Mi alma está triste, mi alma está llena de dolor, es cierto que en cada una de Mis heridas están los pecados de los hombres, pero también y lo que más me duele es que tantísimas cosas que podrían haber hecho los hombres no las hicieron.
Mensaje del 11 de Abril de 1999
Habla Artemio:
Señor Jesús, nosotros por supuesto nos alegramos porque conmemoramos, con junto, memorar memoria, es decir recordamos juntos la Resurrección pero vos resucitaste una vez hace menos de dos mil años y esto es una conmemoración pero de cualquier manera nos alegramos en esa conmemoración de que resucitas. Esta semana pensamos mucho en todo el dolor, en toda la tristeza, en todo el abandono que tuviste Señor, de todos, de los Discípulos y de todos los demás, y de nosotros también, porque todos aquellos que te abandonaron en esta semana que se conmemoró y tu paso en el calvario y antes en el huerto de los Olivos y antes en la Última Cena porque la Última Cena justamente no se caracterizó por ser alegre sino que fue muy triste, y en esa Cena vos le dejaste a las personas, a los hombres, tu propio cuerpo y tu sangre; es decir, fue una despedida pero como los Discípulos aún no habían recibido el Espíritu Santo entendían poco, ese fue el drama de ellos, tener todo tan cerca y entender poco y nada, tal vez nada. Es cierto que todos tenemos limitaciones humanas pero uno supone que podrían haber entendido un poco más porque cuando se está junto a un jazmín uno huele a jazmines, estando cerca tuyo Señor tal vez pudieron ser un poco diferentes en el sentido de entenderte más Señor, pero en última instancia ellos no hicieron otra cosa que la que hago yo, lo que hago yo cuando no te comprendo Señor... (se dio vuelta la cinta)..., vos me sirves todo Señor en una bandeja a lo largo de mi vida y yo no sé servirme porque no entiendo, no comprendo o porque estoy en otra cosa Señor.
Hoy conmemoramos repito tu Resurrección, y como dice San Pablo, si vos no hubieras resucitado vana sería nuestra fe, pero sin embargo esa resurrección Señor no era tan esperada, ni siquiera por tu Madre era tan esperada, porque cuando van a ver el sepulcro que está la piedra corrida, van a preguntarle al que cuidaba el huerto qué había pasado. Es decir, no piensan Señor en que vos habías resucitado, si por las Escrituras ya lo sabían, si vos le habías dicho que al tercer día ibas a resucitar y sin embargo se sienten extrañados y yo también Señor a través de los años de mi vida cuando te he visto nada más que en una cruz colgado; es decir, no me he dado cuenta de que vos estás vivo, estás a mi lado o estás en mi corazón Señor y yo siento haber desperdiciado tantos momentos de mi vida en esa situación, de no reconocerte ¿eh?, hasta que las mujeres que habían llevado aceite y otras cosas para untar tu cuerpo ven que hay un Ángel adentro, un muchacho joven y les dice él: ¿por qué buscan entre los muertos al que vive?. ¿Cuál habrá sido la reacción de todos los que llegaron Señor?, tal vez la misma que tenemos nosotros Señor cuando no reconocemos tu paternidad, tu compañerismo, tu amistad, cuando vivís tendiéndonos la mano y nosotros o la mordemos o la hacemos a un lado o no la tenemos en cuenta.
El jueves por la noche Señor dijimos que teníamos unas ganas bárbaras de perdonar, de perdonar Señor, perdonar, incluso a veces sin tener totalmente culpa pero perdonar y hoy podríamos repetir un poquito eso: Señor yo perdono, yo perdono todos aquellos que en mi vida han pasado y han dejado una mala huella, quiero perdonar Señor porque vos al resucitar Señor me estás dando un ejemplo tremendo Señor y si vos perdonaste a quienes tanto daño te hicieron ¿quien soy yo, un mísero gusano para no perdonar Señor?. Por eso hoy quiero como el jueves o el martes perdonar Señor, cuánto, cuántos han pasado por mi vida y me han dejado cicatrices, me han dejado moretones en el alma Señor, pero yo los quiero perdonar, no sé si puedo pero quiero, no sé Señor si puedo pero quiero perdonar, quiero perdonar, no sé si mi padre y mi madre tendrán muchas cosas que habrán hecho en contra de mí o sin querer habrán hecho en contra de mí pero a ellos también quiero perdonar Señor, los quiero perdonar a todos Señor y a mis antepasados también y a lo mejor a mi parentela también, mi tío, mi tía, mi sobrino, mi sobrina, que se yo, hay tantos que a veces se meten en las casas y meten el pico y transforman y hacen daño a nuestra vida Señor, yo tengo ganas de perdonarlos a todos hoy, porque sino yo no estoy a la altura tuya Señor, yo no quiero estar a la altura en cuanto a tu grandeza, quiero estar a la altura en cuanto a tu ejemplo, si vos perdonaste Señor ¿quién soy yo para no perdonar?. Y también quiero perdonar Señor a todos aquellos que no directamente pero indirectamente me engañaron, a lo lejos o cerca, porque aquél que destruye como decía recién un árbol en el Amazona me está haciendo daño, aquél que allá en el confín del mundo está mal quistando a un hombre, me está mal quistando a mí también Señor, porque todo hombre compromete mi propia humanidad Señor entonces yo quiero perdonar también a aquellos que están lejos y que no conozco y que de alguna forma están haciendo mal las cosas.
Y también Señor quiero perdonarme yo, así, simplemente Señor me presento desnudito delante de vos como si fuera un bebé y te digo: aquí estoy Señor, esto son todos mis defectos, todas mis limitaciones, todas mis cosas que no corresponden que hubiera hecho a través del tiempo, todo, me quiero perdonar Señor, porque si yo no me perdono y no me quiero un poco entonces no puedo querer a los otros tampoco, entonces me quiero perdonar Señor, sí, porque yo me quiero un poco, bastante me quiero, porque vos no hiciste una porquería conmigo, noo, me criaste una persona, entonces por muy podrido que yo esté vos me debés aceptar que yo me perdone como soy, si el Santo peca siete veces al día cuánto pecará uno, cuánto mal hará uno. Ahora, pero mas que cosas malas que uno hace yo creo que lo que mas debemos perdonarnos nosotros y también pedirte perdón a vos es aquellas cosas buenas que debimos hacer y no hicimos, ¿cuántos pudieron sonreír porque yo le sonreía?, ¿cuántos pudieron ser felices porque yo me acerqué y les di una palabra de consuelo?; es decir, hay cincuenta millones de cosas que yo pude hacer pero no hice entonces yo me perdono de todo eso y te pido a vos también que me perdones a mí el no haber correspondido como debí hacerlo. Estoy con unas ganas de perdonar Señor, unas ganas bárbaras.
Por eso que trae a mi mente Señor todos aquellos, todos aquellos Señor que realmente debo perdonar, ven Señor, ven, ayúdame a cumplir plenamente con esto, quiero perdonar a todos Señor, quiero seguir tu ejemplo Señor, quiero realmente no tener deudas con nadie y pensar que alguien me ha hecho daño Señor y yo no lo he perdonado porque además Señor yo necesito, además de seguir tu ejemplo, yo necesito liberarme de todo esos pesos que puede tener mi conciencia. Necesito perdonar como decía recién a mi papá, a mi mamá, por aquellas cosas que tal vez debieron hacerlo mejor y no lo hicieron, no con esto le hago ningún cargo a ellos, los perdono, aquellos que se me acercaron y me hirieron de alguna manera Señor o me lastimaron o lo que sea y como decía recién que repito algún concepto ahora, es decir, por todas aquellas cosas que debí hacer Señor y no hice, ¿cuántos quedaron a lo mejor en el camino esperando de mí una palabra que yo no le di, una sonrisa que yo no le di?, ¿cuántos habrán quedado en el camino esperando tal vez que yo hiciera algo por ellos?, Señor yo me arrepiento de eso y yo quiero que vos cuando hablabas recién en el Evangelio del Espíritu Santo me ilumines para que yo no siga cometiendo esos errores que cometí a lo largo de mi vida.
Ven Señor, ven, ven Señor Jesús, ven, ven Espíritu Santo, ven, ven, ven Espíritu Santo, ven, llena nuestra alma para ayudarnos en esta tarea que nos hemos propuesto hoy Señor en el día de tu Resurrección, es decir en el día que conmemoramos tu Resurrección porque vos ya habías resucitado hace ya casi dos mil años pero conmemoramos esto, recordamos juntos.
Yo te quiero alabar Señor en este día de tu Resurrección, yo te quiero dar gracias Señor, ¿de qué?, de tener vida Señor, de que mis ojos vean, mis oídos oigan, corra la sangre por mis venas Señor, yo te quiero agradecer por la esposa que tengo o el esposo que tengo, por las hijos y los hijas que tengo, yo te quiero agradecer todos esos momentos lindos que me hiciste pasar con mi familia a lo largo del tiempo, yo te quiero dar gracias Señor por todo eso, por todo lo que siempre no me acuerdo, es decir enumero las cosas que no tengo Señor pero no enumero aquello que tengo Señor.
Por eso hoy hago un alto en mi camino para agradecerte Señor, para alabarte Señor, porque quiero también seguir tu ejemplo, vos has muerto y resucitaste, es decir en vos hay un hombre nuevo, yo también desde hoy quiero ser un hombre nuevo, porque quiero dejar saldadas mis cuentas con aquellos que me hicieron mal, agradecerles a todos aquellos que me hicieron bien y por supuesto pedirte disculpas por aquello que debí hacer y no hice. Claro, ya no hay remedio Señor y si yo fui injusto con alguien ya no hay remedio Señor, entonces yo me perdono, perdoname vos también Señor a mi por eso y que no haya remedios ni muchas cosas, como dice Nuestra Señora en los Mensajes: no dudo de todas vuestras intenciones pero todas esas generaciones que murieron con hambre y sed de justicia, quisieron ver a sus hijos criados, a su familia como correspondía y todo y no pudieron porque alguien se empeñó en tener el pie arriba de su cabeza. Claro, vos Señor le habrás dado del otro lado todo lo que no tuvieron en este mundo pero despacio Señor, despacio, eso no quita que la injusticia esté presente ¿mmm?, muchas veces nos paseamos juntando flores en este mundo que nacen de la boca de los muertos que tal vez nosotros hemos matado, porque nosotros no matamos solamente con un cuchillo, con un arma, a veces matamos con la lengua Señor, quitándole la buena reputación a una persona como juzgando cualquier cosa Señor de cualquiera.
Cuando recién en el Evangelio, en la Epístola hablaba de la carne ¿no es cierto?, también está incluido allí aquello que yo hago con mi lengua Señor cuando murmuro de alguien y le puedo quitar su buena reputación, y por otra parte, murmurar de alguien o calumniar a alguien no es respetar a mi hermano, en todo caso tendré que acercarme a mi hermano de alguna manera, la Virgen lo recuerda en sus Revelaciones, está muy bien todas nuestras intenciones pero ¿como se remedia todos aquellos que cerraron sus ojos viendo que la injusticia, por la injusticia morían o de hambre o de lo que sea?, ¿cómo lo remediamos?, ¿cómo Señor?. Nosotros mucho no podemos hacer pero la sangre que vos derramaste en el huerto de los Olivos, en el camino del calvario y en la cruz Señor pago muchas deudas de eso, tantas deudas pero despacio, yo que tomo conciencia hoy de que hay tantos que mueren con hambre y sed de justicia, ¿qué hago yo por ellos, ¿qué hago yo, porque dije que hoy hubo una resurrección y yo debo sacar de mí el hombre nuevo porque el hombre viejo quedó atrás, entonces ¿qué haré yo para remediar que ya los hombres no mueran con hambre y sed de justicia? ¿mmm?, ¿qué podré hacer yo?.
Entonces me pongo en tus manos Señor y ruego que vos envíes tu Espíritu Santo para que me des pautas, normas, formas de actuar, etc., para que yo pueda hacer algo por todos aquellos y si llega la noche y por mi gran cantidad de trabajo no pude hacer mucho pero al menos si en mi mente yo me he solidarizado por ejemplo con los 14 niños que mueren por día de hambre en la Argentina por ejemplo, si yo me he solidarizado con ellos, Señor delante de vos ya estoy un poquito justificado y si yo en la hora más serena de mi noche hago un acto de adoración a vos Señor y recibo en mi corazón a todos los seres humanos del universo como queriendo decir: vengan todos que quiero imitar a mi Maestro y quiero amarlos a todos, a todos quiero amarlos aunque no los conozco, entonces Señor yo me estoy justificando delante de vos de alguna manera porque yo no puedo remediar lo que en este momento pasa en el África, en la Indochina, en la India o en el Canadá, pero yo puedo tener un acto de adoración a vos muy grande Señor y sentir el dolor de mi hermano que muere allá lejos, sentirlo en mi corazón Señor y entonces vos estarás gustoso y recogerás eso que mi corazón siente y lo acumularás en gracias en gracias para ellos Señor.
Teresita de Lisieux, Santa Teresita de Lisieux vivió veintitrés años nada más, no se movió nunca del Convento de las Carmelitas Descalzas de Lisieux en el Norte de Francia, sin embargo la han designado la gran misionera, ¿por qué?, porque como ella tenía tuberculosis Señor, vos lo sabés demasiado bien y tenía vómitos de sangre, porque en ese entonces en el siglo pasado no había antibióticos y quien tenía tuberculosis era peor que tener, bueno, como el cáncer hoy ¿no? o peor, entonces cuando le venía vómitos de sangre entonces vos lo ofrecías, Teresita de Lisieux los ofrecía por los hombres de los más apartados rincones de la Tierra y cuando sufría dolores indecibles o sufría incluso la incomprensión de las otras monjas porque decía que estaba loca ¿vedad? entonces vos estabas siendo también una gran misionera, es decir surcaba los mares y todas las tierras, desde tu humilde lecho de enferma de tuberculosis en una oscura pieza del Convento de las Carmelitas Descalzas de Lisieux y días pasados el Papa te nombró Doctora de la Iglesia, vos que no escribiste ninguna línea, vos que no tuviste nada más que veintitrés años, vos que directamente lo único que vemos de vos es que diste tu vida así totalmente por los otros, hay pocas mujeres Doctora de la Iglesia, deben ser cuatro nada más y unos treinta varones.
Entonces, hay que empezar a mirar las cosas desde otro ángulo, si una simple monjita tuberculosa en un oscura habitación de un Convento es la gran misionera yo también en la hora más serena de mi noche puedo convertirme en misionero cuando hago entrar en mi corazón a todos los hombres dolientes que hay en el mundo, los hombres que sufren, yo no puedo darle de comer a los indios de Salta o del Neuquen, no puedo porque estoy lejos y tampoco tengo medios pero yo puedo tener un pensamiento enorme por ellos y encomendarlos Señor a tu Providencia, y no es una actitud cómoda, es la única que puedo hacerse Señor, no tengo otra pero depende de mi buena voluntad Señor, entonces yo también puedo ser un gran misionero si cada noche o cada día cuando estoy pelando una papa, cortando un pimiento o mechando el estofado yo también puedo estar misionando las lejanas tierras del África, del Vietnam, de la India o en la Siberia, siempre que yo tenga la actitud Señor de misionar; es decir, de aceptar en mi corazón a esos hombres que no conozco pero sé que de alguna forma están sufriendo, yo los acepto en mi corazón Señor porque vos me diste el ejemplo estos días cuando has muerto en una cruz y derramaste tu sangre por ellos. Vos derramaste casi tres litros de sangre Señor pero una sola gota hubiera bastado para redimir y pagar todas las cosas de los hombres que no hicieron bien.
Entonces, quiero imitar hoy a una Teresita de Lisieux, cuando ella vomitaba sangre decía: gloria Señor, gloria porque esto me recuerda que está próxima mi muerte Señor, que hermoso, vomito sangre Señor decía Teresita, vomito sangre y eso me recuerdo que prontito estaré con vos Señor, mientras tanto ofrecía ese vómito de sangre y ese dolor terrible que le producían los pulmones agujereados ¿verdad? por aquellos hombres lejanos que ella no conocía.
Es decir, Señor si yo hoy en el día de la Resurrección quiero nacer como un hombre nuevo tendré que entrar en una dimensión diferente al mirar los acontecimientos, los hombres y las cosas, quiero ser un hombre nuevo, no puedo mirar todo como mira todo el mundo, no puedo, vos querés que nosotros seamos la sal de la tierra, sal, sal, la sal da sabor, dicen: ¿han encontrado algo más inservible que la sal cuando perdió su sabor?, no sirve para nada, entonces el Señor quiere que seamos la sal de la Tierra y al ser hombres nuevos vamos a ser la sal de la Tierra, entonces aunque no podamos salir de nuestra casa y a través y a través de, como dije antes pelar una papa, cortar un pimiento, mechar un estofado, coser un vestido o lavarle la colita al nene yo podría estar edificando el Reino Señor si yo lo hago con una actitud de amor Señor y te lo ofrezco Señor, es decir, si lo estoy haciendo bajo tu mirada Señor y como complaciéndote Señor, complaciéndote porque yo no puedo alumbrar lejos si no alumbro cerca Señor, no puedo ir ayudar a los que están en la otra manzana si yo tengo a mis hijos en muy mal estado en mi casa, porque no hago ni para los otros ni para mí. Es decir, la moral me obliga para los que tengo cerca y después los que están un poquito más lejos, maravilloso si es que dentro de mi corazón pueden entrar todos Señor, por eso Señor la mejor forma de conmemorar tu Resurrección esta noche Señor será abrir nuestro corazón y decir: vengan todos aquellos que tienen penas, todos aquellos afligidos, todos aquellos que tienen hambre pero no solamente hambre de pan sino hambre de amor, yo los quiero cobijar en mi corazón, quiero sentirlos como hermanos que son míos.
Entonces sentiré que está naciendo dentro de mí el hombre nuevo, el hombre que resucitó con vos hoy Señor sino no pasa nada con la Pascua Señor, no pasa nada, por eso Señor yo soy frágil, débil, precario, todo lo que vos quieras pero si vos soplás sobre mí tu Espíritu Santo Señor yo voy a tener una fuerza invencible que podría pararme delante de una locomotora y decirle detente y la locomotora se detendría si vos estás conmigo Señor sino todo se vuelve triste y todo se vuelve difícil y todo se vuelve una porquería, pero si vos estás conmigo Señor quien contra mí.
Por eso, te vuelvo a repetir Señor, quiero resucitar con vos, quiero resucitar con vos y al mismo tiempo entonar un himno de alabanza muy grande, un himno gigante y extraño que anuncia en la noche del alma una aurora, quiero entonar un himno de alabanza Señor, quiero agradecerte Señor porque me encanta Señor que soy tu hijo Señor, no sabés... (se dio vuelta la cinta)... .
También acá Señor te has presentado solo, aquí estás delante de nosotros Señor, está sentado, está sentado sobre un tronco y tenés la mirada baja Señor, míranos Señor a los ojos, míranos y toda nuestra alma pondrá una dulzura que durará por el resto de nuestra vida, míranos Señor, míranos, y ahora si querés decirnos algo Señor nosotros te escuchamos.
Dice Jesús:
Mi alma está triste, mi alma está llena de dolor, es cierto que en cada una de Mis heridas están los pecados de los hombres, pero también y lo que más me duele es que tantísimas cosas que podrían haber hecho los hombres no las hicieron.
Acaso cuando tuve frío ¿me vestiste?, cuando tuve sed ¿me diste de beber?, cuando estaba sin techo ¿me ayudaste a construirlo?, cuando estaba preso ¿me visitaste?, cuando era la imagen Mía en el hombre borracho que se caía a la cuneta ¿me levantaste?, ¿no entraste en la casa de la prostituta, sabiendo que allí me ibas a encontrar, porque tenías vergüenza de que te vieran entrar?, tuve los pies llagados ¿y los untaste con aceite?, tuve los ojos llenos de lágrimas ¿y usaste tu pañuelo para secarlas?, cuántas veces me acosté hambriento y me acuesto hambriento ¿y vos me diste un pedazo de pan?.
Es por eso que más que dolerme las cosas malas que pudiste haber hecho me duele todo aquello que pudiste hacer y no hiciste, viste a un niño que lloraba ¿me consolaste?, viste que su padre le pegaba a su hijo, es decir me pegaba a Mí ¿le sacaste el látigo?, viste a tantas mujeres embarazadas sabiendo que allí latía la vida ¿pensaste allí en la creación, es decir me viste en ese embarazo?, y cuando nació el niño en el primer llanto ¿me oíste llorar?, cuántas veces pudiste encontrarme en la casa de tantos ancianos ¿fuiste a buscarme?, ¿me llevaste un poco de ropa para abrigarme, un poco de pan?, ¿me llevaste una sonrisa para que pudiera seguir viviendo, que mi vida tuviera algún sentido?. Cuando viste que alguien se portaba mal te hiciste a un lado y no le ayudaste por temor al que dirán sabiendo que Yo estaba ahí cerca queriéndole ayudar?, ¿me ayudaste a llevar la pesada carga que tienen tantos hombres en su alma, que es Mi pesada carga?.
Entonces, no tanto algunas cosas malas que pudiste haber hecho sino tantas buenas que debiste hacer y no lo hiciste, todo lo que represente la soledad de Mi vida es en este momento toda la indiferencia que tienen los seres humanos por la palabra, tal vez te parezca que no es tanto así, pero todos aquellos que repiten a coro Mis palabras ¿realmente viven de esa manera?.
Gracias hijos Míos por acompañarme en Mi soledad, gracias hijos Míos porque en el momento del fracaso estuviste junto a Mí, gracias porque de alguna manera entendiste Mis palabras, gracias, gracias, gracias.
Amén.
Habla Artemio:
Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu de amor. Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu de amor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor.