Mensaje del 01 de Julio de 2002

Habla Artemio:

Te damos gracias Señor porque nos has beneficiado tanto con tu gracia Señor, en este recinto tu gracia sobreabunda Señor, nos has llenado del Espíritu Santo en consecuencia toda nuestra vida es diferente, es distinta, nos has regalado la Palabra hermosa que ha completado lo que me hiciste decir al comienzo para ratificar como último: Yo soy la luz del mundo quien me sigue a Mí no anda en tinieblas , que cierto Señor que es todo eso.

Dice Jesús:

Hoy hemos tenido realmente un día de contemplación porque cada uno exteriormente o en su interior ha tenido la vivencia plena, total, completa del Señor; es como un anticipo de la Bienaventuranza Eterna.

Qué cargado que está de contenido esta última parte del Evangelio de San Juan, todo está cargado de contenido maravilloso, pero en toda esta parte parecería que dice tanto, ¡qué llamado grande que es para todos los hombres el amor del Señor y que quien le sigue no anda en tinieblas!, Si a todas las personas del mundo, sobre todo aquellos que tienen poder, les llegara esto seguramente mañana las cosas serían diferentes, ¿diferentes en qué?, y Mis queridos no es ninguna novedad que el amor lo transforma todo, todo.

Hay que profundizar largamente esa expresión, "Ámense unos a otros como Yo los he amado" y también esa frase con la que termina el evangelio de San Juan, "Yo soy la luz del mundo quien me sigue a Mi no anda en tinieblas", no hace falta Mis queridos que me pregunten: ¿Jesús, nos amas?, no, porque Yo se los digo siempre y hoy se los repito: los amo tiernamente como un Padre, un amigo, un hermano, un compañero, y quiero que cada día no poder reconocer dónde termino Yo y dónde comienzan ustedes, tal debe ser nuestro amor. Así como hoy lo hemos logrado en este momento quisiera que lo lográramos a cada instante.

Amén.