Mensaje del 24 de Julio de 2003

Habla Artemio:

Bueno, hoy es 24, ¿che que Santo es hoy?, no lo alcanzo a ver..., bueno pero 24, pero claro San Francisco Solano.

Bueno, ahora se puede empezar a grabar ¿eh?, perdón a anotar, antes eran comentarios nada más, bueno Señor hoy ya hablamos varias veces, ahora si que vamos a hablar lo vamos a grabar, entonces tenés la palabra Señor.

Dice Jesús:

Me gusta todo lo que te mandó a hacer Mi Mamá, eso de pintar y pintar y pintar y pintar, y todo lo que te manda a hacer me gusta y está bien hecho y ya Mi Mamá le va a dar ubicación a todo.

Vamos a pedir hoy por todos estos santos varones que dirigen el Episcopado argentino, esta Diócesis, la Diócesis donde fueron estudiados los Mensajes, vamos a pedir por todos ellos ¿eh?, le vamos a pedir al Padre que les haga ver con claridad todas las cosas y sobre todo me parece que hay algo muy importante acá que tener en cuenta, uno puede ir a la estación de trenes, sacar el boleto y subir al tren y uno puede ir a la estación de trenes, mirar la oficina que venden boletos, mirar el tren que viene y quedarse en la estación, diciendo: qué lástima, podría haber tomado el tren.

Es decir…, uno observa que el tren viene avanzando por las vías y uno tiene la certeza de que el tren llegará y pasará, ahora depende de uno si quiere viajar o no, el subirse al tren o quedarse en la estación. Todo el tren es una invitación a viajar y es una pena a veces que con tanta invitación junta uno no viaje, pero hay personas que a veces le tienen un poco de miedo al tren, como le tienen miedo a otros transportes también; es decir, son personas que están dentro de un estado de inmovilidad, que nunca se mueven para ningún lado.

Y Yo me estoy refiriendo al tren tren, pero también me estoy refiriendo al tren de la vida, es cierto que hay muchas oportunidades de subirse al tren, pero mientras antes uno se suba antes llegará a destino, es decir al lugar donde quiere ir, ahora muchas veces algunos suben al tren sin saber adonde van a ir a parar, pero ya subir es una gran cosa, el problema es cuando uno tiene una actitud tímida, por no decir otra mala palabra y deja que el tren pase hoy, pase mañana, pase pasado y se queda en su casa lamentándose, diciendo: qué lástima, si hubiera tomado el tren ya estaría viendo tantas cosas en otros lugares, tendría noción de tantas cosas hermosas.

Pero Mis queridos, para los seres humanos no solamente una vez sino varias veces en el día pasa el tren por su camino, dichoso aquél que se sube, porque aunque arriesgue pero incluso el que arriesga sabe a que atenerse, quien no arriesga ni sabe a qué atenerse ni pasa nada. Yo creo que soy muy claro con todo esto ¿mmm?, demasiado claro.

¿Saben una cosa ustedes?, valga para ustedes y para todos los hombres del mundo, no me gusta la gente que se queda en el andén mirando pasar los trenes y no se sube a ninguno, porque en el fondo va a lamentar siempre las oportunidades que tuvo y tuvo de subirse y no lo hizo.

La vida Mis queridos, es siempre algo donde uno corre muchos riesgos y los riesgos son como la sal de la vida, piensen ustedes que si uno no se arriesga no puede abordar a un semejante para saber qué es lo que le pasa y en consecuencia no tiene oportunidad de ayudarle. El que no arriesga es como el que enterró el dinero que le había dado por temor a perderlo y fue rechazado cuando volvió el patrón y le dijo o le dio entender que le parecía bien ser prudente pero no llevar la prudencia hasta la estupidez; los dos primeros arriesgaron y ganaron y el tercero no arriesgó y no solamente que no ganó sino que perdió y perdió un montón.

Claro, toda esta parábola, es decir todas estas comparaciones que Yo estoy diciendo, tienen más valor para ustedes porque viven de una conversación y vienen de leer dos Salmos hermosos, pero las cosas del Señor es fácil saber a que uno se refiere. Cada día al levantarse el ser humano corre el albur de hacer de ese día un día valioso o hacer de ese día una porquería, depende de cómo lo enfrente; algunos a veces dicen… (se interrumpe la grabación) …, algunos a veces dicen: noo, yo tengo miedo, no sea cosa que me quede fuera del Reino, seguramente eso no fue lo que pasó con Santa Teresa de Jesús, ni fue lo que pasó con San Juan Bosco, ni fue lo que pasó con Teresita de Lissieux.

El hombre, y cuando digo hombre digo mujer, niño, anciano, todo ¿no?, tiene cada día ante sí la posibilidad de apostar todo, como dicen ustedes en la pampa: poner toda la carne sobre el asador, ahora es la única forma de hacer posible un gran almuerzo; y alguno dirá: ¿y si no vienen los invitados?, pero por qué no dice: ¿y si vienen los invitados?, ¿qué les doy de comer?. Yo siempre prefiero aquél quien pone todo sobre el asador y confía en aquellos que vendrán a saborear lo que se cocinó, y sino observen Mi vida y sino observen lo que hizo Mi Papá conmigo ¿mmm?.

Hay que ser valiente en la vida, en todo, los timoratos, los pusilánimes, los miedosos, los excesivamente prudentes, nadie los recuerda, pero todo aquél que arriesga, aunque a veces puede que no le vaya tan bien pero deja una huella y tendría que ser vocación del hombre, dejar alguna huella de su propia vida, como un tema que ustedes entonan cuando dicen: y así he vivido sin claudicar, a veces bien, a veces mal, pero acuérdense siempre que lo fundamental es el riesgo, es el salto al vacío, es el confiar, es tener esperanza, es soñar, incluso hasta con cosas totalmente imposibles, los otros, los pusilánimes no hacen que avance el mundo pero los que se arriesgan sí, sino observen Mi vida, ¿quieren más prueba que ello?. Ustedes dirán: pero como terminaste Señor, clavado en un madero, y Yo les digo: pero por ese madero Yo los salvé a todos.

Yo creo que el grano de trigo no tiene que pensar en su muerte si piensa en la espiga hermosa que va a dar la planta que él origina, cuando el granito pensó en conservarse limbito es cuando no pasa nada, pero cuando arriesga la tierra negra y oscura, después vemos con gozo la espiga que originó llena de granos.

Vieron que nuestro tema de hoy fue como una conversación de entre casa, pero ustedes saben muy bien que a veces las conversaciones de entre casa son más importantes que los grandes discursos, porque las conversaciones de entre casa casi siempre se dicen verdades mucho más grandes que en los grandes discursos.

Es una pena que estos Mensajes no estén al día siguiente de aparecidos o de dichos que no lo tenga la gente, te voy a instrumentar algo para que al día siguiente la gente pueda leerlos, en todo caso podrían ser un poco más cortos, pero las cosas que Yo digo no tienen desperdicio entonces largos o cortas están siempre bien y Yo pienso que quien toma las cosas en serio se da cuenta que todo tema al ser tratado tiene que tener un principio, un medio y un fin, con dos o tres palabras mucho no se puede decir, salvo que uno quiera decir mucho con dos o tres palabras, así de simple.

Gracias por ser como son, gracias por no quedarse en el anden, gracias por saltar al vacío si es necesario, gracias porque cuánto se hace dando el ejemplo y gracias por escucharme Mis queridos, porque Mis palabras son el camino, la verdad y la vida.

Amén.