Mensaje del 15 de Diciembre de 2003

Habla Artemio:

Hoy es 15 de Diciembre.

Dice Jesús:

Quiero que leas en Mi nombre la lectura que el día sábado, mostré en Córdoba, ayer mostré aquí y hoy vuelvo a mostrar aquí.

Epístola de San Pablo a los Romanos 4, 1: “¿qué vamos a decir de Abraham?, padre de nuestra raza. Si Abraham se hubiera hecho justo por alguna obra, tendría algún mérito con el cual podría presentarse delante de Dios, pero no es así. Pues vemos lo que dice la Escritura: Abraham le creyó a Dios, quien se lo tomó en cuenta y lo constituyó Santo. Cuando alguien hace un trabajo, no se le da el pago como un favor sino como algo que se le debe. Pero cuando alguien no ha hecho nada, sino simplemente cree en el que hace Santos a los pecadores, se le toma en cuenta su fe y se lo considera justo. Así David proclamó feliz al hombre a quien Dios tiene como justo, sin que se tome en cuenta lo que ha hecho. Felices aquellos a quienes Dios les perdona sus pecados, olvidando sus ofensas. Feliz el hombre a quien Dios no le toma mas en cuenta su pecado”.

Esto quise que sea leído en Mi nombre, es decir Yo lo leí, para que se les haga carne esto, si durante tres veces seguidas aparece esta lectura, fácil es darse cuenta que estoy queriéndoles decir esto, ocurre que últimamente pasan tantas maravillas que es como si ya no se les da tanta importancia pero en el fondo sí.

Para todos aquellos hombres de buena voluntad, que leen los Mensajes que doy acá, en el corazón de la pampa gringa, que tengan en cuenta…, que tengan en cuenta que al hacer salir esta lectura ya por tercera vez seguida, creo que no les debe quedar ninguna duda respecto a…, a todo lo que significan estas Revelaciones y todos los involucrados en ellas, especialmente quien las recibe.

Por eso Mis queridos, es fácil entender que Yo estoy queriendo especialmente todo esto, es muy fácil entender, ¿ustedes creen por ventura que salir tres veces la misma lectura en tres días seguidos puede ser una casualidad?, entonces piensen en esa pequeña lectura y saquen todas las conclusiones que el Espíritu Santo les inspire.

Es decir Mis queridos, Yo me muevo de una manera que no es tan entendible por los hombres, entonces las cosas que Yo hago deben ser interpretadas y son como signos de todo lo que quiero decir.

Esta mañana ni bien empezaste a hacer tuyo el dolor de ese joven que hace tantos años tuvo un accidente y apenas si da señales de vida, entonces en forma inmediata le dije a Mi Mamá que se pusiera allí, detrás de su cabeza y el Padre Pío, San Pío de Pietralcina, San Pío de Pietralcina también allí para cuidar la vida de este joven, es hermoso ver como el Señor se manifiesta en situaciones como la de esta mañana. Esperemos un proceso en él que se vaya curando, así como esperaron de ese niño de Córdoba, que conociste cuando tenía apenas un año y no caminaba ni caminó nunca, ante la inminencia de una operación porque los padres así lo querían, estaban como un poco cansados ya, pensando que el niño tiene alrededor de cinco años; entonces siguen tu consejo, no lo operan pero el médico le estira los tendones, lo enyesa y como un regalo, el día en que vos fuiste a Córdoba el bebé caminó, porque el día anterior le habían sacado el yeso pero no lo operaron sino que le estiraron los tendones y músculos.

Digo estas cosas porque sirven para muchos, como se manifiesta la gracia del Señor, como hace el Señor para hacer sus milagros, en este caso el milagro ya empezó muchos años atrás pero, ese niño no caminó por un montón de cosas que vos sabés pero que ahora no vienen al caso decirlas.

Para qué cito estos ejemplos, para hacer ver que la Providencia está siempre como a la expectativa para ver como actúa a través de los seres que realmente necesitan y diariamente llegarán testimonios de todas las personas que allí estaban, no de todas porque la gente no tiene la costumbre de dar testimonios porque creen que están halagando a la persona que intervino, pero no, lo que hace en el testimonio es darle gracias al Señor por todo lo que ha mandado.

Que esto Mis queridos quede claro, Yo no estoy ni atacando nada ni menospreciando nada, solamente proponiéndoles que piensen muy profundamente esta Epístola de San Pablo a los Romanos.

Tengan en cuenta todas estas cosas, no hagan que por ahí se olviden y después tenga que ir a la casa de cada uno para recordárselo, todo esto para mayor Gloria del Padre y para mayor felicidad de los hombres.

Amén.