Mensaje del 06 de Diciembre de 2003
Habla Artemio:
Hoy es 06 de Diciembre de 2003.
Dice Jesús:
Todos aquellos que esperan que estas Revelaciones sean como lo fueron siempre, se equivocan, porque cada vez que Yo aparezco en la Tierra, porque que quede bien claro, que no estoy dentro de la concepción del tiempo lineal, como a muchos les gustaría que estuviera, entonces para que no vuelvan a repetirse tantas cosas; si Yo estoy de parte de todos los marginales, si estoy de parte de todos aquellos que no tienen, nada pueden o directamente son tan pequeños que nadie los escucha, entonces no podría escaparme por la tangente ni usar un lenguaje retórico para que los amantes de esas cosas estuvieran contentos, no, estamos Mis queridos en el tercer Milenio y además el desafío es muy grande, sobre todo porque…, piense cada uno que lee esto ¿cuántos años tiene sobre la Tierra?, nadie sabe, puede ser esta noche, mañana, dentro de mucho tiempo, entonces en esta dimensión aquí todo se va a saber.
Ahora, entonces cuando ustedes tienen entre ustedes a alguien que dice o me nombra, en este caso lo que estamos haciendo Mi Madre y Yo aquí junto a todos los Santos, etc., y por supuesto sabiendo que si hablo en este tiempo tengo que usar palabras de este tiempo y no cosas que alguien le puede gustar dicha de otra forma.
Es decir, en cuantas oportunidades en la historia los que tuvieron Revelaciones como estaban o tenían a un director espiritual, entonces se las rompía, se las reformaba, se las “purificaba” entre comillas, cincuenta cosas, pero como lo dije tantísimas veces, en este caso ya no pueden hacer lo mismo.
Entonces, esto puede darle importancia ahora, o dentro de tres siglos o nunca, no importa, pero si Yo tengo un compromiso con los hombres porque el que me envió, eso es lo que me dió ¿mmm?, entonces que quede bien claro, que si bien hasta aquí no tenía pelos en la lengua para decir las cosas, incluso con el lenguaje cotidiano de los hombres y haciendo referencias concretas, tal vez sin hacer nombres, no sé, según aparezca la necesidad.
Entonces acostúmbrense a oír esta campana, porque como dije antes ¿cuanto tiempo ustedes van a tener vida sobre la Tierra?, pues bien tan poquito y cuando estemos aquí en esta dimensión todo se sabe, entonces todo lo que estoy diciendo ahora se darán cuenta si es o no es cierto, ahora Yo no me arriesgaría a esperar a estar del otro lado en esta dimensión para saber si esto es cierto, Yo en lugar de ustedes no me arriesgaría, porque Yo sé que todos los que escuchan esto están de parte de obrar con toda la amabilidad del mundo y con toda la humildad del mundo, etc., etc.
Pero a lo largo del Evangelio hay muchas cosas que les tienen que quedar muy claras ¿mmm?, pero muy claras, en consecuencia…, llano y directo, así va a ser Mi lenguaje, si lo era mucho más desde hoy y si hablo para ustedes o para personas que me escucharán dentro de tres siglos, o dos o uno, para Mí lo mismo da, pero por los medios masivos de comunicación los hombres saben que Yo no me he prestado al juego de otras veces, no porque Yo me haya prestado sino directamente porque todo tenía que pasar por el cedazo, o de los directores espirituales, o de aquella gente que como no entendía, no por mala sino porque no entendía qué es lo que pasaba, entonces se volvían tercos, difíciles y atormentaban las almas de aquellos que recibían.
Bueno, pero menos palabras y vamos a los hechos ¿eh? y lo tomo de la Sagrada Escritura así no tienen que buscar en ningún lado en donde comprobar si esto es cierto o no, aquí en Lucas 10, 16 dice: “El que los escucha a ustedes, a Mi me escucha; el que los rechaza, a Mi me rechaza; y el que a Mi me rechaza, rechaza al que me envió”. Después sigue esto en la Sagrada Escritura respecto a… “Jesús da gracias al Padre”, pero como ya lo di en una Revelación días atrás no lo voy a hacer nuevamente.
Pero sí ahora quiero remontarme a Mateo, Mateo 23 en adelante, Yo les dije así: “los maestros de la Ley y los fariseos enseñan con la autoridad de Moisés. Hagan y cumplan todo lo que dicen, pero no los imiten, ya que ellos enseñan y no cumplen. Preparan pesadas cargas, muy difíciles de llevar y las echan sobre las espaldas de la gente, pero ellos ni siquiera levantan un dedo para moverlas “. Y digo entre paréntesis aquí : (quien lee esto, sea quien sea, vaya contabilizando muy bien a quien se lo estoy diciendo ¿mmm?, estas críticas amargas Mías saben bien que van dirigida contra los Sacerdotes, los fariseos y los escribas), cierro el paréntesis. “Todo lo hacen para aparentar ante los hombres. Por eso llevan colgando largas citas con trozos de la Ley y largas franjas de sus vestiduras. Gustan de los primeros asientos de los banquetes y los principales puestos en la Sinagogas. También les gusta que los saluden en las plazas y que la gente les diga Maestro. No se dejen llamar Maestro, porque un solo Maestro tienen ustedes y todos ustedes son hermanos. Tampoco deben decirle Padre a nadie en la Tierra, porque un solo Padre tienen, el que está en el Cielo. Ni deben hacerse llamar Jefes, porque para ustedes Cristo es el Jefe único. Que el más grande de ustedes se haga servidor de los demás. Porque el que se hace grande será rebajado y el que se humilla será engrandecido “.
Y ahora vienen estas cosas, como dije recién, críticas amargas, sí y cada uno hágase responsable, porque como dije antes nadie sabe cuánto vivirá en este Tierra y tal vez dentro de poco nos veamos frente a frente y entonces comprobarán cuánto es Mi dolor, cuánta es Mi incertidumbre, cuánta es hasta Mi vergüenza porque muchos queriendo defenderme a Mí, cometen tremendas barbaridades y eso es bastante habitual a lo largo de estos dos mil años, pero como dije ya en el Tercer Milenio ¿mmm?, quiero ser muy directo en todo, aunque lo he sido por supuesto pero parece que tengo que recalcarlo.
Digo: “¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos hipócritas!. Ustedes cierran la puerta del Cielo a los hombres”, (sigue Mateo ¿eh?). “No entran ustedes, ni dejan entrar a los que quieren entrar. ¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos hipócritas!. Ustedes recorren mar y tierra para lograr la conversión de un pagano, y cuando se ha convertido lo hacen hijo del demonio, mucho peor que ustedes. ¡Ay de ustedes, guías ciegos!. Ustedes dicen: jurar por el Templo no obliga, pero jurar por el tesoro del Templo, sí. ¡Torpes y ciegos!. ¿Qué vale más, el oro que está en el Templo o el Templo que hace santo al oro que fue dedicado?. Ustedes dicen: que si alguno jura por el altar no queda obligado; pero el que jura por las ofrendas que hay sobre el altar, queda obligado. ¡Ciegos!. ¿Qué vale más, lo que se ofrece o el altar que hace santa la ofrenda?. Y el que jura por el altar, jura por el altar y por lo que se pone sobre él. Y el que jura por Templo, jura por él y por Dios que habita en el templo. Y el que jura por el Cielo, jura por el trono de Dios y por el que está sentado en él. ¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y Fariseos hipócritas!. Ustedes pagan el diezmo de todo sin olvidar la menta, el anís y el comino, y en cambio no cumplen lo más importante de la Ley: la Justicia, la Misericordia y la Fe. Estas son las cosas que debieron observar sin descuidar las otras. ¡Guías ciegos!. Cuelan un mosquito pero se tragan un camello”. ¿Mmm?, repito esto: “la Justicia, la Misericordia y la Fe” , y si ustedes creen ser los buenos pastores que dan la vida por sus ovejas, bueno pero antes cuídense de no entrar dentro de algunas de estas consideraciones que estoy haciendo. “¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos hipócritas!. Ustedes limpian por fuera copas y platos, y por dentro están llenos de envidia y avaricia. ¡Fariseo ciego!. Limpia primero el interior del vaso y después se limpiará también el exterior. ¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos hipócritas!. Pues ustedes son semejantes a sepulcros bien pintados que tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y de toda clase de podredumbre. Ustedes también aparecen exteriormente como hombres religiosos pero en su interior están llenos de hipocresía y de maldad. ¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos hipócritas!. Ustedes construyen sepulcros para los profetas y adornar los monumentos de los hombres santos. Ustedes dicen: si nosotros hubiéramos vivido en tiempos de nuestros antepasados, no habríamos consentido que mataran a los profetas”.
Sí, en esto Yo quiero decir, ustedes no han consentido que mataran a las profetas pero a lo largo de la historia han consentido que aquellos que también pueden llamarse profetas y santos, que después elevaron a los altares, primero prácticamente los alienaron, quisieron destruirlos, quisieron hacer con ellos todo lo peor, pero se olvidaron que cuando Yo doy la fuerza para caminar nadie puede detener.
Y sigue, fíjense en estas mismas palabras: “ustedes son hijos de los que mataron a los profetas. ¡Terminen pues de hacer lo que sus padres comenzaron!. ¡Serpientes, raza de víboras!, ¿cómo lograrán escapar a la condenación del infierno?. Desde ahora, les voy a enviar profetas, sabios y maestros, pero ustedes los degollarán y crucificarán y a otros los azotarán en la Sinagogas o los perseguirán de una ciudad a otra”. O no hacen esto acaso, o no han hecho a través del tiempo esto, ¿no les parece que ya es suficiente?. “De este modo caerá sobre ustedes toda la sangre inocente que ha sido derramada en la Tierra, desde la sangre del santo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, al que mataron ante el altar, dentro del Templo. En verdad les digo: que todo esto recaerá sobre la actual generación. ¡Jerusalén, Jerusalén, tu matas a los profetas y apedreas a los que Dios te manda!. ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina recoge a los pollitos bajo las alas, y tú no lo has querido!. Por eso se quedarán ustedes con su casa vacía. Porque ya no me volverán a ver, ya no me volverán a ver hasta el tiempo en que digan: ¡bendito sea el que viene en nombre del Señor!” .
Tengo necesidad de acentuar algunas cosas: “¡ay de ustedes, guías ciegos!. ¡Ay de ustedes maestros de la Ley y fariseos hipócritas!. Ustedes son semejantes a sepulcros bien pintados que tienen buena apariencia, pero por dentro están lleno de huesos y de toda clase de podredumbre. Ustedes también aparecen exteriormente como hombres religiosos, pero en su interior están llenos de hipocresía y de maldad. También esto: ustedes construyen sepulcros para los profetas y adornan los monumentos de los hombres santos. Ustedes dicen: si nosotros hubiéramos vivido en tiempos de nuestros antepasados, no habríamos consentido que mataran a los profetas” .
Claro en tiempos pasados si hubieran vivido, pero tal vez en los tiempos presentes ustedes consienten que maten a los profetas con toda clase de palabras, con toda clase de injurias, usando y abusando de vuestra autoridad. “Ustedes son hijos de los que mataron a los profetas. ¡Terminen pues de hacer lo que sus padres comenzaron!” .
Parece que eso les hace bien, cuántos dicen hacer las cosas en nombre de Dios. “¡serpientes, raza de víboras!, ¿cómo lograrán escapar a la condenación del infierno?. Desde ahora, les voy a enviar profetas, sabios y maestros, pero ustedes los degollarán y crucificarán y a otros los azotarán en la Sinagogas o los perseguirán de una ciudad a otra” . Esto es muy cierto Mis queridos, como se nota que en ustedes no sopla el Espíritu Santo, el Espíritu Comunicador ¿mmm?, como se nota que ignoran a la Tercer Persona de la Santísima Trinidad.
Cuánta pena tengo en Mi alma tener que decir estas cosas, sobre todo porque ustedes creen que proceden bien, pero “caerá sobre ustedes toda la sangre inocente que ha sido derramada en la Tierra” , recaerá toda la sangre inocente, porque hay miles de formas distintas de matar a los hombres, miles de formas distintas y lo peor de todo Mis queridos es que lo hacen en nombre del Señor.
Pues bien, si estas palabras no quiere oírlas esta generación será la otra, la otra o la otra, pero no habrá nadie en ningún rincón de la Tierra que no diga: el Señor se mostró fiel a lo que siempre dijo y a lo que siempre quiso. “¡Jerusalén, Jerusalén, tu matas a los profetas y apedreas a los que Dios te manda!. ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina recoge a sus pollitos bajo las alas, y tú no has querido!. Por eso se quedarán ustedes con su casa vacía” .
Ustedes siempre tienen temor que aparezcan falsos profetas, siempre tienen tanto temor, como si no tuvieran capacidad para discernir, como si no supieran que el Espíritu Santo puede decirles con claridad todas las cosas.
No importa qué generación escuche estas palabras, lo importante es que Yo las dije y las seguiré diciendo. Si quieren terminen pues de hacer lo que sus padres comenzaron con los profetas, parece que en todos los lugares del mundo hay especialistas en matar a los profetas. Yo sé que es muy grave lo que estoy diciendo, pero no es menos grave vuestra forma de comportarse y vuestra forma de no escuchar Mi palabra.
“¡Jerusalén, Jerusalén, tu matas a los profetas y apedreas a los que Dios te manda!” , bueno, terminen por hacer lo que sus padres comenzaron, parece que para algunos esa es la vocación, pero cómo pueden ser tan ciegos, cómo pueden ser tan ciegos.
Ahora, partan siempre de la base que Mi Misericordia alcanza para todo y para ustedes también, aunque tengan mil formas diferentes de matar a los profetas, pero ¿por qué no entran ustedes y dejan entrar a los que quieren entrar?, ¿mmm?, ¿por qué no entran ustedes ni dejan entrar a los que quieren entrar?. “¡Ay de ustedes, guías ciegos!. Ustedes dicen: que si alguno jura por el altar, no queda obligado, pero el que jura por las ofrendas que hay sobre el altar, queda obligado. ¡Ciegos!. ¿Qué vale más, lo que se ofrece o el altar que hace santa la ofrenda?. ¡Guías ciegos!. Siempre, siempre cuelan a un mosquito pero se tragan un camello, siempre cuelan mosquitos pero se tragan camellos.
Hoy creo que es suficiente y ya les digo: tal vez en alguna oportunidad, mañana o no sé cuando puedo volver sobre el particular, pero…, vuestra forma de ser y de pensar creerán que estas palabras han sido preparadas por otros para que Yo las diga, nada de eso es cierto, porque cuando cierren los ojos, llegará ese momento y tal vez para muchos más pronto de lo que creen, cuando cierren los ojos y los abran delante de Mí verán que Yo soy el que les está hablando, el Hijo de Dios y Dios mismo, el que vino a la Tierra para que nada se pierda, para que todo se salve. Por eso decía recién que Mi Misericordia alcanza para todo, pero no sean obstáculos para que Mi palabra llegue a todos los hombres, no sean obstáculos, porque Yo seguiré enviándoles profetas, sabios y maestros y aunque ustedes los degüellen y crucifiquen, por cada profeta, sabio o maestro que ustedes destruyan, porque hay muchas formas de destruir no solamente con la muerte, repito, por cada profeta, sabio y maestro que ustedes destruyan, multiplicaré cada muerte por mil, para que Mi voz por fin pueda oírse.
Como un Padre les he hablado a todos y todas las palabras que les dije, ni bien cierren los ojos y los abran delante de Mí, verán que todo esto que les digo es cierto. Ya sé que esto puede atemorizar, incluso hasta quien presta su voz para que Yo lo diga y atemorizar mucho, pero alguien tiene que hacerlo, alguien tiene que hacerlo y Yo les digo: un año, diez, cien, doscientos, trescientos o más, pero estas palabras llegarán a los hombres, dichosos de ustedes si pueden llegar cuando aún tengan vida en la Tierra, dichosos de ustedes.
Porque los amo tiernamente aunque me den tantos disgustos y problemas, y saben muy bien que la sangre derramada en la cruz y que sigo derramando es para todos, sin ninguna distinción.
Todo el que quiere oír que oiga, el que tiene ojos para ver que vea y el que tiene el auxilio constante del Espíritu Santo será muy feliz al comprobar que todo lo que estoy diciendo es cierto, para mayor Gloria de Dios y mayor felicidad de los hombres.
Amén.
Mensaje del 06 de Diciembre de 2003 (2º)
Ahora, entonces cuando ustedes tienen entre ustedes a alguien que dice o me nombra, en este caso lo que estamos haciendo Mi Madre y Yo aquí junto a todos los Santos, etc., y por supuesto sabiendo que si hablo en este tiempo tengo que usar palabras de este tiempo y no cosas que alguien le puede gustar dicha de otra forma.