Mensaje del 27 de Marzo de 2002

Dice Jesús:

"Yo soy el camino, la verdad y la vida. Quien me sigue a Mi no anda en tinieblas".

Me gustó todo lo que se habló sobre la Fe. Y también me gustó aquello que hay que acercarme en todas las personas.

No vine por los sanos, vine por los enfermos. Los sanos no necesitan médicos, los enfermos sí.

Pero hay que hacerse otra pregunta ¿Quien no está enfermo? Es evidente que algunos muchos más que otros.

Una forma de enfermedad es pensar en todas las dolencias físicas que hay sobre la tierra, la mayoría de ellas provocada por dolencias psíquicas.

Y por supuesto después todas las dolencias producidas por aquellos que no comen lo suficiente. Ustedes saben que la mitad de los hombres que habitan la tierra no han podido desarrollarse plenamente, su mente por supuesto, porque su madre durante el embarazo no tuvo la cantidad suficiente de proteínas.

Y pasan desapercibidos dentro de los grupos humanos, pero su mente no se ha podido desarrollar como debiera y esos seres tienen y tuvieron derechos como tienen todos.

Entonces tal vez sea lo fundamental a veces dejar un poco nuestra vida cómoda y trabajar por aquellos que nada tienen, nada pueden, nada saben, tampoco nada quieren.

Pero no hace falta partir hacia lejanas tierras, desde tu casa, desde tu humilde cuartito, con tus oraciones podés redimir el mundo.

Cuanto me gustaría que un razonamiento sobre la fe, como se hizo esta noche aquí, se hiciera desde los púlpitos, para que tantas personas que a veces se sienten disminuidas se sintieran bien. Porque Mis queridos hay una verdad que aquí es fundamental, Mi voluntad es que los hombres sean felices, si no pueden serlo es porque otros hombres no los dejan.

Entonces, en la medida en que puedes arrancar una sonrisa de los labios de alguien, en la medida en que puedas hacer eso, ya has hecho un montón.

Todos deben convencerse de algo, que la balanza debe inclinarse siempre por los desprovistos, los marginados, aquellos que no tienen consideración de nadie.

Tres cuartas partes de la población del mundo esta noche se acostó con hambre ¿y?, ¿ que dirán los poderosos de la tierra?, ¿cómo será su sueño?, ya sé que no es fácil remediar las cosas y cambiar el desorden pero algún día van a tener que empezar, van a tener que empezar.

Dice Nuestra Madre:

¿Has visto que tengo dos canastas repletas de piedras preciosas?.

Es que se acordaron tan bien de Mi que traje todos estos regalos para ustedes, un canasto es para repartir entre todos los presentes y el otro te lo voy a dejar aquí para que mañana cuando te levantes, empieces a pensar en quienes necesitan.

Estas piedras preciosas que están aquí en estos canastos son gracias y milagros. Una ya está destinada para ese chico que tuvo un derrame en el globo ocular, mañana te avisarán que ya ve bien, pero del otro canasto lleno de piedras hay de todos los colores, todos los brillos y realmente quien las ve se siente maravillado ante todos esos colores, bueno así son las gracias cuando llegan a las personas, la felicidad que le produce.

Entonces por haberse acordado tan bien de Mi esta noche si quieren hacerlo ahora háganlo pero pueden hacerlo después, cuando se van a acostar, hunden la cabeza en la almohada y comienzan a pedirme para ustedes y para todos los que ustedes quieran, acuérdense que el canasto es una cantidad limitada de piedras, pero estos canastos no tienen fin, siempre se pueden sacar más, y más y más. Y el otro te lo dejo aquí, al lado del escritorio para que ni bien te levantes mañana empieces a regalar.

Pasó por tu mente un pensamiento ¿ por qué tantas piedras rojas hay en el canasto, en los canastos? Por un razón muy simple, estamos en la semana de la pasión de Mi Hijo, por eso hay más piedras rojas que de otros colores y no se olviden que todo aquello que se pide en esta semana, Mi Hijo y Yo tenemos un especial deseo de concederlas, no sean mezquinos en pedir, pidan, y pidan y pidan.

A ustedes no les hace falta que les diga que me amen porque sé todo lo que me aman, sé todo lo que me aman.

El amor es el aire que respiramos, el agua que bebemos, es la sangre que corre en las venas, es todo, no tenemos otro lenguaje que el amor, no hay otro lenguaje que el amor, no hay otro lenguaje que el amor entre nosotros.

Lo que no lo puede el amor no lo puede nadie ni nada, ¿saben cuánto los amo?, ¿saben cuánto los amo?.

Piensen en Mí durante el día, vuestra vida se llenará de color cada vez que piensan en Mí, y ante cualquier peligro hagan que los cubra con la Llama de Amor que sale de Mi Inmaculado Corazón.

Los espero en el lecho cuando vayan a dormir, allí quiero volver a cantarles lo que les canto siempre y quien quiere oírme aguza sus oídos y me oye.

Arroró mi niño,
arroró mi sol,
arroró pedazo de mi corazón
Arroró mi niño,
arroró mi sol,
arroró pedazo de mi corazón.

Hagan posible que este arroró lo cante para la mayor cantidad de hombres de la tierra.

Amén.