Mensaje del 06 de Mayo de 2003
Habla Artemio:
Señor Jesús, vos querés que a través de un tema, un canto se haga la sanación de todos. Por eso Señor te pedimos por nosotros, por todas nuestras necesidades, por todo; te pedimos por nuestras familias, nuestros parientes, amigos, enemigos, bienhechores, malhechores; te pedimos por todos Señor, por todos, no dejamos Señor a nadie fuera de nuestras peticiones y Yo Señor cumpliendo tu mandato de ser Celoso Custodio de tu Mensaje, tengo que pedirte por todos los hombres de los cinco continentes, sin distinción de raza, de credo, sin distinción de ninguna naturaleza, sobre todo Señor por todos los que están al margen de aquellos derechos esenciales que tiene el hombre como persona humana.
Es decir Señor, todo el mundo declama respetar al hombre en su dignidad esencial de persona, pero Señor la mayoría trabaja para su propio beneficio sin acordarse del hermano, cercano o lejano. Por supuesto que hay montones de excepciones Señor, pero el mundo sería tan diferente Señor si hubiesen entendido tu Mensaje y si tus palabras realmente hubieran llegado a nuestro corazón.
Por eso: el Maestro de Galilea va pasando ya, el Maestro de Galilea va pasando ya, el Maestro de Galilea va pasando ya, el Maestro de Galilea va pasando ya, déjalo que te toque, déjalo que te toque, déjalo que te toque y recibe su bendición, déjalo que te toque, déjalo que te toque, déjalo que te toque y recibe su bendición. El Maestro de Galilea va sanando ya, el Maestro de Galilea va sanando ya, el Maestro de Galilea va sanando ya, el Maestro de Galilea va sanando ya, déjalo que te sane, déjalo que te sane, déjalo que te sane y recibe su bendición, déjalo que te sane, déjalo que te sane, déjalo que te sane y recibe su bendición.
Si Señor, queremos que vos nos bendigas, nos cuides, nos protejas y nos libres a nosotros y a todos los que amamos y a todos los hombres, los libres de la opresión, de la posesión, de la obsesión y de la infección demoníaca Señor. Libera Señor, libera a todos del maligno y que todos puedan peregrinar a la Jerusalén Celestial con un ánimo encendido en fervor, todos los días Señor, a cada momento, peregrinando Señor realmente, teniendo conciencia de que venimos de vos Señor y no estaremos totalmente en paz y felices hasta que no estemos delante tuyo.
Por eso Señor libéranos de todo mal y lo decimos: el Maestro de Galilea liberando está, el Maestro de Galilea liberando está, el Maestro de Galilea liberando está, el Maestro de Galilea liberando está, déjalo que libere, déjalo que libere, déjalo que libere y recibe su bendición, déjalo que libere, déjalo que libere, déjalo que libere y recibe su bendición.
Si Señor, necesitamos Señor que envíes sobre nosotros todo el fuego de tu corazón, de tu corazón Misericordioso y también necesitamos el fuego que sale del Inmaculado Corazón de tu Madre, envía Señor sobre nosotros el fuego de tu amor, para que realmente te querramos Señor, te amemos con toda la fuerza que vos mereces que te amen.
Por eso: el Maestro de Galilea fuego mandará, el Maestro de Galilea fuego mandará, el Maestro de Galilea fuego mandará, el Maestro de Galilea fuego mandará, déjalo que te queme, déjalo que te queme, déjalo que te queme y recibe su bendición, déjalo que te queme, déjalo que te queme, déjalo que te queme y recibe su bendición.
Si Señor, nosotros somos simples criaturas precarios, sedientos de todo lo que sea tuyo Señor, nuestros pasos por el mundo hacia la Jerusalén Celestial, a veces son más ligeros, otras veces más lentos Señor, es por nuestras cargas Señor, por las cargas que tenemos sobre nuestras espaldas, que normalmente no son nuestras Señor, sino que son las penas, las angustias y todo lo que sufren nuestros hermanos Señor, esa es nuestra carga pesada Señor. Nuestros problemas pasan a un nivel tan pequeño y nuestra precariedad se nota tan poco, pero sí se nota Señor el peso inmenso de los hombres que sufren Señor, todo tipo de cosas, desde hambre, enfermedades, guerras, la pérdida de sus cosas, de sus casas, también de sus familiares y todos miran hacia vos Señor y se preguntan: ¿por qué?, no para decir nada en contra tuyo sino para encontrar un poquito de explicación Señor, un poquitito nada más de explicación a todo el dolor que nos rodea.
Es cierto Señor que quien me escucha puede parecer que exagero, es posible, pero Señor hay algo Señor que es fundamental nosotros no hacemos otra cosa que seguir ese mandamiento nuevo que nos diste: "ámense unos a otros como Yo los he amado"… (se dio vuelta la cinta) … tuyo Señor cuesta y uno lentamente hace como nace el grano de trigo cuando cae a la tierra, lentamente uno se va desintegrando Señor, porque es la única forma para que pueda nacer de él una planta y multiplicarse en cientos de granos. Señor, nuestro paso por la Tierra hacia la Jerusalén Celestial es eso, es la desintegración de ese grano en la tierra para que produzca mucho fruto, porque vivir con vos Señor y para vos es vivir en el mundo de las paradojas, es decir que para ganar la vida hay que perderla, si el grano no cae en tierra y muere no nace la planta. Por eso, Señor que danos valentía, danos esperanza, danos fuerza, llénanos de todas las virtudes necesarias para peregrinar honestamente hacia la Jerusalén Celestial.
Señor sin tu fuerza nuestra fuerza se termina; Señor sin tu aliento nuestro aliento desfallece; Señor sin tu Luz nuestra lámpara es tan pequeñita Señor y siempre amenazada por el viento que quiere apagarla Señor, si no tenemos tú lámpara Señor, la nuestra es tan pequeña y tan posible de que se apague Señor. Danos Señor la fuerza necesaria para continuar este peregrinaje, pero no solamente a nosotros Señor sino a todos los hombres, porque no tiene sentido de pensar que a lo mejor uno puede salvarse solo Señor, no Señor, tenemos que salvarnos todos, vos lo decís muy claro Señor en el Evangelio de San Juan: "viniste a la Tierra para que nada se pierda Señor, nada se pierda". En consecuencia, toda nuestra perspectiva debe girar ciento ochenta grados cuando oímos esas palabras: "he venido a la Tierra para que nada se pierda".
Entonces Señor eso hace que mis ojos por fuera y por dentro Señor, vean con claridad meridiana que en cada ser que pasa a mi lado o en cada ser que pasa por mi mente, en cada persona que habita en cualquier lugar de la Tierra ¿verdad?, esa persona me está doliendo también, porque me duele la humanidad de ese ser Señor, le pase lo que le pase, le suceda lo que suceda Señor, de cada uno de ellos y de cada causa personal yo la incorporo a mi propia causa, porque si es mi hermano Señor, nada me debe hacer retroceder para que asuma todo, incluso a veces hasta las cosas más inverosímiles y hasta las cosas que incluso pueden..., incluso pueden escandalizar al mundo Señor. Pero vos nos dijiste: "ámense unos a otros como Yo los he amado", en consecuencia Señor, tenemos que hacernos amigos para que nos reciban, no ir a restregar sobre su rostro lo que parece que son nuestras verdades sino presentarnos nosotros con nuestro pobre ser para que nuestro ser les diga hacia donde estamos caminando, qué queremos, hacia donde vamos, pero que nuestra presencia Señor diga eso, no nuestras palabras.
Y así nos encuentra Señor esta tarde, casi cuando ya el sol se ha ocultado totalmente, cuando según vos: "las aves del campo tienen sus nidos, las bestias sus madrigueras y vos no tenés dónde reclinar la cabeza". Señor, si nuestros corazones sirve Señor, si es propicio, si es conveniente puedes usarlos Señor para reclinar tu cabeza, pero no solamente hoy Señor sino todos los días a que alcance nuestra vida Señor, porque sabiendo que si vos estás en nuestro corazón Señor, cada día, cada hora, cada minuto renacemos Señor como decían antiguamente: como el ave fénix que renace de sus cenizas; es decir, no hay tal ceniza Señor sino que hay una apariencia de cenizas, pero la fuerza de tu fuerza está siempre vigente en nosotros y entonces podemos tener algún momento con la cabeza baja y pensando que ya se nos terminan las fuerzas porque somos humanos, pero inmediatamente vos injertas en nosotros, como una sabia nueva, que nos hace sentir como si estuviéramos en el mejor día y en el mejor momento de nuestra vida, si alguien lo necesita.
Si Señor, así es todo Señor y si de nuestros corazones a veces surge alguna palabra que puede ser desesperada, o puede ser impulsiva, o puede ser compulsiva también, vos entendes porque también tenés mitad de tu naturaleza que es humana, entendes que todas las cosas que pasan en este valle de lágrimas… nos duele, nos duele Señor, porque en cada hombre yo comprometo mi propia humanidad, esté donde esté, viva donde viva, haga lo que haga, no importa, pero mientras yo no entienda que en cada hombre estoy comprometiendo mi propia humanidad, he avanzado muy poco y nada.
Entonces Señor ¿mmm?, a veces podemos llorar como vos delante de la tumba de Lázaro e incluso sabiendo que lo ibas a resucitar ¿mmm?, nos puede pasar Señor también que seamos suaves y benignos como cuando decimos: "Bienaventurados los mansos porque ellos poseerán la tierra", y también Señor reconocemos tu humanidad, cuando en nosotros surgen fuerzas inesperadas y hasta temeridad, en el sentido de que si hay necesidad de echar a los mercaderes del Templo también tenemos que hacerlo.
Es decir Señor, no podemos dejar de lado, así como vos no la dejaste nunca nuestra propia naturaleza, en consecuencia Señor si somos creaturas tuyas, tenemos que pensar que vos pusiste en nosotros todos tus proyectos, pusiste todos tus ideales y todas tus esperanzas. Entonces tendremos que mirar nuestra alma, nuestro cuerpo y el lugar donde transitamos, situados en un lugar y fechados en un tiempo, tenemos que pensar que esta naturaleza que tenemos, vos la creaste Señor y vos no hacés cualquier cosa, vos nos has creado para que demos testimonios en este mundo de aquello que vos injertaste en nuestro ser al crearnos. Es decir, solamente la vida merece ser vivida cuando uno entra dentro del mundo de las paradojas, es decir tomando conciencia todos los días y a cada instante que para ganar la vida hay que perderla Señor, es así de simple.
Ya sé que nos duele cuando como un grano nos estamos pudriendo en la tierra, pero con un dejo de nostalgia nada más porque sabiendo que después aparecerá una planta firme y una espiga llena de granos y que lo único posible para que eso ocurriera era que el grano muriese y se hiciera tierra y entonces de allí salió la vida para multiplicarla, mientras no entendamos esto Señor creo que no entendimos nada. Pero Señor así como vos ibas de un lado a otro, a veces cuando te perseguían, o cuando te maltrataban, a veces también uno cuida demasiado su cuerpo y su alma, porque como vos también te pasó a todos nos gusta seguir viviendo; ¿por qué?, ¿por que no hicimos la suficiente cantidad de cosas aún?, sí, es posible, pero es posible también que nos duela tener algún día que partir y ver que aún quedan tantos sin que los demás le dispensen cariño, le pongan la mano sobre el hombro, le miren con afecto, le alcancen un pedazo de pan; eso Señor nos duele pero tendríamos que saber también que si tu Misericordia alcanza para todo, nunca deberíamos considerarnos indispensables, por lo tanto tiene que realizarse en nosotros la muerte del grano para que germina la planta y de el ciento por uno.
Y ya termino Señor porque vos estás aquí escuchándome lo que yo te digo y cuando vos estás aquí uno se vuelve torpe Señor en las palabras y no encuentra cuál es el término adecuado para expresarse correctamente delante de vos Señor.
Dice Jesús:
"Yo soy la Luz del mundo, quien me sigue no anda en tinieblas", así como leyeron en la palabra de Juan.
Pero no solo Yo soy Luz del mundo, ustedes también Mis queridos, será cuestión de tamaño, será cuestión de distancia para la mirada humana, pero para Mi mirada la Luz de ustedes puede llegar muy lejos, muy lejos, no importa si nos embarcan hacia lejanas tierras, no importa si tal vez han pasado una tarde sentados haciendo vuestras tareas, lo importante Mis queridos, es la intención que pongan y el apelar a Mi Misericordia para que todo aquello que ustedes quisieran hacer y no está a vuestro alcance hacerlo, Yo lo haga y lo haga con toda Mi Misericordia. Más aún Mis queridos les digo, desde que ustedes están reunidos en este lugar, dirán que poquitos somos pero aunque les parezca algo extraño la Luz de ustedes ha llegado hasta los confines de la Tierra, porque así funciona la Economía Divina.
Sí es cierto que viene uno y hace diez, pero viene otro y pone más amor que él, todo el amor posible, hacen cientos y cientos y miles y miles y millones y millones, así se maneja la Economía Divina.
Por eso Mis queridos, en esta tarde que ya murió, les diría para que continúen peregrinando en paz, les diría, les digo: bienaventurados, porque con vuestras oraciones, con vuestras palabras, con vuestras palabras, con vuestra presencia, con todo vuestro ser han llegado muy lejos, porque son seres que están disponibles y los que están disponibles, tanto Mi Madre como Yo, o toda la Trinidad utiliza esa disponibilidad para llevarla muy lejos. Esto no lo puede contabilizar el hombre pero sí el Señor puede contabilizarlo y el día de mañana cuando termine vuestra peregrinación hacia la Jerusalén Celestial y miren todo desde la perspectiva divina, se van a dar cuenta y se sentirán muy contentos y felices cuando vean que en esa peregrinación van dejando una estela luminosa que se reproduce en cientos de miles de estelas, para llevar a todos la palabra de lo cual ustedes están convencidos.
¿Acaso no me dicen que construyeron vuestra casa sobre la roca? ¿mmm?, bueno, cada una de las cosas que dicen Mis queridos a Mi no se me escapan, Yo las tengo en cuenta a todas, totalmente, todas. Vuelvo a decirles: bienaventurados, porque han entendido lo esencial; bienaventurados, porque vuestras noches y vuestros días tienen una paz y un sosiego que no es fácil tener.
Por eso que les sirva esto Mis queridos: bienaventurados, porque están a Mi lado y Yo estoy al lado de ustedes, siempre, siempre.
Amén.
Mensaje del 06 de Mayo de 2003 (2º)
Sí es cierto que viene uno y hace diez, pero viene otro y pone más amor que él, todo el amor posible, hacen cientos y cientos y miles y miles y millones y millones, así se maneja la Economía Divina.