Mensaje del 11 de Junio de 2003

Dice Jesús:

Bienaventurados todos aquellos que sufren injusticias, porque el Señor los tiene en cuenta y los bendice muy especialmente; bienaventurados o felices aquellos que están en la buena senda y no tienen por qué preocuparse en el futuro, porque del futuro me ocupo Yo.

Todo lo realizado en el día de ayer ha sido especialmente bien realizado, las cosas que se han encargado así debieron hacerse, por supuesto que en el día de hoy también, no te preocupes nunca otra cosa que dejar que Mi voz fluya en tu conciencia y que todas las cosas que digas o hagas siempre estén dictadas por Mí, de esa manera, los hombres pueden avanzar con tranquilidad por la vida, porque saben de antemano que si Yo estoy con los hombres, los hombres no tienen nada que temer, absolutamente nada. Si a veces se nos cruza, piensen ustedes: el temor por el medio del corazón es porque tal vez no hayamos hecho un acto de entrega muy grande al Señor.

Por eso, les aconsejo a ustedes y también les aconsejo para que ustedes aconsejen a los demás a entregar todo sus dolores, sus problemas, sus preocupaciones, sus alegrías y sus tristezas, sus momentos de felicidad y sus momentos de no tanta felicidad, pero que cada uno sepa que cuando Yo estoy de su parte, nada ni nadie puede hacerles ningún daño, quien maneja esas cosas soy Yo, pase lo que pase, ocurra lo que ocurra. ¿Y por qué todo esto?, por una razón muy simple, porque cuando el hombre se mueve dentro de los modelos que Yo le presento nada tiene que temer, al contrario, tiene que dar gracias porque sabe que siempre va a llegar a un buen puerto, siempre, siempre.

Es una buena costumbre que todos los días, como hiciste antes, ofrezcan todos su ser, su cuerpo, su alma, y todas sus aspiraciones y sus proyectos y sus dolores, que lo ofrezcan a Mi Corazón y al Corazón Inmaculado de Mi Madre, de esa forma Yo voy a sanar el día. Es decir, esté empezando o esté terminando, voy a sanar todo ese día, voy a pasar sanando cada una de las cosas, voy a preocuparme especialmente por todo aquellos que son Mis hijos, y por los que no lo son también. Nunca teman, el hombre que teme es porque no está ligado a Mí, el que está ligado a Mí nunca teme a nada.

No hace falta que les diga que: soy el camino, la verdad y la vida y quien camina a la Luz Mía siempre está por la buena senda y siempre llega a buen puerto. El problema del hombre es caminar bajo la Luz de otras cosas malas, porque tarde o temprano, tarde o temprano existe una ley de la compensación y necesariamente aquellos que vivieron haciendo el mal tendrán que arrepentirse y aquellos que vivieron haciendo el bien se alegrarán para siempre, esto es una verdad insoslayable. Es decir hay necesidad de creer firmemente en Mí, por supuesto en la Trinidad, creer en Mi, en el Padre y en el Espíritu Santo para que todas las cosas se den, salgan, se realicen de acuerdo a la voluntad de Dios.

Les amo profundamente, les quiero con todo Mi corazón y además piensen que estoy muy feliz de tenerlos como hijos y poder habitar en vuestros corazones, para mayor Gloria de Dios y mayor felicidad de ustedes.

Amén.