Mensaje del 26 de Noviembre de 2003

Habla Artemio:

26 de Noviembre, vísperas de Nuestra Señora, Inmaculada Concepción de la Medalla Milagrosa.

Dice Jesús:

Felices ustedes, porque pueden ver y oír lo que tal vez en este momento millones de hombres quisieran poder hacerlo.

Yo se los digo pero si no se los dijera es igual, porque ustedes saben que están respirando el aire que Yo respiro y no solamente Yo sino todos los Santos que están presentes y también los Ángeles.

Y como dice la palabra hoy: todo lo que ustedes puedan hacer es importante pero lo es más que vuestros nombres estén escritos en el Cielo.

Me gustó mucho todo lo que se dijo hoy porque hacía referencia de alguna forma aquello de que: “el Señor ocultó las cosas a los sabios y las reveló a los pequeños”. Y bien lo saben ustedes que si no son como niños no entrarán en el Reino, o se demorará vuestra entrada hasta que sean como niños, y ¿cómo es un niño?, un niño es humilde, simple, genuino, sincero, directo, no aparece sino que es.

Es cierto que…, es cierto que en la perfección de las pequeñas cosas puede uno perfeccionar las cosas más grandes, que es una forma de decir: convertirse en las pequeñas cosas, hace posible que uno vaya avanzando sobre las grandes, claro habría que establecer también en que se entiende por grande y por pequeña, porque cuando los hombres miden casi siempre se equivocan, me refiero a que las formas de medir del Señor son distintas, porque hace esto referencia a lo que decías antes, que uno conoce siempre las intenciones.

Se han dado cuenta con qué naturalidad ustedes toman las cosas que Yo les digo porque hay en ustedes una apertura para entender, para entender sobre todo con el corazón, porque todo lo que se razona es tan precario, es tan incompleto, es tan defectuoso que muy pocos sirven para las cosas espirituales.

(Se hace una pausa)… cuando estoy en silencio es porque estoy diciendo cosas en privado.

Dice Nuestra Señora:

Que bueno lo del comienzo, cuando dijiste que todo podía resumirse en: “tanto amó Dios al hombre, que envía a su propio Hijo a la muerte, a pagar las deudas de todos y redimirlos”, y ese Hijo, el Espíritu Santo lo engendró en Mi pecho, por eso en el Magnificat digo: “me llamarán bienaventurada todas las generaciones”.

Yo le asigno mucha importancia a la festividad de la Inmaculada Concepción de la Medalla Milagrosa y me siento muy bien que vos tengas en tu bolsillo izquierdo dos, una tuya y otra que quedó de tu hermana, ella amaba esa medalla, pero también se llevó una porque vos la pusiste, que buena costumbre es que cada ser humano tenga sobre su cuerpo una imagen de la Inmaculada Concepción de la Medalla Milagrosa.

Es fácil entender que Yo no estoy allí sino que Yo represento estar allí con ese dibujo que tiene la Medalla.

Yo les pido a ustedes que tengan la buena costumbre de llevar sobre vuestro cuerpo siempre una Medalla Milagrosa y que por supuesto, tengan conciencia de que la están llevando ¿no?, de cualquier forma llévenla sobre vuestro cuerpo, no se aparten nunca de ella. Eso significa que nunca se apartan de Mí, representada en una simple medalla.

Les amo profundamente, les amo con todo Mi corazón, tomen conciencia de esto, porque significa que son Mis hijos y como pueden sentirse si la Madre de Dios les está amando entrañablemente.

Amén.