Mensaje del 23 de Enero de 1999
Habla Artemio:
Desde hace un rato ya Jesús está entre nosotros y se ha sentado aquí a mi lado, a mi derecha. Por supuesto está toda la corte celestial, un montón de gente, está mi mamá también, que ayer hizo doce años que la llevamos al dormitorio común, están todos muy, muy contentos, todos están, Jesús está como el Sagrado Corazón, es decir tiene esa ropa. Bueno, habla Señor que tu siervo escucha, habla Señor que tu siervo escucha.
Dice Jesús:
Hoy les inspiré desde el comienzo, todo lo que pasó, es decir primero vieron lo referente a Mi Misericordia, luego en la palabra, en la Epístola de San Pablo, vieron como el Padre hizo todas las cosas bien y como Yo estaba en Él desde el comienzo de siempre y el Espíritu Santo, que ya en el Génesis ustedes leen como que revoloteaba sobre las aguas, luego se dijo todo lo referente a que Mi Padre crea el mundo como un acto de amor. Entonces Mis queridos, piensen que todo dentro del Cristianismo y desde el comienzo de todos los tiempos el lenguaje común es el del amor, y cuando oían esa voz que decía:” Señor, ten piedad de nosotros porque somos pecadores”, es cierto que puede haber muchas cosas, pero la principal de todas es faltar al amor. En la medida en que uno no falte al amor, no es pecador, como decía San Agustín: ama y haz lo que quieras, por supuesto que en ese amor hay grados, hay características, hay estructuras, hay tantas cosas, pero no cometan el error de analizar tanto todo lo que se refiera al amor, como otras veces les dije: deben pensar con el corazón entonces no se van a equivocar, nunca se equivoca el que piensa con el corazón, porque incluso, cometiendo algo que no sea lo correcto, haciendo algo que no sea lo correcto, tengo siempre Mis ojos predispuestos a ver muy bien todo lo que se haga con amor.
En todos los órdenes, en todos los momentos, en todas las situaciones, no analicen tanto, siéntanlo, el amor no se analiza, no se razona. Todo lo más importante que le ocurre en la vida al ser humano y en base a lo cual organiza, o debe organizar todo, es en base a lo que siente, el razonamiento vendrá después para poner algunas cosas en orden, pero nada importante se distingue, se sabe, se siente si no es a través de las emociones y los sentimientos, al lado de todo ello, la razón siempre anda con muletas. Entonces, cuando hablaban u oían sobre:” ten piedad Señor de nosotros que somos pecadores”, no den rienda suelta a la imaginación para pensar en tantas pequeñas minucias, que a lo mejor se hicieron a lo largo de la vida, piensen sí, en cuanto amaron y aman, el resto se da por añadidura.
San Juan de la Cruz decía, y con tanta razón: en la tarde serán llamados por el amor, es decir al final, y como otras veces les dije: cuando abran del otro lado los ojos delante de Mí, les preguntaré: hijo mío, ¿cuánto amaste?, no voy a hacerte otra pregunta, ¿cuánto amaste?. Y además les digo, ya que cité a San Agustín, hijo querido, él, teniendo en cuenta todos sus años borrascosos, llegó a decir: tarde te amé Señor.
Yo quiero Mis queridos, que no tengan que decir lo mismo, no tengan que decir nunca: tarde te amé Señor. Toda vuestra vida que sea una continua búsqueda del amor, del amor en todos los órdenes, el resto como dije antes, se dará por añadidura y repito, no sean tan minuciosos en ver la naturaleza de vuestro amor, porque sigue tan vigente como cuando lo dije por primera vez: “a esta mujer mucho se le perdona, porque mucho amó”, eso sigue tan vigente como cuando lo dije.
Dice Nuestra Señora:
Cuando con Mi Hijo decidimos empezar todo esto aquí, estaba buscando esta respuesta que desde acá fuera un centro donde irradiase ese amor. Es cierto que hablo para todo el mundo, pero hablo desde América, que varias veces les dije que eran tierras irredentas, y si hay algo que falta en esta América y que faltó a lo largo de toda su historia, es el amor.
Por eso Mis palabras muchas veces un poco duras, porque Mis queridos, así como ustedes disfrutan sintiendo Mi amor y el de Mi Hijo, así Yo quisiera que el mismo llegara a todos los rincones del mundo, pero especialmente de esta América, que puede contar casi nada más que sufrimiento, quién no sufrió aquí desde siempre. Ustedes argumentarán que los países del Medio Oriente, Europa, o el Vietnam, o lo que sea, tuvieron tantos muertos, es cierto, pero ellos tenían otras reglas del juego, no quita de que haya sido una tragedia, pero aquí la tragedia se hizo en nombre del Señor y eso es lo más terrible que puede pasar, es cierto que rescato montones de cosas que se hicieron con mucho amor, pero nunca se han engañado, ni se engañen, América no fue redimida con la cruz de Mi Hijo, eso se les hizo creer siempre a todos.
Por eso Mis queridos, que les guste o no a muchos, llegó la época de la justicia, pero no se alarmen, hasta en las formas más dramáticas de hacer justicia, Mi Hijo y Yo, los salvaremos con todo el amor y tengan la seguridad que todas estas palabras no pasarán.
Dice La Madre Teresa:
Es cierto, Yo antes mientras estaba en la tierra no lo veía así, pero ahora lo veo, parecería que en otros lugares se dieran otras reglas del juego, incluso en la India, que tanto le duele a mi corazón, otras reglas del juego, porque es muy distinto cuando muere alguien o cuando se mata alguien, pero en ello no se ezcla al Señor y otra cosa muy diferente es hacerlo en nombre del Señor.
Piénsenlo en profundidad y van a ver lo terrible que es.
Dice San Martín de Porres:
Yo disfruto de todo esto, disfruto de las palabras de mi Madre, porque, ustedes por lo que ya dije antes, saben muy bien como me identifico con todos aquellos que siempre vivieron al margen de todo, donde sus bisabuelos y abuelos y padres, ellos, sus hijos, ya saben cuando nacen que siempre estarán al margen de todo, de todo dije, excepto de la Misericordia del Señor que repara tantas injusticias, y esa expresión: Señor ten piedad de nosotros que somos pecadores, háganla y díganla en nombre de todos aquellos que tuvieron el poder en esta América en tantos siglos, incluyendo por supuesto los que tuvieron el poder religioso, porque nadie ignora que mucho tienen que reprocharse.
Han vislumbrado que en las palabras de Su Santidad hoy en México, en el fondo quien quiere ver, hay un sutil reproche a todo lo que debió hacerse y no se hizo. Léanla o escúchenla o como quieran, pero observen que hay un sutil reproche de amor hacia todo aquello que se omitió y aquello que se hizo mal.
Dice San Artemio:
En repetidas ocasiones les dije que cuando estamos de este lado, seguimos conservando nuestra idiosincrasia que teníamos en la Tierra, yo fui un militar, después un soldado de Jesús, entonces cuando me escuchan piensen siempre que dentro de mi idiosincrasia, está siempre un soldado que habla.
Y digo esto nada más, en aquellos años que yo viví, en los primeros siglos del Cristianismo, es cierto que se cometieron cosas terribles, pero si ustedes se ponen a sumar todo lo que se hizo en América a la sombra de la cruz y de la espada, es decir, solamente la espada, entonces tendrían que pensar que nosotros hemos sido apenas bebes de pecho, porque nosotros no teníamos el crecimiento de todo un proceso de dos milenios o antes de mil quinientos años, apenas había nacido el Cristianismo, mientras los que aquí vivieron ya habían tenido tiempo de madurar muchas cosas.
Que todo quede bien claro y además saben ustedes quien quiere ver, ve y quien quiere oír, oye.
Habla Artemio:
Jesús le permite a mi mamá decir algunas palabras.
Habla la madre de Artemio:
Seguramente hijo, nunca hubieses pensado me ibas a ver en esta casa con esta compañía, es cierto, sí.
En todo esto hijo, en todo esto que está pasando, estoy muy ligada a vos en todo porque el Señor me conservó la vida para que vos nacieras, no te lo digo para hacerme adelante en nada, sino solamente para asegurarte que le estoy pidiendo siempre al Señor una protección constante y además que tengas la dicha de no cerrar los ojos sin ver casi todo lo de la obra realizada. Cosas extrañas, porque el Señor normalmente eso no lo otorga aquí en la Tierra, pero yo le he pedido que a vos te lo diera, entonces cuando sientas en tu cuerpo cualquier enfermedad, cualquier dolor, o cualquier cosa, piensa: está lejos aún el momento, porque el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, han decidido que vos no cierres los ojos sin ver gran parte de aquello que proyectaron. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y como emisaria a la Madre de Dios, María.
Yo les miro los rostros y me son todos conocidos, o casi todos conocidos, les expreso mi amor, les expreso todo el amor que puedo, todo el amor de que soy capaz y le he rogado muchas veces al Padre, que todos los que pisan esta casa, que Él derrame sus bendiciones por siete generaciones sobre todos, es decir la especial protección del Señor, para siempre, porque siete significa siempre en el lenguaje divino. Todos aquellos que pisan esta casa, tienen asegurado el Señor, la protección para siempre, entonces pase lo que pase, ocurra lo que ocurra, todo está en los planes del Señor, solamente les pido que tengan una fe muy grande y que incluso las cosas más difíciles y tremendas, encontrarán el buen camino y un final feliz.
Los amo mucho, te quiero mucho a vos como a todos mis hijos y a todos los que están presentes y a todos los que llegan a esta casa, que aunque vos a lo mejor no me veas, yo los recibo diariamente, así que nunca el miedo, nunca el temor, nunca todas esas cosas que frenan, nada. Yo le he pedido al Señor para todos la protección para… (se corta la grabación)... .
Mensaje del 23 de Enero de 1999
En todos los órdenes, en todos los momentos, en todas las situaciones, no analicen tanto, siéntanlo, el amor no se analiza, no se razona.