me reprochan tal vez si eran niños cuando su madre murió, o bien ya de grandes aunque los padres sean grandes, el hombre siempre quiere un día más, un tiempo más.

Hablo por supuesto de los acontecimientos que llamamos normales, pero pasa en el hombre también esto, que a veces no atiende a sus padres como debiera, porque a un nivel inconsciente los años que van pasando le van recordando que los padres van a terminar su vida y además que ellos se están poniendo grandes, allí muchas veces hay que buscar la desatención que tienen los hijos para con los padres.

Por supuesto que estoy hablando en general, hay tantos casos y casos particulares, que no es Mi objetivo aquí enunciar, solamente eso ¿no? de ir perdiendo todo lo que uno ama y además el hombre pierde juventud, pierde lozanía, pierde todo aquello que lo tiene vigoroso y altivo durante muchos años en su vida, pero lamentablemente el hombre se programa en el sentido de que o bien compara con otros que se mueren o bien piensa que puede tener alguna enfermedad y muchos aceleran el proceso de la muerte natural.

Partan siempre de la base, los principios fundamentales son de que el hombre se muere de viejo y no que una enfermedad salga al paso y le quite la vida, para eso están los profesionales en el arte de curar, bueno dicho con todo respeto “profesionales a veces“ entre comillas. Pero hay tantas honrosas excepciones que injertan en su vida de administradores de la salud de los demás al dador de toda salud que es la Divinidad y entonces así no se equivocan.

También por supuesto que en esto se considera el problema del dolor y la mayoría busca no sufrir, más aún, cuando le quitan el sufrimiento a alguien creen que han contribuido enormemente con esa persona, porque el sufrimiento está tan deshumanizado y además no se ven todos los sufrimientos, normalmente los que tienen apuro no son los sufrimientos físicos, pero los sufrimientos del alma normalmente no y son tantos más los sufrimientos del alma.

Por eso Mis queridos, Yo tengo sed, tengo una sed muy grande de que Mi palabra llegue a todos los hombres, porque es justamente el Río de Agua Viva que calma la sed y da la vida para siempre, aquí y más allá.

Tengan en cuenta todas estas cosas y al terminar cada día o de tanto en tanto, piensen con el corazón sobre estas cosas, porque no es bueno que esto tome de sorpresa.

Dice Nuestra Madre, la Virgen:

En este día de la Navidad, que les parece si decimos una oración para José, Mi esposo, San José, Padre Nutricio de Jesús, siempre me preocupó y me preocupa y lo dije tantas veces ese olvido tan marcado en muchos hacia José.

Por eso, esto que digo puede ser una oración para él:

¡Oh Glorioso San José!,
Padre Adoptivo de Jesús.
Si bien todos te tienen en cuenta,
pero sobre vos hay un enorme olvido.
¡Glorioso San José!.
Yo te digo en nombre de todos los hombres:
gracias por haber sido el padre que fuiste.
¡Gracias San José!,
porque tu paternidad ha sido ejemplar.
¡Gracias San José!,
porque siempre estuviste a la altura…,
siempre estuviste a la altura de todo lo que necesitaba el Hijo de Dios y Dios mismo.
Nunca pediste nada para vos,
nunca levantaste la voz para hacerte oír,
pero fuiste siempre el amparo total, completo y definitivo de Jesús.
Yo que oí tus largas conversaciones con tu Hijo,
me quedaba extasiada pensando
que un hombre de tu estatura,
solamente podría ser el padre del Hijo de Dios y Dios mismo.
Que todas las generaciones te veneren,
que todas las generaciones reconozcan tu trabajo sublime,
que todos los hombres hagan un lugar en su corazón para tenerte con ellos.
¡Glorioso San José!.
Más que muerte, lo tuyo fue una manera de hacerte olvidar,
más que muerte, lo tuyo fue una forma de desaparecer sin dejar rastros
para que tu misión fuera completa.
Podría estar horas y más también,
diciendo maravillas de vos, Esposo Mío;
ejemplo de la paternidad total,
sin pedir nunca nada para vos.
Yo quiero, ¡Glorioso San José!,
que los hombres te descubran,
que los hombres te amen,
que los hombres invoquen tu Patrocinio en todas las cosas.
Aquél que tuvo en sus manos y en su corazón
hacer crecer el Hijo de Dios y Dios mismo en todos los órdenes,
es evidente que es un apoyo seguro,
total y definitivo de tu intercesión delante de la Trinidad.
¡Glorioso San José,
ruega siempre por nosotros!.

Dice el Padre Pío:

Esta Fiesta en el año fue para mi tan importante, bueno como todas las Fiestas donde la Madre tenía o tiene un papel fundamental.

Ma, no se olviden nunca de algo, la Madre es aquella que tiene en cuenta todas nuestras cosas para darle a su Hijo, para hacer que su Hijo escuche sobre todas nuestras necesidades.

Es conocido ya cuanto amé y amo a la Madre, a veces me pongo y la miro y la miro y la miro y pienso que estaba con ella realmente en la Tierra pero no tanto como hubiese querido y fue algo que siempre me emocionó mucho ese sí que dijo cuando el Ángel le anunció que iba a ser Madre del Redentor y tantas veces vino a mi mente esa fuerza del sí de la Virgen para poder afrontar toda la penuria, todo el dolor que pasé a lo largo de mi vida.

Por eso, hoy en este día, le ruego mucho más a la Trinidad por todos aquellos que no la conocen, que no la comprenden, que no la invocan, que no la veneran, es como si en algún momento sintiera una rebelión interior diciendo: cómo es posible que traten a la Madre con muy poco o nada de amor, pero mis queridos hijos, como aquí la Madre viene con tanto gusto, viene con tanta dedicación, con tanta esperanza, sobre todo lo que tienen ustedes entre manos, vamos a decir simplemente: La Obra.

Por eso, realmente les digo, quien va a convencer a los que todavía están duros de corazón va a ser la Madre, cuando la Madre se propone algo se cumple largamente y no tiene ningún problema con nada. Quien tuvo la valentía de decir: “sí, hágase en Mí según tu palabra”, también tiene la valentía de doblegar a todos esos espíritus soberbios, arrogantes, llenos de racionalidad. Ella doblegará todo, para que ustedes muy pronto empiecen a ver muchas cosas, eso que ya ven muchas ¿no?, pero muchas más, diariamente, a cada momento, porque María es la que tiene toda la paciencia, pero también todo el empuje, toda la valentía para doblegar a aquellos espíritus que siempre están disponibles para cortar las cosas buenas, aquellos que siempre quieren destruir y no saben que cuando está la Madre todo, todo se realiza.

Confíen en la Madre y por supuesto también en San José, su Castísimo Esposo, yo diría que si bien tiene Patronos todo esto, también lo nombren si no lo han hecho ya a San José, Patrono de toda la Obra y Patrono de todas las Revelaciones, para que muy rápidamente se extiendan por el mundo, pero sobre todo sean reconocidas por aquellos que deben hacerlo.

Yo también estoy luchando para esto, los amo tiernamente a todos ¿eh?.

Amén.

Fundación Jesús de la Misericordia y Corazón Inmaculado de María  |  Aprobada por Res. 139 A - Gob.de Córdoba – Sec. De Justicia – Dir.de Ins.de Pers.Jur.  |  Dirección: 9 de Julio 1162  |  Teléfono: 03537 – 431197 - 2553  |  Justiniano Posse – (Cba.)

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