No hay camino más largo ni más corto que llegar al propio corazón pero si Mi Madre te lleva de la mano entonces todo está resuelto, todo está resuelto, no podrías jamás tener una guía mejor para llegar hasta Mí.
Mensaje del 02 de Junio de 1999
Habla Artemio:
Tenemos los ojos cerrados, nuestro cuerpo está flojo, le pedimos al Espíritu Santo que nos llene, empezamos a caminar, respiramos hondo. Seguimos caminando, caminando. Se está haciendo de noche ya pero tengo gangas de caminar igual, sigo caminando, ya todo a mi alrededor es oscuridad, que oscuro que está todo y sigo caminando, caminando, pero ya parece como si yo estoy dando luz a las cosas, por eso sale de mi cuerpo mucha luz, mucha luz, pero no es mía la luz, alguien me la da, alguien me la presta y todo mi cuerpo brilla, brilla mucho y entonces veo que a la orilla de mi camino hay plantas, pequeñas, grandes y las plantas no están secas sino que están muy verdes y llenas de flores, ya no sé si soy yo, ya no sé si soy una luz, ya no sé nada, solamente mi corazón está latiendo fuerte. Y sigo avanzando, me parece que nunca tuve tanta paz como en este momento, cuánta paz tengo dentro de mí, es increíble la paz que siento.
Quisiera darle gracias al Señor por todo, que paz que siento, ¿no me estaré muriendo?, no, no, no, estoy caminando porque mi corazón sigue latiendo. Empiezo a ver no tan lejos lugares muy iluminados, me voy acercando de a poco, perdí la noción del tiempo, ya no sé quien soy, no sé quién tengo cerca de mí, me voy acercando a esos lugares iluminados y veo que hay muchos seres que se mueven debajo de esa luz intensa, parecería que juegan, parecería que tienen en sus manos pétalos de flores que se reproducen. Sí, he caminado tanto que de repente veo Ángeles, Arcángeles, Querubines, cuánto habré caminado ya para ver todo esto, cuánto habré caminado. No sé si estoy en un camino o estoy dentro de mí mismo.
Y de repente veo una mujer hermosa, toda llena de luz, tiene un habito blanco que llega hasta el suelo, es Nuestra Madre, cuánto habremos caminado dentro de nosotros o en un camino muy largo y Nuestra Madre nos sonríe diciendo que nos acerquemos y un montón de Ángeles y Arcángeles me dan un asiento para sentarme, me siento y veo que es mullido, que me hundo en el asiento y que ese asiento me da más paz todavía y siento la voz de esa mujer que es Mi Madre...
Dice Nuestra Madre:
Hijo Mío, ¿has caminado mucho o poco?.
Habla Artemio:
No sé Señora.
Dice Nuestra Madre:
Yo creo que no has caminado tanto pero a medida que caminabas ibas dejando toda tu ropa en el camino y ahora estás prácticamente con la piel descubierta como llegaste al mundo pero no sentí vergüenza de que todo tu cuerpo esté así. ¿Por qué has venido hasta acá?.
Habla Artemio:
Porque te amo Señora.
Dice Nuestra Madre:
¿Siempre me amaste?.
Habla Artemio:
Creo que sí Señora, pero a medida que crecí fue cambiando mi amor para con vos.
Dice Nuestra Madre:
¿Y ahora cómo me amás?.
Habla Artemio:
El amor no puede definirse Señora, pero siento que ya no me pertenezco a mí sino que soy todo tuyo Señora, Madre Mía, todo tuyo.
Dice Nuestra Madre:
¿Y eso te alegra hijo?.
Habla Artemio:
Claro que me alegra Señora.
Dice Nuestra Madre:
Pero para llegar hasta aquí te has olvidado de muchas cosas.
Habla Artemio:
No Señora, me acuerdo más que antes de todas mis cosas, pero las recuerdo de otra forma Señora, las veo con la luz que vos les das Señora a todos los que yo quiero.
Dice Nuestra Madre:
No te entiendo hijo, por qué no me explicás.
Habla Artemio:
Sí Madre, mientras yo veía las cosas con la luz solamente de mis ojos y del sol veía a todos de una manera pero ahora que vos los alumbrás veo todo diferente.
Dice Nuestra Madre:
¿Y te gusta verlo todo diferente?.
Habla Artemio:
Señora, cómo no me va a gustar, ahora siento que todo lo que yo tenía en el mundo y tengo tiene sentido, porque vos lo estás iluminando Señora.
Dice Nuestra Madre:
¿Estás seguro de lo que decís?.
Habla Artemio:
Señora, vos me trajiste hasta acá para enseñarme todo esto, yo solo no hubiera podido llegar, vos me trajiste Señora.
Dice Nuestra Señora:
Y ahora hijo ¿qué pensás hacer?.
Habla Artemio:
Seguir caminando Señora pero antes quiero hacerte una invitación, ¿me llevás de la mano Señora, así como fueras mi mamá cuando yo era niñito?. Mi corazón Señora no cabe en mi pecho con sus latidos, porque me has tomado de la mano y siento el calor de tu mano Señora, Madre mía, siento el calor de tu mano y siento que estoy caminando, pero ya no como antes Señora sino me parece que estoy entre nubes, solamente siento mi corazón Señora.
Dice Nuestra Señora:
Ven hijo Mío, sígueme.
Habla Artemio:
Sí Señora, donde vos me lleves.
Dice Nuestra Señora:
¿Ves ahí muy cerca todo ese brillo?.
Habla Artemio:
No, no puedo ver Señora porque es tanto el brillo que no veo nada.
Dice Nuestra Señora:
¿Ahora ves algo?.
Habla Artemio:
Sí Señora, en la luz grande, enorme veo a Jesús y como en tinieblas doradas me parece que es el Padre y algo que se agita entre ellos dos que será el Espíritu Santo.
Dice Nuestra Señora:
Has dicho bien hijo, ¿querés seguir avanzando o querés volver?.
Habla Artemio:
Quiero seguir avanzando Señora.
Dice Nuestra Señora:
Hijo, pero si tu corazón te late de esta forma no va a resistir.
Habla Artemio:
Sí Señora, va a resistir porque vos me llevás de la mano.
Dice Nuestra Señora:
Ahora nos detenemos acá para que vos contemples todo esto. Ves cuántas personas que hay con sus rostros jóvenes, hay niños, jovencitos, pero en el centro de la escena está la Trinidad pero solamente verás bien a Mi Hijo Jesús.
Habla Artemio:
Señora soy tan feliz, tan feliz como nunca creí serlo.
Dice Nuestra Señora:
Hijo Mío, esto es un anticipo del Cielo, cuando algún día cierres los ojos Yo también voy a estar allí para tomarte de la mano y llevarte delante del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¿Confiás en Mí que te voy a llevar de la mano?.
Habla Artemio:
Cómo no voy a confiar Señora.
Dice Nuestra Señora:
Y ahora que has visto toda esta magnificencia, tanta luz, tanto amor.
Habla Artemio:
Parecería que tu corazón no puede resistir tanto Señora.
Dice Nuestra Señora:
Pero este amor Mi queridos no es de hoy, sino el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo te amaron siempre, desde toda una eternidad y cuando el Padre creó el mundo ya sabías que vos ibas a estar en ese mundo porque este mundo en el que vivís te pertenece.
Habla Artemio:
Señora, y ahora al volver después de ver todo esto ¿me acostumbraré a vivir de nuevo con mis hermanos?.
Dice Nuestra Señora:
Claro hijo, no solamente te acostumbrarás sino que verás a tus hermanos de muy distinta forma de lo que veías antes, todo te parecerá diferente porque quien contempla al menos sea en su imaginación la luz del Señor y sintió el calor de Mi mano guiándolo por el camino ya su vida no es igual a la de antes.
Habla Artemio:
Señora pero cómo haré yo para merecerme todo esto?. Tengo miedo Señora, es tan poquito lo que uno hace Señora, cómo haré yo para merecerme un poquito de todo esto.
Dice Nuestra Señora:
No es difícil Mi querido, lo único que te pidió el Padre es que ames a todos, ¿no empezaste hoy en la Tierra hablando de la Parábola del Buen Samaritano?, bueno, cuando en tu corazón sientas el amor por ese hombre tirado en el camino y lo lleves a la posada y le sanes sus heridas entonces ya estarás en condiciones de enfrentar toda esta Luz y todo este amor.
Habla Artemio:
Pero yo no lo merezco Madre.
Dice Nuestra Señora:
Eso es problema del Señor y no tuyo, deja que Él haga en tu vida, deja que Él se ocupe de todas tus cosas y Yo siguiendo sus pensamientos te seguiré llevando de la mano adonde vayas porque no has recorrido un camino muy largo, el camino ha sido muy cortito, has llegado a tu propio interior donde tenés todo esto maravilloso, porque la Trinidad habitó siempre en vos. Todos estamos dentro de tu corazón, nunca has visto tanto y nunca has caminado tan poco con tus piernas pero sí con tu amor Mi querido, en vos está viviendo la Trinidad y toda esa Luz que has visto brillar brillará también en vos cada vez que mires a un hermano con amor.
Hasta cada momento Mi querido, nuestra despedida no puede ser larga porque si estoy dentro tuyo tampoco tenés que despedirte de nadie más porque está todo dentro de vos, en vos habita la Trinidad, en vos estoy Yo, es cuestión que me descubras y me tengas en cuenta.
Habla Artemio:
¿Y todo esto por qué Señora?.
Dice Nuestra Señora:
Porque Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo te amaron desde siempre y te amarán para siempre y Yo siempre te llevaré de la mano hacia ellos y te daré todo el auxilio de Mi llama de amor para que te colme de dicha y cada vez que sienta tu corazón latir pensá que estás haciendo un acto de alabanza a la Trinidad que habita en vos y a Mí que también estoy en vos.
Y ahora regresa otra vez a tu asiento, a tu silla y espera la palabra del Señor.
Dice Jesús:
No hay camino más largo ni más corto que llegar al propio corazón pero si Mi Madre te lleva de la mano entonces todo está resuelto, todo está resuelto, no podrías jamás tener una guía mejor para llegar hasta Mí.
Contale a los hombres estas cosas, estas cosas que parecen un cuento de niños pero sabés muy bien lo que dije una vez: “si no se hacen como niños no podrán entrar en el Reino de los Cielos”, cuenta esto a los hombres Mi querido, cuéntale estas cosas a los hombres y no te... (se dio vuelta la cinta)... desprendas nunca hijo de la mano de Mi Madre porque es la única mano que puede conducirte hasta donde has llegado hoy y has conducido a todos tus hermanos.
Bienaventurados todos los que hoy han recorrido este camino hasta su propio corazón porque ellos han visto la Luz del Señor y el ver la Luz del Señor es hacer que un Río de Agua Viva esté siempre corriendo y apagando la sed, esa sed de amor que tienen todos aquellos que entendieron que la base de todo es que se aman como Yo los amé.
Amén.