Mensaje del 04 de Abril de 2002

Habla Artemio:

Hoy es jueves 04 de Abril. San Isidoro de Sevilla, es un filósofo de los primeros tiempos del cristianismo, sabio Santo, bueno.

Señor te escuchamos.

Dice Jesús:

“Yo he venido al mundo, el mundo no me reconoció, pero vine por amor y vine a traer la Misericordia”.

Dice Nuestra Madre, la Virgen:

Y Yo, traigo todas las luces del Espíritu Santo para que se entienda en que consiste la Misericordia de Mi Hijo.

Han visto ustedes algo más hermoso que perdonar y amar al ser perdonado, al ser que uno perdona, porque si teníamos algo con él es porque algo nos había hecho.

El alma es como si recibiera el agua de la peña de Horeb cuando logra perdonar, solamente se puede entender la Misericordia de Mi hijo y el sentido del perdón que Mi Hijo tiene, cuando se lo mira a la Luz de Dios también en su forma de Espíritu Santo, sin el auxilio del Espíritu Santo no se puede entender la Misericordia.

Y pensar que el hombre si pudiera lograr entender algo de lo que quiero decirles Yo cuando les digo que traigo la Misericordia, la faz del mundo cambiaría. Cambiaría porque por fin se entendería en plenitud lo que es el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Hombres de todas las latitudes, hagan un esfuerzo para nacer de nuevo y que ese nacimiento involucre necesariamente a vivir en la Misericordia y a ejercitar.

Dice el Señor de la Misericordia:

Yo soy el Señor de la Misericordia y quien cree en Mí Misericordia ya está inscripto en el Libro de la Vida, es decir tendrá su salvación eterna.

Vos pediste disculpas recién porque hablaste un poco fuerte, la verdad es que si no lo hacías así después íbamos a arreglar las cuentas entre nosotros ¿eh?, porque si Yo soy el Señor de la Misericordia, vengo desde el año 95’ a este lugar para traer los Mensajes de la Misericordia, te dije que vos sos el Celoso Custodio de esos Mensajes pero no así como lo hiciste, tendrías que haber gritado mucho más, pero esta bien, esta bien.

Que este Mensaje corto pero lleno de sustancia, sirva para llevar a todos los que están presentes en este lugar la paz que necesitan, la solución de sus problemas, la sanación de sus enfermedades y que esto no sea solamente para los que están presentes sino para los hombres que están en todos los cinco continentes.

Que puedo decirles Mis queridos, que pueden ir en paz, porque vuestras cosas las tengo especialmente en cuenta, lo mismo que Mi Mamá.

Es cierto, estamos en vísperas del día de la Misericordia y es cierto también que parecería que estoy tan derrochón. El Padre esta feliz por verlos a todos ustedes aquí reunidos, Yo me siento realmente bien porque estoy sintiendo vibrar vuestros corazones y el Espíritu Santo está dispuesto a dictarles todo lo que sea necesario para vuestra vida.

Antes de irme físicamente, se entiende, porque siempre estoy, quiero decirles que en el día de hoy y en el día de mañana, todo lo que piensen, miren, toquen, oigan, será especialmente colmado de Mi Misericordia.

Aunque piensen en algo o no lo piensen, pero vuestra sola presencia, vaya donde vaya, lleva Mi Misericordia porque ustedes están colmados de ella, porque ustedes no se pueden ver pero brillan como un sol, porque Yo he entrado en los corazones que ustedes me han abierto con humildad.

Tienen una idea Mis queridos cuánto los amo, los amé desde siempre, los amé en el ceno de vuestra madre y los llamé por vuestro nombre y los sigo amando y los amaré por toda una eternidad y ustedes saben que los que les digo es verdad y esta promesa se cumplirá inexorablemente.

Los amo, los amo y los amo.

Amén.

Habla Artemio:

Algo lindo cantemos porque Jesús todavía está acá…