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Mensaje del 11 de Diciembre de 2003 (2º)

Salmo 117 (116): “¡Aleluya!. ¡Alaben al Señor todos los pueblos y festéjenlo todos los países!, porque grande es su amor hacia nosotros, su lealtad perdura para siempre!”.

Mensaje del 11 de Diciembre de 2003

Habla Artemio:


El Señor quiere que ponga en mi mente, en mi corazón y en mis labios esto, Ezequiel 47, 1-12: El torrente que sale del Templo: “me hizo volver a la entrada de la casa y vi que brotaba agua debajo del umbral de la casa, hacia oriente, pues la fachada de la casa miraba a oriente. El agua bajaba del lado derecho del Templo, al sur del altar. Me llevó fuera por la puerta del norte y me hizo dar la vuelta por fuera hasta la puerta exterior que da al oriente: vi agua salir a chorros del lado derecho. Ese hombre pues dirigiéndose al oriente y teniendo la mano al cordel para medir, midió quinientos metros; enseguida me hizo pasar el estero: el agua me llegaba a los tobillos. Midió después otros quinientos metros y ahí me hizo pasar el agua: la que me llegaba hasta la cintura. Medidos otros quinientos, era ya tan grande el estero que no pude pasarlo, porque las aguas habían crecido y había que pasarlo a nado, de modo que no podía atravesarse. Me dijo entonces: hijo de hombre, lo has visto bien y me hizo salir y me volvió a la orilla del estero. En cuanto salí había a ambos lados una gran cantidad de árboles. Y me dijo: estas aguas corren hacia la región oriental y bajan a la Arabá, entrarán en el Mar Muerto y sus aguas quedarán saludables. Todo animal de los que andan arrastrándose por donde pasa el estero tendrá vida, habrá gran cantidad de peces, después que lleguen estas aguas. Habrá vida donde quiera que llegue el estero. Los pescadores se detendrán junto a estas aguas, desde En-Guedi hasta En-Elayim se pondrán redes a secar. Las especie de peces serán muchísimas y en gran abundancia, como los peces del Mar Grande. Pero en sus orillas, sus lagunas y pantanos no serán saludables y solo servirán para salinas. A lo largo del estero, a ambos lados nacerá toda clase de árboles frutales; no se les caerá la hoja ni les faltarán los frutos. Cada mes tendrán frutos nuevos, ya que las aguas saldrán del Santuario. Sus hojas servirán como medicina y sus frutos de comida” .

Esto es lo que me hace leer Jesús para que aparezcan dentro de las Revelaciones y quiere que sea pensado esto largamente por los hombres, porque tiene dentro de sí un contenido muy grande.

Esta es palabra del Señor.

Ahora Jesús, quiere que haga mía las palabras del Salmo 116 (114-115): “¡Aleluya!. Amo al Señor, porque escucha el clamor de mi plegaria; inclinó hacia mi su oído el día en que lo llamé. Me apretaron los lazos de la muerte, las redes del sepulcro me ahogaban la angustia y el fastidio, pero invoqué al Señor: ¡salva oh Señor, mi vida!. El Señor es muy justo y compasivo, nuestro Dios está lleno de ternura; defiende a los pequeños el Señor, estaba yo sin fuerza y me salvó. Alma mía, retorna a tu descanso, pues el Señor se porta bien contigo; ha librado mi vida de la muerte, de lágrimas mis ojos y mis pies de andar dando tropezones; caminaré en presencia del Señor en la tierra que habitan los vivientes. Tenía fe aún cuando me dije: soy muy desgraciado, pensaba en medio de mi confusión: el hombre es mentiroso. ¿Qué le daré al Señor por todos los favores que Él me ha hecho?. Elevaré la copa que da la vida e invocaré su nombre; cumpliré mis promesas al Señor delante de su pueblo reunido. A los ojos de Dios es muy penoso que mueran sus amigos. Señor, tú mes has soltado mis cadenas, a mí tu servidor, tu servidor que es hijo de tu esclava. Quemaré un sacrificio en tu presencia para darte las gracias, invocando tu nombre: ¡oh mi Señor!. Te miraré Señor mientras camine en la tierra poblada de vivientes. Voy a cumplir mis mandas al Señor, cuando esté todo el pueblo reunido, en los patios del Templo del Señor, que está en medio de ti, Jerusalén” .

Salmo 117 (116): “¡Aleluya!. ¡Alaben al Señor todos los pueblos y festéjenlo todos los países!, porque grande es su amor hacia nosotros, su lealtad perdura para siempre!” .

Esto lo he leído, repito por indicación de mi Dios y mi Señor.

Amén.

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