Mensaje del 25 de Noviembre de 2001

Habla Artemio:

Hoy es el día de Cristo Rey y Jesús está vestido como Cristo Rey, con la capa roja, vestido un poco mejor. Tiene una corona en la cabeza, pero no tiene piedras ni nada. Es un poco brillosa, como si fuera la luz. No tiene la pinta de un rey de los que estamos acostumbrados a ver nosotros. La apariencia de Jesús es otra, porque sigue estando descalzo, siguen viéndose Sus heridas y Su Corazón.

Dice Jesús:

En este día de Cristo Rey quiero decirles que estoy maravillado con todo lo que pasó ayer. Ustedes pueden ver que en un acto tan sencillo han podido liberar de las sombras a millones de niños. Todos esos niños ahora les están siguiendo a ustedes por todos lados para agradecerles, para darles cosas. Es decir, cuando alguien estuvo en la oscuridad y ahora está en la Luz gozando de la presencia del Señor, está tan agradecido, pero tan agradecido, que no existen palabras humanas para expresar todo ese agradecimiento.

Todos estos niños bautizados son propagadores en los cuatro puntos cardinales de la Misericordia del Señor, y llegan a los lugares más extraños y extremos para auxiliar a los hombres en sus necesidades. Es decir, ¿colaboran con el Señor?. El Señor no necesita colaboración, pero ellos, en su alegría, se sienten como obligados a colaborar.

Además, no es fácil entender como es todo esto. Les digo: Los ángeles están siempre rodeando a las personas. Los ángeles creados por el Señor son espíritu puro y entonces se ven como si fueran algo transparente mientras que los ángeles que surgen después de haber tenido un cuerpo mortal tienen otras características. Ahora bien, el ángel de la guarda que cada uno tiene, que el Señor le regala en el momento de la concepción, ahí, en ese momento el Señor le pone un ángel custodio a cada persona, y ese ángel lo tendrá de por vida y después de la vida sobre la tierra. Esos ángeles están adorando siempre al Padre y al mismo tiempo se encargan de cuidarlos a ustedes.

Es bueno tener la devoción al ángel de la guarda. Todas las devociones son buenas, pero hay algunas que son esenciales, como esta que les estoy diciendo del ángel custodio. Tengan una relación muy fluida con el ángel de la guarda, díganle cosas, conversen con el, pídanle que interceda delante del Señor por lo que necesitan, y cuando ustedes quieran que vuestro ángel vaya de visita a algún lugar mándenlo. Quiere decir lo siguiente: si ustedes tienen que resolver un problema, entonces manden a vuestro ángel para que hable con el ángel de la persona determinada que la prepare y así siempre se llegue a un buen acuerdo.

Esta es una hermosa devoción que hay que fomentar. No se pueden fomentar las devociones todos los días y distintas, se van tomando de vez en cuando unas y otras y se las va transmitiendo porque si no los que no están dentro de esta línea de pensamiento puede que se cansen o se angustian con tantas devociones. Sepan elegir las devociones y después hagan lo que les parece bien. No podemos cumplir con todos cada día, quisiéramos, pero no podemos.

Dice Nuestra Madre, la Virgen:

Yo vengo a este lugar con el nombre de Madre de los Dolores, Madre del Jesús de la Misericordia, Inmaculada Concepción, es decir, no se preocupen tanto por el nombre porque soy la Virgen María y punto. Pero en este lugar Yo elegí ser llamada Reina de la Justicia, así como en otros lugares soy la Reina de la Paz o tengo otros nombres. Pero aquí elegí ser Reina de la Justicia, y por eso tengo una sed muy grande de justicia. ¡No olviden eso, Yo estoy siempre pensándolo!.

Si bien es cierto que hubo injusticias en todos los continentes, aquí en este continente americano existieron y existen muchas injusticias, y es una preocupación constante. Ténganlo en cuenta y traten de formarse con una mentalidad de justicia, en el sentido de darle a las personas lo que las personas necesitan y lo que a las personas le corresponde.

Les hablo a todos, pero especialmente a aquellos que están encargados de administrar justicia, pero el resto no digo que dejen mucho que desear, ¡dejan todo que desear!. ¡Han convertido su profesión de administradores de la justicia en una forma de comercio, un comercio terrible!. Porque en otro tipo de actividades se nota menos, pero en esto alguien por descuido, negligencia o dinero deja que alguien esté encerrado mucho tiempo o no se cumplan ciertos principios fundamentales que exigen las leyes, sobre todo aquellos que tienen poder, piensen que están en deuda de una forma terrible con el Señor.

El Señor no les castiga porque ustedes administren mal la justicia, no, en absoluto. El los espera, pero no se olviden que, como dije tantas veces y Mi Hijo también, cada uno cosecha lo que siembra. ¡Cuidado con todo esto, aquellos que ostentan el papel de guardianes de la justicia!. ¡Mucho cuidado, porque es terrible lo que ustedes mismos se hacen!.

El Señor no les castiga ni mucho menos. ¡Ustedes ponen sobre su cabeza montones de brasas encendidas que les consumirá la vida!. Todo aquel que procede mal en un acto que debería administrar la justicia como corresponde y no lo hace, cualquiera que tenga poder o que se especialice en la justicia y no lo hace como corresponde, tendrá que pagar y pagar muy caro, ¡muy caro!. Pero no porque el Señor le haga pagar, ni Yo ni ningún Santo, no, tendrán que pagar ustedes mismos porque están construyendo sobre arena y una casa con cimientos de arena se derrumba y los aplasta abajo.

No entren en la variante de empezar de a poco a transgredir con la justicia porque va a llegar el momento en que no van a saber distinguir una cosa de la otra y de esta manera, como les decía recién, estarán amontonando brasas sobre sus cabezas, construyendo sobre la arena.

¡Presten atención a estas palabras, hombres de todas las latitudes, hombres de América que administran la justicia en todos los órdenes y aquellos que deben proceder justamente!. Porque la vida, los hombres, las cosas, la naturaleza, todo está observando y puede llegar el momento en que vuestra conciencia les haga tantos reproches y los acuse de tal forma que sus mismas vidas pueden convertirse en un verdadero infierno, no porque Dios lo quiera sino porque ustedes han preparado todo eso que están sufriendo. ¡Ténganlo presente!. Yo, Reina de la Justicia, como me hago llamar aquí, les doy un llamado de atención muy serio. ¡Después no me digan que la conciencia no los deja vivir!.

Porque se cosecha lo que se siembra. Algunos creen que no . Los que miramos la conciencia de la gente sabemos que hasta la más mínima cosa hecha injustamente la conciencia la hace ver, y la conciencia les puede destruir la vida por haber tomado las cosas en una forma indebida.

¡Les habla Nuestra Señora de los Dolores, Inmaculada Concepción, pero no se olviden Reina de la Justicia!.

Amén.