Yo les aseguro que en el mismo momento en que tu mente, hombre que me escucha, si me estás leyendo, en el mismo momento en que empezás a abrir tu corazón para dar cabida a Mis palabras, en ese mismo momento el Padre derramará sobre todo al Gran Comunicador, el Espíritu Santo, para auxiliar en ese proceso de recuperación del sentido de la persona y de la vida, ¿les amenazo con algo si no lo hacen?, no, solamente les digo, los hombres no pueden seguir sufriendo como sufren ni hambre de amor ni hambre de pan. Mensaje del 22 de Marzo de 2001
Habla Artemio:
Hoy es 22 de Marzo, 2001.
Señor hace desde que estaba mirando la tele que querías venir, querías venir,
querías venir, no sé qué tendrás que decir Señor.
Dice Jesús:
Yo soy el camino, la verdad y la vida, eso incluye que soy la Misericordia, el amor y el perdón, la justicia y todas aquellas palabras que siguen a estas y se refieren a Mí.
Pensaron bien que lo que hablamos el otro día no era lo último para el pequeño libro, lo que les diré hoy no creo que sea más importante que lo que ya está dicho pero como generalmente en los libros se lee el comienzo y el final y después se empieza a leer el resto cuando se lee.
Quiero repetir algunos conceptos, el repetir en Mí es decir las cosas con distintas palabras pero refiriéndome a lo mismo, estas hojas que acaban de leer refiriéndome a los Mensajes anteriores son un pequeño punto al lado de todos los Mensajes que ya he dado en este lugar, lo mismo Mi Madre pero quiero repetir, no sé si hubo épocas anteriores peores o las habrá peores, no es el caso, este siglo seguramente fue terrible, este siglo que pasó, terrible en cuanto a que el hombre se alejó así totalmente de Mí, de Mis principios y así andan las cosas, es por eso que Mi querido, lo que has leído ya de este pequeño librito quiero ratificarlo en estas palabras, estamos en la era de la Misericordia, donde todos los hombres tienen posibilidades de retomar o iniciar el camino del bien, todos aquellos que se encuentren donde se encuentren, hagan lo que hagan, piensen como piensen, Yo creo que todos coinciden en que, supongo, que si todos coinciden en el valor de la persona humana y nunca, como en estos momentos, la vida y la persona valió tan poco o nada.
Entonces, ya sé que dirán que repito cosas pero cuando le hablé a Santa Faustina, hace setenta años casi, ¿por qué le dieron tan poca importancia a sus palabras?, ¿por qué aquellos que debieron gritarla a los cuatro vientos las callaron?, ¿por qué silenciaron tantas palabras?, ¿acaso lo que Yo decía por boca de Faustina era algo que se oponía a la Sagradas Escrituras?, si todo está dentro de las Sagradas Escrituras, ¿por qué ese empeño en querer sepultar todas las palabras que dije a través de Santa Faustina?, hasta que después tuvieron una eclosión muy grande pero no tanto como debiera, ahora ella está en los altares, su palabra es más respetada, pero Mis queridos el que habló siempre fui Yo.
Yo no quisiera que pasara igual ahora con Artemio, por una razón muy simple, el mundo tiene necesidad de escuchar Mis palabras o palabras que pueden ser parecidas a las Mías, no necesariamente tienen que ser las Mías, tienen necesidad pero no de escucharlas el año que viene, dentro de diez años, veinte o treinta cuando a alguien que tiene el poder de decidir se le ocurra que ya es tiempo de decirlas, no, Yo necesito que hoy mismo se las digan a los hombres, todos deben convencerse de que hay necesidad de vivenciar, de llevar plenamente a la practica las Bienaventuranzas y todo lo que se desprende de ellas, todo lo que tienen los Evangelios pero si les digo las Bienaventuranzas es porque allí está contenido tanto, además los hombres deben tomar conciencia que Mi Padre los amó de tal forma que me envía a Mí a derramar Mi sangre para remediar todos los males, es posible que Mi sangre se esté derramando inútilmente, es posible. Los hombres se despedazan unos a otros, las guerras son el pan cotidiano, hombre contra hombre, mujer contra mujer, hijo contra padre, padre contra hijo, naciones contra naciones, pueblos contra pueblos y Yo sigo derramando Mi Sangre Preciosísima para decirles: basta Mis queridos, vivan como hermanos, basta Mis queridos, vivan como hermanos.
Yo les aseguro que en el mismo momento en que tu mente, hombre que me escucha, si me estás leyendo, en el mismo momento en que empezás a abrir tu corazón para dar cabida a Mis palabras, en ese mismo momento el Padre derramará sobre todo al Gran Comunicador, el Espíritu Santo, para auxiliar en ese proceso de recuperación del sentido de la persona y de la vida, ¿les amenazo con algo si no lo hacen?, no, solamente les digo, los hombres no pueden seguir sufriendo como sufren ni hambre de amor ni hambre de pan. Cuando se sufre por catástrofes naturales eso es una cosa pero cuando se sufre por causa de otro, de otro ser humano entonces esto es un terreno tan resbaladizo que no creo que nadie conserve el equilibrio.
Es por eso que les invito a vivir de acuerdo a Mi Misericordia, les invito a vivir de acuerdo al Evangelio, les invito a vivir como les dije antes las Bienaventuranzas, el mundo no tiene otra salida que el amor, búsquenle todas las vueltas, ensayen todo lo que quieran, el mundo no tiene otra salida que el amor. No se puede vivir tanto tiempo al margen del amor, Yo diría no se puede vivir al margen del amor.
Por eso este llamado desesperado a todos los hombres para que depongan sus actitudes egoístas y empiecen a mirar al que tienen a su lado como un hermano. Yo les prometo como les dije que el Padre enviará el Espíritu Santo para sugerirles, decirles, anunciarles y llenarles de la palabra del Señor para resolver todos los grandes problemas.
Escuchen Mis palabras, no pueden acostarse una vez más sabiendo que tantos padecen por culpa de otros hombres en todos los órdenes, en todos los niveles.
Escuchen Mis palabras, pero no esperen diez años, veinte o treinta, hoy, hoy que acabas de leer esto o acabas de enterarte, hoy, hoy, hoy tienes que escucharme.
Dice la Virgen:
Siguiendo con las palabras de Mi Hijo, los invito a todos con toda la fuerza que puede tener la Madre de Dios, los invito a decir sí como dije Yo cuando me visitó el Arcángel Gabriel, ¿sí a qué?, sí a todo lo que represente a Mi Hijo. El mundo no tiene alternativas o lo sigue a Mi Hijo o sus principios o se desbarranca, eso no quiere decir que el mundo se termine pero a ustedes les gusta edificar sobre los muertos que murieron por causa de otros hombres, ¿a quién le gusta?, además piensen en todas las palabras del Magnificat, ¿no creen que allí hay toda una filosofía de la vida para transformar el mundo?.
Estamos en los tiempos en que las noticias llegan de un extremo al otro del globo en segundos, tiene razón Mi Hijo cuando dice: cuántos años esperaron para escuchar lo de Santa Faustina, todos aquellos que son responsables de todas estas cosas no esperen ¿o acaso el sufrimiento, el dolor, el hambre, la incertidumbre, las guerras y todo pueden esperar veinte, treinta años, cincuenta años?, nada puede esperar, lo malo no puede esperar, hay que desterrarlo, hay que sacarlo de circulación, yo no puedo dar un paso si sé que no tengo conciencia y no lejos de mí alguien se muere de hambre o no tan lejos hay guerras o todas las cosas a nivel general y a nivel personal.
Todos aquellos encargados de comunicar ideas no pueden negarse a comunicar lo que Mi Hijo y Yo les estamos pidiendo.
Deténganse hombres, deténganse en hacer sufrir a otros hombres, en destruir a otros hombres, busquen humanizar todo lo que tienen entre manos, lo personal y lo colectivo, esto no está dirigido solamente a algunos, está dirigido a todos pero especialmente a aquellos que tienen la facultad para decidir.
Ya sé que no es nada nuevo, pero sí es nuevo en la medida en que nunca se puso en práctica o se puso de una forma tan relativa que es igual que si no se hubiera puesto, no desoigan estas palabras, el Gran Comunicador les está esperando para que abran vuestro corazón y así puede Él entrar en él e inspirarles aquellas ideas maravillosas para que todo cambie, ¿para que todo llegue a ser como un paraíso?, no, el espíritu del mal seguirá haciendo de las suyas pero el problema Mi querido es entre vos y Yo, entre vos hombre o mujer de cualquier raza, religión o latitud, el problema es con Mi Hijo, ¿son capaces de decir sí?, ¿son capaces de afirmar con vuestro corazón: voy a ponerme de parte del hombre, voy a ponerme de parte de la persona?, y luego en cada acción mostraré que me he puesto del lado del hombre, del lado de la persona, no interesa qué dice el otro, el otro o el otro, el problema se circunscribe a vos y lo que te dice Mi Hijo y lo que te digo Yo, ¿para qué?, para salvar al mundo de tantas atrocidades.
Es cierto que por el mal uso de la libertad puede haber exceso de todo tipo pero ¿no creen que los excesos actuales han colmado en muchas medidas?, ¿es posible que las palabras de Misericordia de Mi Hijo que le dijo a Santa Faustina se hayan demorado tantos años en hacerlas conocer?, ¿qué había de malo en ellas?, ¿es que el amor en todas sus expresiones puede ser malo?.
Allí están las Sagradas Escrituras, allí están los Evangelios, allí están todos los Documentos de la Iglesia, todo está previsto para que el hombre en su actitud egoísta gire ciento ochenta grados y así como en aquellos tiempos de los bárbaros en que los doctos y los bárbaros caían ante la fuerza imbatible del Evangelio, así es Mi deseo, el de Mi Hijo que todos se rindan ante la fuerza del amor, no tienen tiempo, apúrense, no dejen que llegue mañana porque es posible que esta noche mueran un montón, no esperes mañana, hoy, hoy te pido que hagas las cosas.
Amén, Amén, Amén.