Mensaje del 17 de Septiembre de 2002
Habla Artemio:
Se han borrado todas las paredes, estamos en un inmenso valle y hacia el fondo salen todas montañas, es casi al atardecer pero hay mucha luz.
Voy a ir describiendo las cosas que veo...
Hacia al fondo se ve una Luz muy grande, enorme, sin formas, es de un blanco lechoso. Más a delante… viene así, como caminando en el aire, Jesús, con un hábito, una túnica blanca, cremosa y lo que nunca vi en El, un, así cubierto con una especie de capa, que no es roja, es rosado muy intenso, casi roja, no sé, no es un color humano, parecido al color damasco así. También esta su Mamá, llena de… de gracia, todo se ilumina, es decir el atardecer… simbolizaría la vida ¿no? Opaca, medio en tinieblas, entonces con mucha fuerza la Luz que sale del Señor, primero del Padre y después de Jesús y de su Madre y Ángeles y Arcángeles y multitudes de personas, que se las nota en plenitud, como no es un paisaje humano las cosas no tienen la ley de gravedad, hay unos más arriba otros más abajo, parecería como si cantarán alabanzas. Ahora se acerca el sonido, son alabanzas al Señor, Jesús esta en el medio de la escena, por arriba cruzan unos rayos con formas de un animal que vuela, que podría ser una paloma de dimensiones gigantescas y Nuestra Madre, con un manto como el del cuadro pero, muy amplio, tremendamente amplio y todo como si flotara. Los planos de la Virgen y Jesús están más o menos a una altura y más arriba el Espíritu Santo y más atrás, es enorme la Luz del Padre.
Te alabamos Señor, te alabamos Señor, te alabamos Señor.
Ponemos todo nuestro corazón para que cada, nuestros corazones, para que en cada latido sea una alabanza Señor. Las flores que se ven son tan hermosas y todas están como alabando; se ven aguas cristalinas, que ni sé de dónde vienen ni a donde van, pero al pasar le dan vida a todo lo que tocan, entonces como en las películas de fantasías, al pasar el agua van naciendo plantas, algunas comestibles y otras de flores y todas se confunden. Todo es tan hermoso, tan hermoso, tan hermoso, tan hermoso. Ahora… se acercan muchos Ángeles con ánforas, donde rebalsan perlas, blancas, negras, piedras preciosas, algunas caen al agua y se dan formas en cosas que no tienen una forma concreta, son paisajes de otro lado. Esas cosas que salen de las piedras que cayeron al agua, se reproducen en cientos de miles de piedras; las piedras no son facetadas, son redondeadas pero brillan de una manera increíble, brillan de una forma tan grande, uno no encuentra las palabras justas.
Ahora se hace un vacío a mi izquierda, se abre una escalera de unos diez metros de ancho, veinte metros de profundidad y empiezan a subir personas, sus rostros están ansiosos y algunas levitan, otras no. Una Madre trae las dos criaturitas en los brazos, debido al bautismo del otro día de todos los niños abortados y perdidos en lo que va desde el 1º de Enero hasta el 14 de Septiembre. Es una verdadera multitud que sube por las escaleras y los Ángeles arrojan montones de piedras de colores, redondas, no como otras veces y parecería que cada piedra esta destinada a alguien porque, van justo hasta la criatura que espera, hay algunos más grandes que otros. María sonríe… y se le alargan los brazos, tiene manos enormes pero no groseras, sino delicadas, parecería como si quisiera tocar todo y todos los que están en la oscuridad, toda esa cantidad de niños, van subiendo las escaleras pero, no caminan, sino que suben sin caminar y van pasando, se internan en todo esa valle lleno de flores, me miran con ojitos agradecidos, algunos lloran, parece que de alegría, supongo. Cuántos niños, cuántos, hay amarillos, negros, blancos, se notan de todas las razas, porque cada uno conserva su identidad. Quieren tocarme, pero la Madre me dice que no, les insinúa que no. Jesús adquirió proporciones gigantescas, parecería más alto que las montañas y extrañamente tiene el cabello como enrulado en la parte de abajo, cosa que nunca lo vi. No sé por qué no dejan que los niños me toquen, usando una palabra humana diría: que hay un poco de desorden, propio del que esta shockeado por una nueva situación, no saben donde ir, entonces aparecen muchos Ángeles que los acompañan. ¡Qué hermoso esta todo!, es algo que nunca me explicó nadie todavía ¿por qué las gracias para salir de la oscuridad, se manifiestan en piedras de colores?, pero tampoco son piedras porque sino tendrían más peso, son, no son pesadas. Todos cantan himnos de alabanzas.
Ahora veo un inmenso globo terráqueo, medio como expandido y… parecería que los niños que salen de allí abajo, es como si hubieran dado un paseo por el continente que pertenecen, llevando bendiciones y perdones a quiénes los mataron. Cuántos que hay, parecería como si hubiese un tapiz enorme con todas cabecitas de alfiler de colores y cada uno de esos alfileres, es una criatura.
No será Señor este el fin mío ¿no?, no Señor no, porque anoche lo que me hiciste sentir… me asustaste. No, no, no, no me asusta ir delante de vos, yo diría que me preocupa, porque todavía faltan muchas cosas que hacer Señor y vos me metiste en la cabeza una idea Señor, que es pecaminosa, hacerme creer indispensable, ¿por qué Señor me pusiste esa idea en la cabeza?, eso es pecaminoso. Esta mal Señor, claro, vos lo hiciste ser una cruz más. La idea, que es una consecuencia del temor a irme, porque nadie haría lo que hago yo y eso esta mal. Vos lo decís que lo has legalizado en mi, Señor, mira que tengo naturaleza humana, si yo pude haber parecido indispensable alguna vez, hacía penitencia, pero ahora vos me pones la idea en la cabeza Señor y ¿ahora qué hago?, ¿penitencia por algo que vos me mandas? No me compliques las cosas así, porque después no entiendo yo. Me mandas una idea, me das una idea que no es buena, me decís que la legalizas, pasaría a ser buena, pero vos y yo sabemos que no es buena, es lo peor Señor creerse indispensable, como si no me tuviera que morir nunca, no me gusta Señor, no entiendo nada, tendrás que explicarme.
Ahora… Jesús, María, los Ángeles, me toman a mi y me hacen flotar en el aire, en el medio de todos los chicos, me siento ridículo ahí en el medio, juegan conmigo como si fuera una pelota pero no burlándose, sino con mucho afecto, dicen que quieren alegrarme. Entre los que están cerca de mi, hay criaturas con los ojos rasgados, es decir de raza amarilla, hay negros totalmente negros, hay mestizos, hay blancos, hay rubios de ojos celestes, todas las razas.
El Señor es alto como una montaña y mira todo, El es testigo de todo. Se van cerrando las puertas de la oscuridad, pero no hay protestas, hay resignación y espera. Me estas insinuando Virgen Santa, que debo preocuparme por ellos, pero tengo tan poca fuerza Señora, no tengo fuerza Señora, yo sé que no me das nunca algo superior a mis fuerzas, pero no tengo fuerzas…
Dice La Virgen:
No importa si no rezás, mirá nada más.
Habla Artemio:
Es suficiente Señora, si, y ¿a quién tengo que mirar Señora?.
Dice La Virgen:
A todos los países del mundo.
Habla Artemio:
Deberías explicarme Señora esto, porque yo no entiendo nada, no entiendo nada.
Se aleja todo el mundo de los niños. Y ahora viene Jesús, se sienta y como todos los días están todos acá dentro, todavía se oye un coro lejano, el coro dice: cantemos al amor de los amores, cantemos al Señor, Dios está aquí. Venid adoradores adoremos, Dios está aquí. Venid adoradores adoremos.
Dice Jesús:
Te voy a decir una cosa que te va a ser más mal todavía, vos estás más allá del bien y del mal, entonces, lo que dijiste de la idea de ser indispensable, no es mala, vos empezaste una etapa en tu vida donde pasas más tiempo de este lado que del otro, entonces nada te debe parecer extraño, vos aceptá y nunca más razones como razonan los demás, para ellos razoná como razonan, pero para vos no, porque no sirve ese razonamiento de este lado, es lo mismo que si Yo dijera que me siento mal cuando digo: "soy la Luz del mundo, quién me siga a Mi no anda en tinieblas". Vos sos creado a imagen y semejanza, entonces salvando las distancias estás ya en una etapa donde no podes más razonar estas cosas como un hombre. Pero no tengas ningún temor cuando expliques cosas, porque Yo te haré explicar todo como corresponde. Trata de habituarte a vivir de esta manera.
Habla Artemio:
Yo no discuto Señor, pero yo tengo que vivir en medio de los hombres.
Dice Jesús:
Yo no dije lo contrario, por eso que confiá en que Yo hablo por vos a los hombres, el resto corre por Mi cuenta. Aceptá la idea de sentirte extranjero en la Tierra; aceptá la idea de que no perteneces a nadie sino a Mi; aceptá la idea de que ya vos no hablas sino que hablo Yo; aceptá la idea de que todas las cosas que pasan en el mundo, vos las enfocaste desde otro ángulo. No pidas opiniones a nadie sobre todo esto, porque nadie entiende nada, salvo que Yo te lo ponga adelante a alguien, pero no le pidás opiniones a nadie. No discutas con nadie, hablá, decí lo que tenés que decir que Yo soy el que lo digo, pero bueno, ya hace mucho que vos no discutís con nadie.
Habla Artemio:
Señor yo, quiero estar un poco mejor Señor.
Dice Jesús:
Ya nada de lo que hay sobre la Tierra te produce alegría… para vos, pero al sentir con los otros sí sentís alegría.
Habla Artemio:
No entiendo tanto Señor ¿eh?
Dice Jesús:
Dejate llevar, dejate llevar. Esto no supiste como empezó ni sabes como termina, por eso dejate llevar, escuchá a todos, viví con todos y por todos, pero que no se note que Yo te llevo, en el sentido de ese desapego casi total a las cosas.
Habla Artemio:
Vamos muy rápido Señor.
Dice Jesús:
Porque te entiendo, no te reprocho.
Ahora, en Mi presencia deberás leer la palabra, Yo me quedaré a escuchar, después ya no me verás hoy; pero antes de la palabra, que sepan los presentes cuánto los amo y que están en Mi proyecto, que se esfuercen todo lo que puedan pero el que decido soy Yo.
Estén todos en paz porque no hay motivos para preocuparse, ningún motivo para preocuparse.
Y ahora volve a leer la palabra.
Mensaje del 17 de Septiembre de 2002
Aceptá la idea de sentirte extranjero en la Tierra; aceptá la idea de que no perteneces a nadie sino a Mi; aceptá la idea de que ya vos no hablas sino que hablo Yo.