Mensaje del 22 de Octubre de 2003

Habla Artemio:

Hoy es como 22 de Octubre de 2003.

Dice Jesús:

Es cierto, “Yo soy el camino, la verdad y la vida, quien me sigue a Mí no anda en tinieblas”.

Yo soy la Luz sí, pero necesito que lleven de esa Luz hacia los cuatro puntos cardinales, porque si ustedes se sienten bien con Mi Luz, entonces buenísimo es que participen de ella a los demás. Y no es cuestión de decir muchas palabras ni pocas, hay que dejar que el Espíritu Santo hable por uno y Él nunca va a ser indiscreto en decir demás ni quedado en decir de menos, hay que ponerse siempre a disposición del Señor para que Él, a través de cada uno de ustedes, lleve la palabra a todos los lugares donde es necesario.

Y esto ¿con qué derecho se hace?, por supuesto que hay que respetar siempre la libertad de todos pero si ustedes han descubierto el amor Mis queridos, Yo creo que tienen que estar alegres, tienen que mostrarse realmente con todo lo que tienen dentro del corazón ¿mmm?, entonces Yo no entiendo si un cristiano es tal ¿no?, que no contagie adonde vaya sus estados, un cristiano cuando va a un lugar debe ser motivo de alegría, ¿y si no es posible la alegría?, por lo menos una paz muy grande. Son ustedes capaces de entrar a cualquier lugar y al salir esperar que alguien diga: cuánta paz dejó este ser humano ¿mmm? y entonces empieza toda una cadena de descubrimientos de la Divinidad.

Es cierto que hay que conocer para después amar, pero tantas veces puede que se siga el camino contrario ¿mmm?, amar mucho para después conocer. No hay reglas para todo esto, lo que si hay o debe haber, debe ser un corazón generoso y abierto para dar no lo que a uno le sobra sino lo que los otros necesitan. Si se encuentran con un enfermo, ustedes dirán: pero este hombre necesita la salud, y bueno Mis queridos, sean todo lo amable que puedan, sean todo lo amoroso que puedan y rueguen al Padre del Cielo que le de a ese hombre la salud que necesita.
Entonces Mis queridos, sí podemos hablar de muy buenos instrumentos, no les digo siempre que necesito vuestras manos, vuestra boca, vuestra mente, vuestro corazón, vuestras piernas, todo ustedes ¿mmm?. Estas cosas están dentro de Mi Misericordia para poder ser entendidas, ¿qué significa esto?, significa que si vuestra forma de darse a Mi Mamá y a Mí es realmente genuina, auténtica, total ¿no?, entonces muy simplemente Yo puedo y lo hago, utilizar vuestra presencia, vayan donde vayan, para Santificar todo lo que ustedes miren, hagan y hasta el aire que respiran puede ser un motivo o un medio para llevar Mi palabra a los demás.

¿Cómo es esto, dirán?, y sí, si solamente vamos a confiar en llegar a tal lugar y ponernos a hablar y decir para llevar la palabra, esa es una forma pero pequeñita al lado de montones de formas para llevar la palabra.

Yo no quiero ventilar cosas pero les digo por ejemplo: esta mañana alguien fue hasta una ciudad, entonces…, el no lo iba a decir pero lo digo Yo, en un momento determinado miró hacia atrás y vio que a ambos lados de la calle había como todo un brillo y un resplandor, si no miraba para atrás no se hubiera dado cuenta, pero la disponibilidad de esa persona hizo que Yo le utilizara y entonces por donde pasaba dejaba todo un sin fin de bendiciones y protecciones para todos.

Repito, si no hubiera mirado para atrás no se hubiera visto nada pero se vio, así actúa la Providencia con los demás, porque Mi Misericordia es tan grande que tiene una especial complacencia en llegar a todos los hombres, siempre y cuando haya alguien de por medio que esté disponible para ayudarme en Mi obra.

Que sencillo que es todo vieron, simplemente hacer todas las cosas diariamente con la perfección que corresponde, no hace falta ir a lejanas tierras para ser un gran misionero, no, desde el asiento de tu casa, o sobre un vehículo, o donde estés o en tu lugar de trabajo, cada uno puede ser un gran misionero, siempre y cuando se ofrezca para ello, se ofrezca al Señor, se ofrezca a Mí y después Mi Madre y Yo le utilizaremos como dije para hacer.

Mis queridos, lo menos que puedo esperar de ustedes que estando en contacto conmigo, me vean o no me vean, pero aunque no me vean me oyen, o perciben que estoy, entonces lo menos que puedo esperar de ustedes es una fe adulta, no una fe mágica o ingenua sino una fe adulta, esa fe tan, de tanta confianza en el Señor que como decimos corrientemente: pueden tener los que quieren milagros hasta en la punta de sus dedos.

No exagero, esa es realmente la vida del cristiano, la entrega total, completa, confiada, como un salto al vacío, con la seguridad que alguien pondrá su mano para que no se golpee.

Todo esto espero de ustedes Mis queridos y mucho más, no les obligo porque nunca pido más de lo que cada uno puede dar pero han percibido que en vuestros pulmones entró el mismo aire que Yo estoy respirando y el mismo aire que respiran todos los Santos que están acá dentro y Mi Mamá, ¿o qué creen, que están respirando qué ustedes?, el mismo aire que respiro Yo y todos los que están presentes. Eso debe ser como un fuego interior que los arda para siempre, como esos tanques de gasolina que cuando se prenden fuego no hay quien pueda apagarlos, porque arden hasta que se termina, eso quiero de ustedes.

Amén.