Mensaje del 21 de Noviembre de 2002

Habla Artemio:

Hoy es 21 de Noviembre de 2002. Escuchamos tu Mensaje Señor, vos sabes Jesús cuánto te amamos, como amamos a tu Mamá y tratamos de vivir en base al amor que te tenemos Señor para ser dignos de vos y herederos de tu Gloria.

Dice Jesús:

“Yo soy el camino, la verdad y la vida, quién me sigue a Mí no anda en tinieblas”.
Recién mientras oías, mientras oía ese canto y sentía pena porque los hombres esperan el veinticinco de Diciembre, siempre esperan ese día para decir: Feliz Nochebuena, Feliz Navidad. Y está bien porque se conmemora Mi nacimiento, pero es un día más dentro del año, Yo nazco todos los días cuando un hombre acepta al otro como su hermano, es decir entonces no hay un día de Navidad, todos los días puede ser Navidad, cuando yo dejo nacer dentro de mí el amor por el otro, por mi hermano, mientras no pase eso… nada vale.

Ayer decía: “un mandamiento nuevo les he dado: que se amen unos a otros como Yo los he amado”, por esto los van a conocer, por el amor que se tienen, pero los hombres no quieren hacer mucho caso de eso y al hermano lo miran siempre de una forma que no es justamente la forma en que Yo le mandé y sin embargo es inútil decir otra palabra, si no hay amor por el hermano, sea quién sea y ese reconocimiento de que Yo he muerto en la cruz por cada uno, entonces no hablen de la Navidad porque está demás. Yo quiero nacer cada día en ustedes cuando ustedes se abren amorosos a cada uno que tengan cerca, se llame como se llame, tenga el color de la piel que tenga, la religión que sea o todo lo que sea, no importa, acaso Yo no dije que mientras más olor puede pensar que tiene una persona, olor nauseabundo, más gustoso estoy Yo en abrazarlo porque es una creatura Mía y en consecuencia Yo la amo profundamente.

Lleguemos a esta conclusión a esta altura de nuestra vida si aún no hemos arribado, si no amo a mi hermano es mejor que me olvide de decir: Feliz Navidad, ¿de qué Navidad me hablan? si no me permiten hacer. Se acuerdan de aquella anécdota que relató San Martín de Porres, cuando golpeaba en las casas para que aceptaran un niño que había encontrado en los yuyales y ninguno lo quería, porque estaban muy preocupados con festejar la Navidad y Yo le dije a Martín, ya cuando estábamos cerca del Convento: mira Martín, todo el mundo por festejar la Navidad a Mí no me quiere. Eso quiere decir simplemente, que todo lo exterior, todo lo que sea sensible como comer, beber, hacer regalos, reunirse, parece que para muchos eso es la Navidad, pero no es así, hasta que no aceptes a cada hombre como tu hermano más vale no festejes nada, ¿qué podes festejar?, te va a pasar como a esas familias que, cuando San Martín de Porres le ofreció el niño, no podían aceptarlo ninguno ni por una noche si quiera y era Yo ese niño, todos por festejar la Navidad.

Por eso Mis queridos, que quede sentado hoy este pensamiento, mientras no acepto al otro como mi hermano y estoy dispuesto incluso hasta dar la vida por el de las formas más diversas, no puedo decir: que llegó la Navidad a mi corazón. Entiéndanlo esto, entiéndanlo muy bien, porque desde hoy en adelante voy a hacer mucha referencia a lo mismo para ir tomando conciencia de lo que es la Navidad.

Ahora, simplemente les digo que los amo mucho, que están dentro de Mi corazón, que son parte Mía, nunca se olviden que estoy delante y detrás, a la derecha y a la izquierda, arriba y abajo y sobre todo en vuestro corazón.

No olviden cuánto los amo, no lo olviden y que eso sea un motivo para vivir en paz y ser de alguna forma feliz.

Amén.