Mensaje del 07 de Octubre de 2003

Habla Artemio:

Hoy es 07 de Octubre de 2003.

Dice Jesús:

Cuantas expectativas que hay respecto al Cielo, que promete abundante líquido, de cualquier forma den gracias al Señor porque hace llover sobre justos e injustos, sobre Santos y pecadores.

Siempre ocurre lo mismo, porque Yo nunca estoy apurado en cuanto a que las personas enderecen su vida, algunos lo hacen rápidamente, otros no tanto y algunos no necesitan enderezarla. Si vamos a ver en esto hay pedidos de todos los gustos, pero no olviden que todo está sujeto a leyes naturales, más allá de eso por supuesto, está la Divina Providencia para todo.

Yo oía esta tarde hablar en la pantalla, veo y oigo hablar a los hombres y en general se nota claramente que los hombres no tienen Misericordia para con los otros hombres, la mayoría es intolerante, la mayoría no deja pasar nada de los demás, mientras que Mi Misericordia es esa fuerza enorme aún no descubierta por los hombres, que trae a la Tierra un sentido distinto de cómo considerar la vida, las cosas, las plantas y los animales y a veces uno ve con pena que alguien que no está tal vez tan informado de todo esto sin embargo tiene una actitud Misericordiosa con todo. Es cuestión de tiempo también y también es cuestión de formación y como decimos siempre, a la gente en la vida le va de una manera y hay circunstancias y problemas en la vida que marcan para siempre, pero a una edad determinada el ser humano tiene que reflexionar sobre todo y sobre su pasado para dar una respuesta conveniente y no bajo la luz de los resentimientos, de la formación o de la broncas viejas.

Por eso, cada día que sale el sol el hombre tiene que renovar su pensamiento y decir: si ayer se pensó de una forma por qué hoy no podría modificarse esa forma de pensar, ¿y cuándo tiene que ocurrir esto?, siempre midiendo con ese parámetro: “un mandamiento nuevo les doy, que se amen unos a otros como Yo los he amado”, pues bien eso es un parámetro, una medida, entonces la forma que tiene el hombre de medir es en base a eso ¿o en base a qué?.

Pues bien, todos los días cuando sale el sol cada uno tiene que llevar a su corazón la inquietud: hoy ¿qué?, no cuánto me odiabas, o me querías, o me sentía mal ayer, sino cuánto puedo amar hoy. Esto no es ninguna novedad, vos toda la vida lo enseñaste, pero muchas veces también se repite eso, pero en la práctica no es tan simple, es decir no se lleva tan fácilmente a la práctica esto: no cuánto me odiabas ayer sino cuánto podemos amarnos hoy.

Cada día es como un desafío al hombre para vivir de acuerdo a lo que va descubriendo, que el Espíritu Santo le dice en su conciencia, por eso a veces uno encuentra gente que dice: hoy no hice nada en todo el día, pero si ese hombre fue dócil para escuchar el Espíritu Santo hablando en su conciencia hizo un montón, hizo una enormidad.

Pensar en todas estas cosas, pensar largamente y también pensar hasta qué punto es necesario que los esquemas del pasado, del ayer, no estén interfiriendo en mis acciones de hoy, por supuesto que hay ciertos patrones que nadie puede modificar pero sí puede actualizar, sí puede darlos a conocer con otras palabras, con otras actitudes, con otros gestos, y claro es una larga lucha por hacer prevalecer ciertas cosas que a algunos les parece natural, pero a otros no. El que salga de nosotros cada palabra con todo el amor que corresponde no es algo que preocupe a la mayoría, pero ustedes prueben y me van a decir hasta qué punto hasta los primeros beneficiados son los que dicen eso ¿eh?.

“Un mandamiento nuevo les di: que se amen unos a otros como Yo los he amado”, es así tan simple, pero la simplicidad a la que me refiero es muy abarcativa, dejando afuera todo lo que no sea humildad, sencillez, amabilidad, deseo de servir, deseo de congraciarse con todo el mundo, la paz, el amor, por supuesto el amor sustentándolo todo, entonces en la medida en que uno va dejando entrar dentro de sí esas virtudes, o actitudes, o formas o como quieran llamarle, que les estoy diciendo todo cambia, todo cambia y ya sé que no lo van a hacer por eso pero los primeros beneficiados son los que sienten esto.

Pónganse a pensar como es la noche, pónganse a pensar cómo es la noche de alguien que ama, y la noche de alguien que odia o si no odia algo parecido al odio, pónganse a pensar y me van a decir, me van a decir cuánta maravilla hay en aquél que ama, ¿cuánto hay que amar?, no sé, cada uno da su propia respuesta, esa respuesta puede ir creciendo, pero lo fundamental es que cada uno de su propia respuesta.

Y para terminar tengo aquí presente a estos dos hijos Míos, cuya Santidad hace que Yo los mire con un tremendo amor, desde siempre lo hago, no solo hoy, porque ellos siempre tuvieron una actitud de amor, de respeto, de total entrega y toda esa entrega, pero no de un día o dos, sino de siempre Yo lo valoro con una profundidad muy grande y aunque pasen las horas sin que se oiga nada pero los Ángeles en el Cielo, los Santos y todos los que participan de la Bienaventuranza Eterna se regocijan y cantan alabanzas al Señor cuando ven personas así.

No se olviden nunca Mis queridos una cosa, la Santidad conmueve a todos, conviene a los que están cerca, conmueve, y también los Cielos, no se olviden nunca de eso.

Cuando a lo largo del día las tareas son largas y pesadas, y parece que no hay tantas alegrías, acuérdense de lo que Yo les dije: los Ángeles en el Cielo y todos los que participan de la Bienaventuranza Eterna cantan himnos de alabanza al Creador cuando las personas son así como los que Yo tengo adelante, créanme, son las palabras de Mi Mamá, Mías y de todo este Cielo maravilloso que algún día gozarán eternamente.

Amén.