Mensaje del 21 de Junio de 2002

Habla Artemio:

Está Jesús con nosotros, ha venido solo hoy.

Dice Jesús:

“Ámense unos a otros como Yo los he amado”.

Piensen siempre que si son Mis hijos, los reconocerán porque se aman.

Tanto ayer como hoy, son días de mucha gracia, ustedes nunca lo alcanzarían a medir, pero no hay problema, lo importante es que ocurra y lo importante es que el Señor ha oído, el Señor ha visto, el Señor ha oído, el Señor ha visto y el Señor no olvidará, el resto se da todo por añadidura. Busquen siempre el Reino de Dios a través de las cosas más simples o más complejas y no teman, porque todo lo demás se dará por añadidura.

La vida prueba muchas veces, Yo no los pruebo porque Yo los amo, la vida prueba muchas veces a las personas, pero ningún dolor es tan fuerte cuando Yo estoy cerca, cobíjense en Mi, que Mis brazos están abiertos, Mi corazón está palpitante y toda Mi vida no hice más que esperar a cada uno, soy el gran paciente, no tengo ningún apuro para esperarlos.

Habla Artemio:

En este momento en que no hablo, me estuvo hablando en silencio.

Dice Jesús:

No demoren nunca en dar un poco de amor al hermano, porque es lo único que vale, en primera y última instancia, ¿debe uno amarse?, por supuesto, pero como se ama a los demás. Cuando a veces les parece que vuestro amor no es tan puro, no teman, Yo lo purificaré; cuando les parezca que vuestro amor no es tan grande, no estén tristes, porque Yo lo haré enorme; cuando crean que nadie los ama, piensen que Yo los estoy rodeando con Mis brazos para darles todo el amor que necesitan, cuando crean que no sienten amor por cansancio, o por disgusto, o porque le han pagado mal, no se preocupen, Yo espero.

Además… (se dio vuelta la cinta) … que todo aquel que inició el camino del amor, ya no se vuelve atrás, para comparar es como un tanque de gasolina, que cuando se prende fuego, arde hasta que se consume totalmente.

No teman, si aman no teman, el hombre nunca debiera tener miedo; ¿cuándo el hombre tiembla?, cuando no ama lo suficiente; ¿cuándo el hombre llora?, cuando ve que ya es muy tarde para amar lo que perdió de entre sus manos; ¿cuándo el hombre ríe?, cuando su corazón está pretórico de afecto; ¿cuándo el hombre es digno de estar en la presencia del Señor?, cuando toda su vida vivió dándose a los otros, es decir ser todo para los demás sin dejar de ser uno.

Por eso, al final de este día, quiero darle personalmente Mi bendición a cada uno de ustedes.

Habla Artemio:

Jesús se levanta, no tiene a nadie junto a El, está de pie, realmente uno se da cuenta que el Señor tiene distintas alturas, a veces es pequeño, otras veces más grande y en otras imponente.

Se acerca a M. y a L., pone una mano en la cabeza de cada uno y les dice…

Dice Jesús:

Bienaventurados, bienaventurados Hijos de la Luz que han pasado toda su vida hasta este momento y seguirá pasando, dando todo el amor que siempre pudieron dar a los demás. Pueden caminar muy tranquilos por la vida porque no tengo nada que reprocharles, sí mucho que alabar y mucho que agradecer, porque no han desperdiciado ninguno de los talentos que les di. Bienaventurados, porque me complazco en ustedes por toda vuestra vida y por todo lo que han hecho en la vida a través del tiempo, así como no me negaron delante de los hombres, Yo no los negaré delante de Mi Padre.

Tengo especial satisfacción en dar a cada uno esta especial bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Habla Artemio:

Viene hasta de H.

Dice Jesús:

Vos sos de aquellos que pasaron las mil y una pero nunca se quejan de nada. Yo te hablé tantas veces, te sigo y te seguiré hablando, también sos un Hijo de la Luz y seguirás creciendo para extender Mi Reino.

A ustedes cuatro…, les pediré muchas cosas pero nunca nada que sea tan pesado, que no puedan llevar.

Y ahora te bendigo a vos, Celoso Custodio de Mi Mensaje. ¿Qué puedo prometerte?, nada, porque vos naciste para sufrir, desde la cero hora de tu vida hasta el último instante, antes no lo comprendías ahora sí. No me pidas nada para vos, todo lo que tengo que darte Yo sé lo que es y qué te hace falta. Nunca me negaste ni en los momentos más terribles, tenés todo Mi amor, tenés todo el amor de Mi Mamá, de Mi Papá, y el Espíritu Santo no te deja decir una palabra si El no te la inspira.

Nada tengo que reprocharte, nada, pero a veces conversamos con Mi Papá y decimos lo que ya sabes: en toda esta historia vos tuviste la peor parte, aquellos que creen que ser Celoso Custodio de Mi Mensaje es un rótulo para agrandarse, que sepan que no es así sino que es la cruz más pesada que se puede llevar, tanto que hasta físicamente tu espalda derecha ya se está cayendo. No te digo: gozaras con el Padre porque es como darte una limosna para que sigas, no, ¿qué pasará delante del Padre?, el día oportuno lo verás, antes ningún adelanto.

Cuando en los demás decís: que la vida prueba o hace difícil seguir, está bien pero en el caso tuyo no lo digas, quién carga tu cruz sobre tu hombro con tanto peso, soy Yo, no siento placer por ello, pero es necesario que lo lleves y tremendamente pesada, ¿sentirás algún día alivio?, no, no lo esperes.

Amén.