Mensaje del 14 de Noviembre de 2001

Dice Jesús:

No es la primera vez que vengo hoy. Es decir, estoy siempre, pero no es la primera vez que me muestro hoy, es la segunda, y también habrá una tercera. El tema que Yo quería tratar en este mensaje lo voy a cambiar por otro que les viene bien a ustedes y a todos los hombres.

Nunca infravaloren a los demás en cuanto al poder de convertirse. Incluso Yo les digo a todos los hombres de todas las latitudes: aquel que cree que está convertido plenamente está equivocado. Porque la conversión se va dando todos los días un poco más. Quien se detiene no solamente no avanza, sino que retrocede.

Ustedes tienen que partir siempre de una base: valorar siempre a los otros como superiores a uno. Tengan en cuenta siempre eso y además hasta el último instante de la vida un hombre puede convertirse.

Cuando se fijen en las personas piensen "si no obra bien está enfermo". Pero no enfermo de gripe, resfriado o de reuma. No, el corazón está enfermo. Además, salvando siempre la libertad de cada uno, Yo voy preparando las razones y los corazones.

Me gustó el acto tuyo de recién, te metiste en los dos focos principales que tiene al mundo sobre el filo de la navaja, con el convencimiento de que Yo podría entrar allí y hacer muchas cosas.

Tengan en cuenta siempre esto que les digo: los demás tienen que tener siempre oportunidades, y por otra parte piensen en que cuando se me pregunta cuantas veces hay que perdonar. Yo contesto "setenta veces siete", es decir siempre.

Por eso, denle a los demás siempre la posibilidad y estoy seguro de que van a tener serias sorpresas en cuanto a eso. Esa mujer que hoy habló con vos desde lejos, cuando hace dos años vino acá la trajeron porque era una oveja descarriada y hoy el Espíritu Santo te hizo decirle a esa mujer que fuera a los hospitales y a todos los lugares en donde hubiera enfermos para que los tocara y los sanara. Dos años atrás ella era una oveja descarriada. Desde hoy, con toda la felicidad y con llanto, te agradece el mensaje que yo le encomiendo.

¿Ustedes saben que en la Iglesia de San Francisco, en Córdoba, hay un hombre que vende claveles?. Es un hombre al que nadie le da importancia y sin embargo ese hombre lleva a todos los carenciados como él, porque vive en la calle, les lleva agua de la Virgen y también va a los hospitales a pedir que les dejen tomar a algunos enfermos el agua de la Virgen. ¿Conocían esto, Mis queridos?. ¿Sabían ustedes que podríamos decir que ese buen hombre es un apóstol digno de imitar?.

El cristiano debe presentar a sus semejantes la alternativa "del amor para siempre". Puede pasar un tiempo, pero luego lentamente se convencerán de muchas verdades.

Entonces, concluyendo este breve mensaje, porque esta noche daré otro, les digo: No dejen a nadie afuera, porque todos deben tener la posibilidad de recibir la Palabra. A nadie, dije, a nadie dejen afuera.

Yo he muerto en la Cruz por todos, y en consecuencia ustedes deben tener en cuenta esto para ponerlo en práctica. Después de la reunión seguiremos hablando.

Amén.