Mensaje del 27 de Febrero de 2002

Dice Jesús:

"Yo soy el camino, la verdad y la vida, quien me sigue a mí no anda en tinieblas".

Mañana será un día mejor. Si todos los días fueran como hoy dentro de poco tiempo nos quedamos sin Artemio.

Les digo lo mismo que les dije a los discípulos en el Huerto de Getsemaní: oren y velen para no entrar en tentación. Es tan terrible todo, el hombre ha perdido de tal forma los parámetros para medir su conducta que todo vale, incluso las cosas más horribles se toman como lógicas y a veces las cosas lógicas como algo horrible.

No demoren, velen y oren, pronto el sol empezará a salir nuevamente para poner luz sobre tanta oscuridad. Velen y oren. Velen y oren. No se duerman como los discípulos en el huerto.

Amén.

Dice Nuestra Madre:

Puede pasar lo que pase, puede ocurrir cualquier cosa, pueden sufrir las peores cosas, pero Yo los estoy llevando siempre de la mano, especialmente a vos que sos el blanco de todos los ataques. Para vos no es ninguna novedad, toda la vida sufriste, no es novedad ahora. Tal vez sea un poco novedad el hecho de que podrías tener menos fuerza, pero yo creo que tenés más fuerza que siempre.

En cada una de la cosas vean el rostro de Mi Hijo y el Mío. Tomen las medidas que tomen, hagan lo que hagan, pero siempre vean el rostro de Mi Hijo y el Mío en cada hermano. Por mal que se porte y por más que muerda la mano que les da de comer, nunca dejen de ver el rostro de Mi Hijo y el Mío.

Ya lo saben que ser cristiano es ser diferente y ser cristiano es renacer todos los días de las cenizas pensando que a lo mejor al final del día uno vuelve a ser ceniza para volver a renacer.

Un consejo grande y sabio: "Nadie enciende una lámpara para ponerla debajo de la cama y que quede oculta, no. Una lámpara se enciende para que dé luz. Y eso es lo que pasa acá. Más de siete años; hay muchas lámparas encendidas y justamente no están debajo de la cama".

Todos aquéllos que están en la oscuridad, la luz de la lámpara les hiere los ojos y miran para otro lado o se tapan para no ver, pero llegará un momento que tendrán que mirar la lámpara, no les quedará otro remedio. Aunque tal vez vos ya ni estés aquí, pero Yo te doy la seguridad que estas lámparas darán luz para todos los hombres de los cinco continentes.

Es la palabra de Mi Hijo y Mía. Que no quede ninguna duda al respecto.

Amén.