Mensaje del 02 de Octubre de 2003

Habla Artemio:

Hoy es 02 de Octubre de 2003.

Aquí con nosotros está Jesús, su Madre la Virgen, Santa Teresita, Santa Faustina la de la Misericordia ¿la ubican?, después está el Padre Gabriel Guillén, Emiliano Tardiff el que murió en San Antonio de Arredondo, después está el Cardenal Pironio, está la Madre Teresa de Calcuta, la Madre Teresa está contentísima porque por Internet hoy empezaron a aparecer todos los Mensajes de ella, son como cuatrocientas hojas y ella pidió que antes de su Beatificación en este mes aparecieran sus Mensajes. Además está…, hay unos cuantos familiares de los que están aquí pero no sé quienes son, el Padre Pío, San Benito de Abad, San Benito de Nursia, el Protector de todas las cosas malas, Santa Teresa de Jesús es decir la del 15 de Octubre, Santa Teresa de Ávila, Francisco de Asís, Francisco Javier, Francisco de Paula, San Martín de Porres, San Alberto Hurtado, el Patrono de Chile, mi mamá, mi hermana, mis hermanos, otros familiares míos, San Alberto Hurtado, el Beato Juan XXIII, bueno y unos cuántos más, Doña Lucía…, te escuchamos Señor.

Dice Jesús:

“Yo soy el camino, la verdad y la vida, quien me sigue no anda en tinieblas”.

Quiero manifestarles a todos los presentes que los amo profundamente y me ocuparé de todas sus necesidades y no olviden, vayan donde vayan, de decirles a las personas: yo estuve en un lugar donde respiré el mismo aire que respira Jesús, el Hijo de Dios y Dios mismo y también el Señor me ha dicho que me ama.

Bienaventurados, es decir felices aquellos que han entendido que la humildad es la madre de todas las virtudes, así como el orgullo es el padre de todos los vicios. Felices aquellos que han descubierto en Mi Mamá a su madre, para tenerla siempre de guía y para que siempre los esté quemando con la llama de amor que sale de su Inmaculado Corazón. Felices los que pueden estar siempre pensando que Mi Mamá los cubre con su manto y los quema con la llama que sale de su Inmaculado Corazón. Felices aquellos que son simples y toman estas palabras asi simples y chiquitas, porque tienen tanta grandeza como todo el universo.

Bienaventurados aquellos que entienden las cosas esenciales, pero las cosas esenciales hay que entenderlas con el corazón, no razonándolas, pobre de aquél que razona porque se pierde casi todo o todo, porque las cosas del Señor no pueden ser razonadas, tienen que ser creídas. Bienaventurados todos los mansos porque ellos poseerán la Tierra; bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán artos; bienaventurados aquellos que creen que Yo estoy en esta mecedora sentado, trayendo Mensajes no solo para ustedes sino para toda la humanidad. Bienaventurados, porque cuando lleguen a la casa del Padre Yo los recibiré para decirles: entren a gozar por toda una eternidad de este lugar maravilloso; bienaventurados todos ustedes, porque colman Mis expectativas y me hacen feliz.

Gracias por estar aquí presente, por decirme sí con vuestra presencia.

Les amo tiernamente.

Amén.