Mensaje del 25 de Noviembre de 2002

Habla Artemio:

Hoy es 25 de Noviembre de 2002. Un mes justo para Navidad, Señor hoy ya me diste un Mensaje y venís de nuevo.

Dice Jesús:

“Yo soy el camino, la verdad y la vida, quién me sigue a Mi no anda en tinieblas”.
Yo comprendo el dolor de cada uno de ustedes y los invito a unirlos esto a Mi dolor para redimir a los hombres, porque la redención la voy completando todos los días, derramando Mi sangre por Mis heridas, eso empezó hace dos mil años y continúa, por eso los invito a unir vuestro dolor a Mí dolor, porque es la forma de ayudar, de ayudarme y de completar lo que le falta a Mi Pasión y tratar de nunca hacer daño a nadie, porque pasa el tiempo y después, uno no se siente bien como incluso aquellas personas que le hacen a uno mucho mal. Después de la Última Cena y antes de ir al huerto de los Olivos, Yo les dije a los Discípulos: “les doy un mandamiento nuevo, que se amen unos a otros como Yo los he amado”.

Habla Artemio:

¿Y como nos amó Él?, nos amó hasta la muerte derramando toda su sangre por nosotros. Sigue Jesús.

Dice Jesús:

“Un mandamiento nuevo les doy: que se amen unos a otros como Yo los he amado”.

Entonces vayan donde vayan, hagan lo que hagan, acuérdense siempre de esto: lo que los distingue a ustedes de los demás es cuánto se aman, cuánto se aman, incluso a pesar de las cosas más terribles.

Ustedes se acuerdan de aquella anécdota, en que una madre ve que su hijo viene en su contra para matarle y al venir en su contra tropieza, lo mismo alcanza a clavarle el cuchillo y la madre mientras se está muriendo, le pregunta al hijo: hijo ¿te hiciste daño al tropezar?; es decir, no hacía caso de su propia herida sino pensaba en que el hijo para llegar hasta ella y matarla había tropezado. Ahí tienen un ejemplo hermoso de cómo debe ser el cristiano, perdonar, perdonar y perdonar siempre, devolver bien por mal, hacer el bien a quienes los persiguen y los calumnian, hacer el bien a quienes los persiguen y los calumnian.

En eso van a parecerse a Mí cuando dije: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen, perdónalos Padre”, aunque en un momento parece que la situación fuera un fracaso, pero todo lo bueno se multiplica y todo lo malo también, con la diferencia que lo bueno se multiplica en bueno y lo malo se multiplica en malo, es una pena que el hombre use mal su libertad para lastimar a sus hermanos mientras Yo les dije: “que se amaran unos a otros como Yo los había amado”.

Mis queridos, les ofrezco toda Mi Misericordia para que la apliquen sobre vuestros dolores, vuestras angustias, vuestras tribulaciones, apliquen toda Mi Misericordia, llenen todo con Mi Misericordia porque es la única forma en que serán muy gratos a los ojos del Señor. Él no quiere venganzas, ni resentimientos ni nada, Él quiere que se amen, el Padre, Yo y el Espíritu Santo, la Trinidad y un solo Dios les está pidiendo: “ámense unos a otros como Yo los he amado, ámense unos a otros como Yo los he amado”, y piensen al acostarse por las noches, piensen seriamente en esto: si Jesús me ama ¿qué me puede faltar?; si Jesús es mi padre, mi amigo, mi hermano, mi compañero ¿qué tengo que temer?, y así en todo, así en todo.

Los amo a ustedes tiernamente, derramo sobre ustedes toda Mi Misericordia, los cubro con Mi manto y Mi Madre hace lo mismo con el suyo, para que tengan paz ustedes y vuestras familias, para que se sanen de todos los problemas físicos, psíquicos y espirituales, para que se sanen de todo.

Por eso, al decirles a todos que los amo tiernamente les digo, que en la bendición que les voy a impartir, piensen: Jesús me ha sanado de todas las cosas malas, por eso sigan como peregrinos por la vida pensando en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.