Mensaje del 13 de Agosto de 2003

Habla Artemio:

Segunda parte del Mensaje del 13 de Agosto de 2003…

Cuando el Señor…, queda en silencio me está diciendo cosas en forma particular, no cosas para mi sino para alguna consulta, alguna cosa ¿eh?, así que no es que no tenga ganas de hablar o esté perdiendo tiempo, sino que hay ciertas cosas que tienen que decirse en forma privada no en forma pública, salvo que el interesado lo quiera decir en forma pública, bien.

Dice Jesús:

Yo en el Mensaje de hoy les di unas cuantas normas a tener en cuenta sobre todo en vuestras relaciones, entre sí y conmigo. Ahora, Mi Mamá lo hizo ayer también, pero esto no, no se agota nunca, porque todos los días puede aparecer la necesidad de dar alguna orientación, si cada día que pasa el sol le dice a todas las cosas: “háganse de nuevo”, es lógico que hay también en esto una invitación para que en el hombre todos los días las cosas empiecen a hacerse de nuevo.

Como dije en otras oportunidades y vos lo enseñaste así también: no cuanto me odiabas ayer sino cuanto podemos amarnos hoy, el ayer ya no es, el mañana tampoco y lo que tenemos en este momento delante es el tiempo que va pasando, que tenemos delante nuestro y hay que vivir aprovechando.

No hace falta que Yo les diga por ejemplo: tienen al Hijo de Dios y Dios mismo aquí delante, tienen a todos los Santos, los Ángeles, los Arcángeles, todo, todo ¿mmm?, bueno entonces, hay que hacer un esfuercito para subir un escalón o dos escalones y llegar ¿no es cierto?, a expresar con las palabras que ustedes tienen qué problemas les ocurren, qué cosas les pasan, si están alegres, si están tristes. Y además si bien es cierto que Yo proveo todas las cosas pero a Mí me gusta que ustedes siempre me pidan y me pidan mucho, para descontar siempre hay tiempo ¿no es cierto? y además sabemos que no todas las cosas pueden venir al mismo momento porque…, hay tiempos para todo, pero es obvio, no hace falta aclararles, están respirando el mismo aire que Yo respiro, el mismo aire que respira Mi Mamá y todos los Santos, entonces tienen que tener una fe tan profunda como para decir: caramba, si yo estoy respirando el aire de mi Dios y mi Señor y de la bellísima Madre y de todos los Santos, entonces quiere decir que yo tengo que estar Santificado, tienen que pasarse mis dolores, mis angustias, mis problemas; ustedes dirán: ¿todo?, y depende, hay ciertas enfermedades o formas que a veces pasan en las personas, que si bien Yo no la provoco pero sí las utilizo para llevar adelante con ustedes una obra maravillosa.

Entonces, que todas estas cosas queden claras, muy claras, no, tampoco piensen demasiado como para creer: cómo debo estar yo de limpio, de impecable, para estar delante de los ojos del Señor, fíjense que Yo a Santa Faustina le digo en un momento: que mientras más podredumbre haya en el ser, con más satisfacción Yo lo recibo, porque quien es la Misericordia está deseando continuamente de dar forma a esa Misericordia en los hombres.

Entonces…, el problema no está en que limpieza o pulcritud puede haber en el alma de cada uno, noo, los sanos no necesitan de Mí pero los enfermos sí, entonces piensen en Mí siempre ¿mmm?, como enfermo, porque de algo siempre el hombre padece, el solo hecho de estar en el mundo, en un mundo tan difícil y conflictivo, ya resulta difícil, pero si siguen Mis consejos ya podrán vislumbrar en esta vida claramente, pero muy claramente, esa vida que será para ustedes eterna ¿mmm?.

A veces piensen que estoy hablando para todos los hombres ¿no?, a veces, por supuesto a veces no siempre. El ser humano está como un poco atolondrado respecto a como debe hacer las cosas y muchas veces está tironeado por una idea o la otra, pero esos problemas que a veces son muy conflictivos, tienen que ofrecérmelo todos Mis queridos, porque para eso soy vuestro Padre y para llevar adelante con ustedes la obra de Misericordia, que tanto encargué a Santa Faustina y después te encargo a vos para que se lo trasmitas a todos los hombres del mundo.

Yo sé Mis queridos que no es fácil esta convivencia, porque Yo no estoy este momento solamente con Artemio sino a veces a lo largo de todo el día; ahora…, Yo quería decirles que…, todo lo que hagan por Mí o todo aquello que ustedes ofrecen, me ofrecen ¿mmm?, háganlo de una manera de no complicarse, de no complicar las cosas, lo que necesito, necesito, lo que no necesito no necesito. Pero el hombre tiene que presentarme siempre todo, ¿por qué?, porque muchas veces creen que algunas cosas son malas porque interpretan Mis palabras en un sentido que no lo tiene, entonces no cometan el error de pedirme aquello que tal vez crea que está dentro de los reglamentos de la ley, ¡no!, ustedes de acuerdo a vuestro real sentido y pensar, pídanme las cosas, pídanmelas.

Tantas veces Mi Madre y Yo, en otros lados y aquí nos aparecimos y dejamos muy bien claro que hay tantas gracias del Señor para darle a los hombres, pero los hombres no me lo piden; ustedes dirán: pero entonces quiere decir que Jesús no interesa porque no le piden. Bueno, no sé si les interesa o no, pero la cuestión fundamental es que todo tiene que ser tomado en base a lo que Yo considero que es bueno ¿mmm?.

Entonces ustedes pídanme cualquier cosa, que esos que me piden pasarán por el tamiz de Mi Misericordia y les concederé en forma inmediata o no tan inmediata ¿mmm? lo que quieren, pero para eso tienen que darle una mano al tiempo y también otra mano a vuestra superación personal que está latente, hasta en los escritos más simples. Por ahí puede que alguno piense: Jesús quiere, tal vez que uno haga un Jesús demasiado personal, Yo digo que ese peligro no existe, porque como cada ser es único, inédito, e irrepetible, cada uno enfoca las cosas desde un ángulo, como hay patrones comunes por supuesto, pero siempre dentro de algún ángulo especial, siempre, siempre, por eso el hombre como persona es única.

Y alguien que ustedes quieren de vuestra tierra dijo: de estas cosas y otras muchas medité en mis soledades, no, en todo caso no piensen que el Señor está solo pero, tengo tanta Misericordia para derramar, pero tanta que les digo a ustedes: no desaprovechen ni un instante de vuestra vida, en tantas cosas a lo mejor que son vacilantes, cambiantes, etc. ¿no?, además tienen que entender que si están dentro de estas Revelaciones ¿mmm? entonces todo tiene que adquirir esa dimensión ¿eh?.

No quiero demorarlos demasiado, noo, solamente agradecerles una vez más vuestra presencia, ustedes saben muy bien que los amo y los amo mucho, amo a todos los hombres, pero todos los hombres no me aman a Mí, ¿y cómo lo nota, dirán ustedes?, y por todo lo que hacen en su vida, no justamente aquellos que están en un sitio donde todavía nunca les llegó la palabras sino los otros ¿eh?.

Acuérdense de esto, como despedida de esta noche: nunca el hombre llega a saber, nunca, hasta qué punto Yo lo tengo en la palma de Mi mano, como si fuera un pequeño ser al que puedo darle todo Mi amor y toda Mi enseñanza, es cuestión de pedírmelo y empezar.

Los amo.

Amén.