¿Por qué empecé así Mis queridos?, para invitarlos a ustedes también a que digan sí al Señor, ¿sí a qué?, a todo lo que Él enseña, a todo lo que Él dice, a todo lo que Él es, ¿para qué?, lo acaban de ver, el Hijo de Dios y Dios mismo hizo la unción de los enfermos para los presentes y para todos los hombres de los cinco continentes. Cualquiera diría que se ha salido de las reglas esenciales de esta ceremonia, bien puede hacerlo el Hijo de Dios. Mensaje del 27 de Octubre de 2001

Habla Artemio:

Hoy es 27 de Octubre, María, Reina y Madre, quién nos va a hablar es la Virgen

Dice la Virgen:

He aquí a la esclava del Señor, hágase en Mí según tu palabra, por todo esto Mi alma engrandece al Señor y se alegra Mi espíritu en Dios Mi Salvador, porque fijó los ojos en la pequeñez de su esclava, en adelante todas las generaciones me llamarán Bienaventurada.

¿Por qué empecé así Mis queridos?, para invitarlos a ustedes también a que digan sí al Señor, ¿sí a qué?, a todo lo que Él enseña, a todo lo que Él dice, a todo lo que Él es, ¿para qué?, lo acaban de ver, el Hijo de Dios y Dios mismo hizo la unción de los enfermos para los presentes y para todos los hombres de los cinco continentes. Cualquiera diría que se ha salido de las reglas esenciales de esta ceremonia, bien puede hacerlo el Hijo de Dios.

¿No creen que con esto que ha pasado es un día memorable?, la tercer persona de la Santísima Trinidad, el Espíritu Santo, se ha extendido por sobre toda la faz de la Tierra, lo ha cubierto todo y ha invadido también el cosmos y las galaxias y todo, santificándolo todo, salvándolo todo, ¿por qué?, porque lo ama todo. No olviden que Mi Hijo trae a este lugar los Mensajes que dejó inconclusos a Santa Faustina y Yo les traigo la invitación a la Gran Cruzada del Espíritu Santo, o si quieren llamarlo de otra forma, es la invitación a que todos los corazones se abran para recibir las palabras del Gran Comunicador.

No se preocupen ustedes, porque parece que este pequeño recinto es un sitio ideal donde todo esta solucionado y todo está previsto, el Señor se encarga de que en los cinco continentes pase lo mismo, pero ¿cómo va a pasar lo mismo si los hombres en estos momentos se están matando unos a otros?, Mis queridos, es cuando más asistencia necesitan los hombres, porque quien mata odia, pero tengan la seguridad que no será por mucho tiempo, no, a pesar de que tantos quisieran que fuera por mucho tiempo, no lo será, no lo será.

La ceremonia de hoy tan simple y tan sencilla y tan inmensamente grande, infinita, ha colmado de gracias al mundo entero. Muchos ojos humanos verán cosas extrañas y no se explicarán qué es lo que pasa, muchos, otros no verán, otros no verán porque no quieren ver, y taparán sus ojos y taparán sus oídos para no oír pero el Espíritu Santo invade todo, todo. La Misericordia de Mi Hijo hace que la tercer persona, Dios también, llegue hasta los más remotos confines de la Tierra para estar presente en cada ser viviente, no solamente los hombres sino los animales y las plantas. Mientras el Padre mira asombrado, el Hijo se regocija al ver que el Espíritu Santo lo salva todo, todo, todo, es cuestión de un poquito de tiempo para que se vea, pero el que tiene ojos para ver y oídos para oír ya lo está viendo y lo esta oyendo.

Amén.