Mensaje del 26 de Abril de 2002

Dice Jesús:

Bienaventurados todos aquellos que en su corazón le dan cabida al dolor de los hombres de toda la humanidad porque son aceptados y queridos por el Padre.

Es cierto deben luchar denodadamente para que impere la justicia y la caridad en el mundo, pero si alguien cierra sus ojos sin poder lograrlo piensen que ni bien cierra sus ojos Yo estoy esperándolo con mis brazos abiertos para que pasen al Padre a gozar eternamente de su luz; ¿y que es la luz del Padre que siempre nombro?, puedo usar algún sinónimo y decir: la felicidad perfecta, el amor perfecto, la plenitud humana perfecta, el estado duradero y para siempre de todo el amor junto; ¿alguien imaginó lo que es….?, ¿alguien imaginó lo que es la felicidad perfecta?, bien, no entra dentro de los moldes humanos pero delante del Padre tendrán esa felicidad perfecta pero no por un día o dos, sino para siempre.

El hombre tendría que usar más el término para siempre cuando se refiere al Padre, a Mi o al Espíritu Santo, porque las cosas del Padre, de Mí y del Espíritu Santo son para siempre.

Bienaventurados Mis queridos por estar aquí conmigo en esta tarde cuando ya el sol se ocultó y el ave ensayó su último canto, bienaventurados porque el Padre, Yo y el Espíritu Santo hemos visto todo y no lo olvidaremos nunca.

Amén.

Dice Nuestra Madre:

Nunca me referí, todavía, a todas esas apariciones sobre las tejas pero ¿saben?, veo en toda esa gente un amor tan grande, veo una fe tan profunda, veo tantas ganas de verme que entonces me les muestro siempre, ¿mmm?, y no se han fijado, pero en el jardín también estoy, estoy en muchos lugares, ellos me miran sobre las tejas y me encanta ver como…, muchas cosas las ven, otras las imaginan, pero todas mis formas por supuesto que las ven y cuando se van a su casa…, cuando se van a su casa sueñan con mi manto que los envuelve.

Si fuera un día o dos podría ser casualidad, pero me ven siempre, y sobre todo los más chicos aquellos que ven y siempre dicen la verdad de lo que ven, Yo estoy maravillada con toda esa gente y ya Mi Hijo les dijo que las peregrinaciones empezaron con la venida de esas personas, ya sé que a ustedes a lo mejor les altera un poco el clima sereno y profundo que tienen otros días pero ellos también son Mis Hijos a los que amo tiernamente, ¿han visto cuánto dolor que traen? y ¿han visto que lo dejan todo aquí? , atiéndanlos con mucha complacencia porque muchos tienen una fe muy ingenua y simple pero esa fe es más grandiosa que algunos otros que dicen tener tanta, a todos esos hijos los amo tiernamente por eso me les aparezco en forma gigantesca sobre las tejas para que se lleven Mi imagen.

Una cosa me parece extraño ¿saben qué es?, que se admiren tanto de los milagros que ocurren, ¿saben? van a ser tantos que casi ni les llamará la atención, aunque siempre llama la atención un milagro, estos son algunos donde el Padre muestra toda su gloria, ¿mmm?, y algunos son ruidosos y se ven mucho, otros no se ven pero tal vez son más grandes aún.

¿Ustedes saben lo que es que un hombre o una mujer que no conocía al Señor ni me conocía a Mi de repente este en la noche por dormirse y sienta que Yo le canto el arroró?, porque no es un problema simple, detrás de ese canto hay todas las vivencias de su vida de niño, las vivencias de la madre que ya murió, las vivencias de un tiempo feliz, ese tiempo feliz que nunca puede ser reemplazado con nada, el tiempo en que estábamos en los brazos de nuestra madre.

Es cierto que la sanación de un tumor maligno es mucho, pero también es cierto que la felicidad de un hombre al revivir los tiempos de niño, cuando todavía no tenía arrugas en su frente ni problemas ni en su mente ni en su corazón y vivía en paz sintiendo el calor de su madre, son milagros diferentes porque los hombres buscan milagros de grandes sanaciones físicas, pero también es enorme que un hombre vuelva a encontrarse en los brazos de su madre cuando ella soñaba sobre el futuro de ese bebé, es un milagro tan grande porque el hombre después de tanto andar por la tierra y sufrir todo tipo de dolores, volver a encontrarse en los brazos de su madre no tiene ningún precio y es un milagro mucho más grande que sanar cien tumores malignos al instante.

Estas palabras que sirvan para todos los hombres, dichosos ustedes que pueden estar presentes y respirar el aire que respira Mi Hijo, el aire que respiro Yo y todos los Santos y Angeles que están presentes. ¿Hay algo que se puede igualar a esto?, agradézcanle al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo que puedan estar presente en un momento como este, porque este momento es un anticipo del cielo, este momento es una cita con el cielo que no esta lejos, está entre nosotros entre ustedes, nada más que no alcanza a verse.

Dichosos ustedes, felices ustedes, bienaventurados ustedes.

Sepan que los amo tiernamente, los amo con todo Mi corazón y los envuelvo todos los días con la llama de Mi Inmaculado Corazón.

Amén.