Yo les pediría que tengan una actitud constante de redención de los hermanos, háganlo simplemente, háganlo de una manera de no recargar vuestra mente sino simplemente decir: Padre, aquí están mis manos para que sigas sanando a todos los hombres, una sola vez por día por lo menos.

Mensaje del 07 de Septiembre de 1999

Dice Jesús:

Bienaventurados…, aquellos que están disponibles para servir a los semejantes; bienaventurados…, todos los que están presentes en esta reunión, porque por vuestra acción he podido pasar sanando a la humanidad entera; bienaventurados…, por estar disponibles en forma incondicional; bienaventurados…, porque con vuestro trabajo y vuestra acción, tantos sobre la Tierra han encontrado nuevamente el camino; bienaventurados Mis queridos…, por vuestra constancia, por vuestro esfuerzo, por vuestra buena voluntad, por vuestro amor, por vuestra generosidad.

Una vez más les digo que vuestros nombres están escritos en el Libro de la Vida y que el día en que el Señor los llame, Mi Madre, los Santos, todas las almas del Purgatorio que han ustedes contribuido a hacer salir de allí, estarán cantando: ¡aleluya, aleluya!. Gracias Mis queridos por prestarme vuestras manos, vuestra mente, vuestro corazón, todo vuestro ser, gracias Mis queridos, muchas gracias. Si hay alguien que no olvidará esto es justamente Mi Padre, Yo y el Espíritu Santo.

Yo les pediría que tengan una actitud constante de redención de los hermanos, háganlo simplemente, háganlo de una manera de no recargar vuestra mente sino simplemente decir: Padre, aquí están mis manos para que sigas sanando a todos los hombres, una sola vez por día por lo menos.

Tienen que darse permiso esta noche para disfrutar de todo lo que ha ocurrido, tienen que darse permiso para estar alegres y felices pensando en que, Yo he usado vuestras manos, vuestra mente y vuestro corazón para invadir el mundo de amor, ¿ustedes tienen conciencia de lo que es neutralizar las armas que se usan para matar?, son incontables lo que ustedes han inutilizado esta noche.

Bienaventurados los presentes en este grupo de oración, porque por medio de ustedes el Reino del Padre, Mío y del Espíritu Santo, se está extendiendo hacia los cuatro puntos cardinales.

Amén.