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Mensaje del 10 de Abril de 2003

Traten de ir como calcando vuestra vida en Mi vida, en la vida de Mi Madre, la Virgen, en la vida de San José, Mi papá, y se van a sentir bien.

Mensaje del 10 de Abril de 2003

Habla Artemio:

Hoy es 10 de Abril de 2003.

Señor Jesús… aquí estamos reunidos para escuchar tu mensaje, el que desde hace tantos años vos, tu Madre y los Santos venís a darnos.

Y el tema que nos preocupó hoy Señor, es el tema de los que se van antes de uno y por más que digamos pero en el fondo nunca nos resignamos del todo a perder aquello que amamos. Entonces la vida se vuelve un poco triste en algunos ocasiones, porque uno recuerda tantos momentos que pasó con los seres queridos, parecería que a veces no hay consuelo, pero si uno piensa un momento llega a la conclusión de que hay que seguir viviendo, porque nosotros no somos dueños de nuestra vida, vos Señor sos el dueño, porque vos nos creaste, sos nuestro Padre, entonces parecería que si uno no se ocupa de su propia persona te está ofendiendo a vos Señor, y si, pero una cosa es decir y otra cosa es la vida diaria.

Esta mañana nomás conversando con una persona me dijo: mire, han florecidos las lilas y me acordé de usted; porque yo le había dicho que cuando niño, tenía diez años, mi mamá tenía por lo menos veinte o más plantas de lilas, de más de un metro y medio de alto y florecían durante mucho tiempo, las lilas normalmente duran un mes y medio florecidas, es decir va floreciendo y cayendo y tienen un perfume muy especial, entonces yo dije: sí, me acuerdo, pero en el fondo qué es lo que me acuerdo, el sentir un perfume de la niñez. Entonces en ese momento uno vuelve a ser pequeño, piensa en todos aquellos que a uno le rodeaban, todos eran muy jóvenes, todos avanzaban por la vida con un montón de proyectos, había penas también pero cuántas veces uno o bien busca los colores de la niñez, o los perfumes de la niñez, o las situaciones de la niñez, no porque uno tema envejecer, sino lo que ocurre es que uno quisiera volver a vivir aquellos momentos cuando… bueno la familia estaba completa, no faltaba nadie, aunque había a lo mejor dolores y problemas, pero los domingos u otros días las mesas se hacían largas, llenas de… no solamente de familiares sino de parientes cercanos y de gente que trabajaba con uno.

Y uno llega a la conclusión que la vida es una cadena de recuerdos, ahora hasta allí no es problema, está muy bien, recordar cosas que pasaron y fueron lindas, el problema está cuando esos recuerdos que uno tiene le hacen daño, entonces ya no es tan saludable tener recuerdos, porque a uno le van minando la salud. Entonces lo que corresponde es sí acordarse, revivir los lindos momentos, y sobre todo acordarse de las cosas lindas que pasaron y en ese momento que uno las recuerda… vuelve otra vez a vivir, pero siempre y cuando que esto no sea una forma de ponernos tristes porque nosotros somos dueños de nuestra vida, en apariencia, pero ni siquiera de nuestra vida, entonces es necesario razonar y decir: a mi se me dio esta vida y yo tengo que llevarla adelante lo mejor posible, no me puedo dar el lujo de desperdiciar los días, lamentándome de las cosas malas que pasaron, tengo que buscar entre tantas cosas todas aquellas buenas y sobre eso ir edificando, sobre eso ir edificando, y si uno mira hacia atrás Señor se da cuenta que sin querer comparar pero hay otros que lo pasan peor que uno.

Ocurre Señor que normalmente uno enumera o cuenta las cosas que les falta pero no cuenta las cosas que tiene, cuando yo recibo cartas de personas ciegas… bueno me entra una alegría tan grande, el pensar que puedo ver, mientras que esas personas ciegas no y no pueden valerse por sus propios medios, tienen que depender siempre de los demás. Claro eso hace que entonces uno termine por ir sumando todo aquello que en la vida fue lindo y también las cosas que uno tiene, los días que uno tiene que pasar sobre la Tierra todavía, alegrarse con el sol o con la lluvia, alegrarse por… y pensando Señor que vos sos nuestro Padre y que también tenemos una Madre, la Virgen, que nos aman mucho y que… tanto nos aman, que nos amaron desde siempre y nos amarán para siempre.

Entonces en ese juego diario de las cosas que van bien, que no van bien, que van regular, que… pero en el fondo Señor, tantas veces uno tiene más de lo que necesita. Además hay una cosa que es importante Señor, si nosotros tuviéramos la idea que la vida termina y todo se acabó, entonces la idea de la muerte se vuelve fea, horrible, pero uno sabe y está convencido que existe otra vida y es mucho mas hermosa que ésta. Aquí tenemos que ganarnos el pan de las más diversas formas, tenemos que estar cuidando siempre qué comemos y qué no comemos, cuánto dormimos y si no dormimos, tenemos que estar cuidándonos de todos los que nos rodean porque a veces pueden que nos traicionen. Pero Señor como uno te tiene a vos y tiene a tu Mamá y además sabe que por toda una eternidad vamos a gozar para siempre… no solamente de la presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, sino también vamos a gozar de todos aquellos que partieron antes. ¿A quién no le gustaría mantener para siempre a los seres queridos?, pero tiene que aceptar uno que algunos parten antes, otros después, pero que todos siguen por el camino hacia el mismo lugar.

En este momento que nosotros estamos haciendo esta oración, tantísimas personas están llorando a sus familiares muertos en la guerra, los hijos tal vez lloran a su madre, las madres a sus hijos, las mujeres a sus esposos, los esposos a sus mujeres, quedará por allí alguna viejita que ya no le queda más ningún familiar porque todos los destruyó la bomba que cayó y lo peor es que llegó la noche y no hay ni siquiera un pequeño pedazo de pan duro, nada.

Entonces debe ser terrible la vida de estar solo en el mundo, ser viejo ya, no tener qué comer y tampoco tener parientes que le acerquen un poco de comida y agua; y uno piensa en esos niños que se quedaron por ahí en algún lugar donde hay escombros y no tiene a nadie y llora a sus padres muertos y a sus abuelos y a todos, y tiene que conformarse con acurrucarse en una esquina para no tener frío y pasar la noche, ¿cómo será la noche de ese niño?, ¿cómo será?, terrible simplemente.

Y si nos ponemos a pensar en otras escenas de la guerra, tendríamos montones de motivos para amargarnos la vida, pero vos Señor nos llamas a seguir adelante, no podemos detenernos, como vos decís siempre: “cuando uno puso las manos en el arado, que ya no mire hacia atrás, porque quien mira hacia atrás puede arrepentirse de haber empezado a roturar la tierra” y hay que seguir, seguir, a veces no hay fuerzas, entonces Señor uno te dice: dame fuerzas Señor para continuar; a veces uno está desganado, no tiene pero absolutamente ningún deseo de hacer nada y entonces vos podés darnos una mano para poder continuar. Es que no nos queda otra Señor, no nos queda otra, de mirar hacia adelante teniendo en nuestro corazón todo el amor de aquellos que nos amaron y nosotros amamos, pensando que esta vida que nos diste debemos conservarla y cada día hacerla mejor, porque quien primero se perjudica con la tristeza y el dolor es uno mismo, siempre nos parece que nuestro dolor es el mas grande, es cierto, para nosotros es grande, pero a veces no siempre miramos a nuestro alrededor y vemos que las cosas son peores.

Por eso Señor en este tarde, que nuestra oración sea un pedido grande, enorme, de que tanto el manto de tu Mamá como el manto tuyo, nos cubra totalmente y nos llene de esa tibieza que solamente puede dar el manto de tu Mamá y tu propio manto, entonces ahí nos sentiremos nuevamente chiquitos y nos parece que todo aquello que perdimos lo tenemos, claro que lo tenemos, en otra dimensión pero lo tenemos y uno piensa entonces en los abuelos, en los padres y se acuerda de los momentos lindos que uno vivió con ellos y uno sonríe como queriendo decir: qué hermoso es tener esto entre manos, qué hermoso. Es decir el deber cumplido, el haber amado a los que correspondía que amáramos, el poder estar tranquilos que si esta noche llegara para nosotros tú llamado Señor, nos encuentre de alguna manera alegres, porque supimos ubicarnos en el mundo y en todo supimos resignarnos y seguir viviendo.

¡Dios mío!, gracias por la vida, gracias Señor porque uno puede ver, puede gustar, puede oler, puede oír. Gracias Señor porque uno puede pensar con lucidez, gracias porque de una u otra forma uno tiene salud, puede caminar, moverse, ir, venir. ¡Qué hermoso Señor! Uno tiene las manos para hacer cosas y el deseo de hacerlas, uno tiene los ojos y tiene ganas de mirar el mundo, las cosas, las demás personas. Gracias Señor porque nos parece que nos falta mucho pero lo que pasa es no contamos todo lo que tenemos, no queremos hacer grandes comparaciones Señor pero a veces uno tiene que hacerlas y pensar que es posible que aquél que no esté tan lejos de mi, tenga una vida peor que la mía y gracias Señor porque nos das la posibilidad de comprender que hay que seguir adelante a pesar de todo, hay que tragar amargo y sonreír. Gracias Señor porque siempre nos haces saborear cosas nuevas, nos das alegrías nuevas y así el corazón se va llenando de todo lo que necesita para ser más o menos feliz.

Y ya interrumpo Señor este diálogo porque quiero que vos digas tu mensaje Señor.

Dice Jesús:

“Yo soy el camino, la verdad y la vida, quien me sigue a Mi no anda en tinieblas; quien deja que Yo encienda la lámpara dentro de su casa siempre tendrá luz, pero no solo la luz para alumbrar sino la Luz, aquella que alumbra la conciencia para sentirnos de alguna manera bien”.

Tantas veces me pongo a pensar que… en todo lo que habrá sufrido Mi Madre, porque Mi Mamá sabía que Yo a los treinta y tres años, más o menos, me iba a pasar todo lo que me pasó, quiere decir que mientras me estaba criando ya sabía y debe ser terrible para una madre. Sin embargo Mi Mamá fue fuerte, Mi Mamá no derramó tantas lágrimas para que Yo no la viera triste, Mi Mamá, la Virgen Santa, fue un ejemplo de mujer porque mientras me veía colgado en la cruz… (se dio vuelta la cinta) … para que Yo no estuviera más triste de lo que estaba.

Por eso tomen el ejemplo de Mi Mamá, que siempre supo ubicarse de acuerdo al momento, de acuerdo a todas las cosas que iban pasando, cuando veía eso ya no estaba más Mi papá José, ya era un recuerdo José, y recién cuando decías de acordarse de los dolores, de las cosas de la niñez, cuántas veces Yo también lo hice y sobre todo me acordaba de ese perfume a incienso que venía del campo, del pasto seco del desierto o bien el olor de la madera recién cepillada y pensaba en Mi papá José, que no sonreía mucho porque él también sabía todo lo que me iba a pasar, pero lo aceptaba gustoso, porque él sabía que si Yo moría muerte de cruz pagaría las deudas de todos los hombres y abriría las puertas del paraíso para todos.

Por eso Mis queridos, cuando están alegres piensen en Mí, en Mi Madre, en Mi padre, en todos; cuando estén tristes también; cuando están eufóricos por supuesto; cuando están caídos cómo no van a pensar también en Mi Mamá, en Mi papá y en Mí. Traten de ir como calcando vuestra vida en Mi vida, en la vida de Mi Madre, la Virgen, en la vida de San José, Mi papá, y se van a sentir bien. Cuando quiere tomarles a ustedes ese desgarro interior por algo, tómense de la mano de Mi Mamá y díganme a Mí: “Jesús ten compasión de mi”, y Yo derramaré sobre todos toda Mi Misericordia, todo Mi amor, todo Mi complacencia y les daré el aliento suficiente para seguir adelante.

No nos queda otra Mis queridos, la vida en la Tierra no es tan sencilla y más de una vez tenemos los ojos de lágrimas mojadas, pero hay que poner fuerza y seguir adelante peregrinando hacia la Jerusalén celestial, es decir caminando hacia ese lugar que llaman cielo, donde todos, todos podrán reunirse, estar en paz, no pensar en ningún tipo de necesidades y alabar al Padre eternamente. Qué hermoso, ahí estaremos todos juntos, pero no por un día o dos sino por toda una eternidad. ¿Qué quiere decir la eternidad?, quiere decir siempre. Ahora los hombres miden los días de veinticuatro horas, las horas de sesenta minutos, los minutos de sesenta segundos y días y meses y años, pero después no, ya no se acordarán más del tiempo, porque van a estar tan bien y felices todos juntos, que ya nada les va a preocupar y todos cantaremos siempre las alabanzas a la Trinidad.

Escúchenme Mis queridos, Yo quiero que Mis palabras sean el aliento para todos, Yo quiero que Mis manos sean las manos de las cuáles ustedes se toman para seguir por el camino, lo mismo que las manos de Mi Mamá y van a ver que la vida se vuelve fácil, se vuelve linda y las tristezas son menos.

Háganme caso, entiendan que Yo los amo mucho, lo mismo que el Padre y el Espíritu Santo y lo mismo que Mi Mamá, y eso es mucho decir porque saben que si Yo los amo, los voy a tener siempre en Mi corazón por toda una eternidad.

Amén.

Fundación Jesús de la Misericordia y Corazón Inmaculado de María  |  Aprobada por Res. 139 A - Gob.de Córdoba – Sec. De Justicia – Dir.de Ins.de Pers.Jur.  |  Dirección: 9 de Julio 1162  |  Teléfono: 03537 – 431197 - 2553  |  Justiniano Posse – (Cba.)

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