Mensaje del 14 de Mayo de 2003

Habla Artemio:

Continúa el mensaje de la otra oración…

Y tengo que decírselos a ustedes también, ¿quién tiene Jesús sentados en sus brazos?, al Nico... y está quietito.

Dice Jesús:

Así es todo ¿eh?, esta noche, en muy poquito tiempo, se dieron aquí adentro montones de situaciones diferentes y montones de cosas diferentes, pero en el fondo algo o mucho está vigente, que lo único que puede salvar el hombre es el amor, lo único. Ustedes dirán: ¿por qué vengo con esta criatura en los brazos?, no hace falta que les diga, es obvio ¿no?

Tal vez alguno piense que esta noche se hicieron pocos cantos, no se hablo tanto de la palabra y cada uno entró en la situación, es decir cada uno participó de la vida del otro. Claro, una cosa es leer la palabra y otra cosa es vivir la palabra, ustedes con todo lo que hablaron y con todo lo que dijeron han vivido la palabra. Ustedes dirán: somos muy poquitos, sin embargo para la Economía Divina ustedes son millones y sin que ustedes me lo pidan, todas las gracias que se desprenden de esto, las voy a aplicar por todo por supuesto como siempre, pero por este país.

Ustedes comentaron de dos pérdidas, nunca más digan pérdidas, más vale hablen de un nuevo nacimiento o un renacimiento, porque eso es lo que ocurre y que Yo sepa cuando hay un nacimiento todo el mundo se alegra, hasta la misma madre que tiene que sufrir los dolores del parto, que son terribles, sin embargo cuando siente que su hijo llora porque ha nacido, todos los dolores desaparecen y no solamente que desaparecen sino que después reinciden en otros hijos; cualquiera diría: después de una experiencia así ya no, pero… es tanta la alegría del nacimiento o el renacimiento, que ya la madre no se acuerda de los dolores.

Vivir de otra forma Mis queridos es vivir con sabiduría, ¿qué sabiduría?, la esencial, esa sabiduría que quien no la tiene, su vida es un infierno en la Tierra, pero quien de alguna forma participa de esa sabiduría, poco o mucho, entonces siente sus días justificados.

Tu hermana me acerca la tarjeta, que imprimieron para su nacimiento y ¿cómo empieza?: si me amas no me llores, si me amas no me llores. Entonces, todas las gracias y milagros de esta noche, porque pídanme lo que quieran que se los concedo..., todo se aplica para lo que ustedes quieren, necesitan y para esta Nación, que aunque les parezca lo contrario o pueden sospechar lo contrario… está marcado esto con la bendición del Celoso Custodio de Mi Mensaje, a lo mejor les resulta a ustedes muy simple y pueril decirlo, para Mí no. Por sí alguien no entendió bien, quién regirá los destinos de esta Nación... antes de decidirse todo, tuvo la bendición de quién es el Celoso Custodio de Mi Mensaje.

El tiempo, gran sabio, les irá diciendo que esto que estoy Yo ahora hablando, se hará realidad. Además Mis queridos tengan en cuenta una cosa, los que vienen de lejos y los que vienen de cerca, vuestra contribución a que Mi Misericordia se derrame con tanta abundancia, ustedes con vuestra disponibilidad me lo están pidiendo y si en la conversación que tuvieron antes se hablaba de que en lo divino todo se vive de otra forma, ténganlo presente en esto.

Bastó simplemente la expresión del ciego de Jericó: "Jesús, ten compasión de mí", pero como ese pedido le salió tan de su corazón, que el ciego de nacimiento vio en forma inmediata. Que esto sirva para comparar como se maneja la Providencia, como se maneja el Señor de la Misericordia; ¿podría haber en vuestros ojos, en vuestros labios, en vuestro corazón un poco de tristeza?, no, no condice la tristeza con todo lo que les estoy diciendo.

Los cielos y la Tierra celebran vuestra disponibilidad, ya sé que el resto lo hago Yo, pero Mis queridos, la disponibilidad la ponen ustedes, eso les indica cuánto los amo y cuánto los necesito para transformar el mundo.

Amén.