Mensaje del 03 de Marzo de 1999

Habla Artemio:

Ven Señor Jesús, ven, ven Señor Jesús. Jesús como Nuestro Señor de la Misericordia entró acá y todos los demás, por supuesto. Habla Señor, habla.

Dice Jesús:

Esta noche quiero que todos los presentes queden bautizados con el Espíritu Santo, en consecuencia les digo: descienda sobre ustedes con toda la fuerza que el Padre y Yo tenemos, descienda sobre ustedes el Espíritu Santo y sean bautizados cada uno de ustedes nuevamente como el día en que fueron bautizados por primera vez y eran muy pequeños, que descienda sobre cada uno de los presentes el Espíritu Santo y haga su morada en él, así como los Apóstoles y Mi Madre estaban en el cenáculo esperando la venida de Pentecostés, el Espíritu Santo, así también ahora, de la misma forma desciende sobre ustedes en formas de lenguas de fuego, que vos podes ver, descienda sobre ustedes todo el Espíritu Santo, el Espíritu Creador.

En este momento ustedes sentirán que están un poco mareados, como si las cabezas les pesara mucho, como si tuvieran algo arriba muy pesado, están un poco mareados, pero se está repitiendo lo mismo que ocurrió en el día de Pentecostés, hoy para ustedes es vuestro Pentecostés personal, porque el Padre y Yo hemos querido que descendiera sobre ustedes el Espíritu Santo para bautizarlos de nuevo, sería una renovación de las promesas que hicieron no ustedes, sino vuestros padrinos el día en que fueron bautizados en la Iglesia.

Todo el calor que están sintiendo, ese nudo que tienen en el estómago, todo ese estado especial que están viviendo, es una consecuencia de que ha descendido sobre ustedes el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego. Tal vez en forma inmediata no noten demasiado, pero van a encontrar que después de este momento, ustedes tendrán o sentirán como una renovación total en vuestra vida, una renovación total en vuestra vida.

Reciban todos, porque el Padre y Yo lo queremos, el Espíritu Santo y a cada uno que le otorgue el don o carisma que deben tener y Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Dice la Virgen María:

Cuando uno recibe el Espíritu Creador, siempre se siente como un adormecimiento que no es otra cosa que la infusión de toda la gracia del Señor que entra en ustedes para permanecer allí para siempre. ¿Han pensado en el privilegio que han tenido que el mismo Jesús en persona haya invocado al Espíritu Santo para que descendiera sobre ustedes?. Acuérdense de este día 03 de Marzo porque han recibido la infusión del Espíritu Santo, esto no quiere decir que no lo puedan hacer otras veces, pero hoy han recibido la infusión del Espíritu Santo.

Habla Artemio:

La Madre Teresa, San Martín de Porres, San Artemio, se han arrodillado y dicen que no hace falta que en este día pronuncien ninguna palabra, porque lo que acaban de vivir es simplemente extraordinario, en todo caso rezaremos con ustedes el Credo: creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del Cielo y de la Tierra, y en Jesucristo su único Hijo nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen, padeció debajo del poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los Cielos, está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso, desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida perdurable. Amén.

Ahora Jesús me está diciendo que cada uno piense en todo aquello que le quieren pedir o todas las cosas que necesitan resolver, que ellos estarán aquí presente, mientras nosotros en nuestro interior, en silencio pidamos y no solamente por nosotros, sino por todos los que querramos.

Después de todos estos petitorios que hemos hecho y también el agradecimiento que le hemos hecho al Señor, el Espíritu Santo está tomando forma en mi boca moviendo la lengua para dar un mensaje.

Artemio comienza hablar en lenguas...

Estando aún todos presentes, el Espíritu Santo ha movido mi lengua para hacerme decir lo siguiente: ”se ha renovado esta noche en este lugar la experiencia y las vivencias del cenáculo, cuando María y los Apóstoles reciben la venida del Espíritu Santo. El Señor comprende que tal vez no puedan entender en profundidad todo esto que ha pasado, no importa, simplemente abran vuestros corazones y dejen que el Señor obre en ustedes, porque el Señor bautiza en el Espíritu Santo, se producen dentro de los hombres un montón de modificaciones para bien en vistas a la conversión y en vistas a una vida más saludable, en todos los órdenes y por supuesto más feliz. El Señor ha querido en este día hacer todo esto, pero los motivos por los cuales eligió este día no se los revelará, algún día lo sabrán por qué ha elegido este día para producir algo tan trascendental, porque en todo este tiempo aún así no lo había hecho. Es necesario que ustedes en lo más profundo de vuestra alma, le den las gracias al Señor por este regalo enorme que les acaba de dar. Esto también es una consecuencia de lo dicho al comienzo y de lo dicho después de la lectura, de la Carta de Los Corintios, donde se ve con total claridad la necesidad de que ustedes hubiesen tenido, como tuvieron, la infusión del Espíritu Santo, para beneplácito del Padre y mayor felicidad de ustedes en todos los órdenes. No dejen de agradecer al Señor, este enorme privilegio del que están ya disfrutando.”

Todo esto que yo acabo de decirles, lo ha expresado el Espíritu Santo en dos idiomas, ha mezclado algunas palabras en árabe, el árabe antiguo, pero lo otro lo ha dicho en yugoslavo y algunas palabras en polaco.

El Señor ya se ha retirado, como así también todos los demás y nosotros con la poca fuerza que tenemos, terminamos la reunión en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, Amén.