Mis queridos, hoy quiero que me acompañen en todos los momentos duros y difíciles de Mi vida, haciendo alusión a que hoy es la Festividad de la Madre de los Dolores, ¿ustedes creen por ventura que cuando el Arcángel Gabriel me anunció que iba a ser Madre del Redentor no vislumbré ya toda la cadena de sufrimiento que sería Mi vida?.
Mensaje del 15 de Septiembre de 1998
Habla Artemio:
Hoy es 15 de Septiembre de 1998.
Estamos Señor todos reunidos para conmemorar este día elegido por tu Madre para que se festeje esta fecha que por ahora pasa inadvertida Señor seguramente hará historia y le recordarán para siempre, así nacen todas las cosas grandes, pequeñitas, chiquitas, normalmente las cosas que nacen grande no tienen, no tienen tanto efecto. Bueno Señor, el día ha sido largo, la reunión empezó tarde, no por eso Señor quiero apresurar las cosas pero es natural que todos tengan deseos de no acostarse tan tarde, pero Señor haremos todo según el Espíritu Santo nos lo indique.
Hoy Señor es un día de gracia, más que de gracia de un sin fin de gracias porque es la primera vez que se conmemora una nueva fiesta en honor de su Madre, de tu Madre, es decir, vos elegiste este lugar del planeta para manifestarte y para que tu Madre también se manifiesta para traer Mensajes que lentamente serán conocidos por los hombres, entonces atendiendo todo eso Señor no podemos menos que decir que este es un día de mucha gracia Señor, entonces por todo lo que te pedimos siempre Señor hoy no lo vamos a repetir pero es lo mismo que si lo hiciéramos, no vamos a hacer las consagraciones a los Sagrados Corazones de Jesús y de María en la renovación del Bautismo pero hacé de cuenta que lo hiciéramos Señor. Además todos los que estamos presentes cada uno por su cuenta le pedirá a tu Madre que te pida a vos todo lo que necesita, porque en los días de mucha gracia es cuando tradicionalmente hablando cuando la Virgen, los Santos interceden especialmente delante de vos Señor para lograr lo que nosotros pedimos.
Ven Señor Jesús, ven, todo esto que estamos nosotros viendo y viviendo es muy grande pero nosotros no creemos que sea tan grande, nos parece pequeñito todo y tal vez sea mejor así, de cualquier forma Señor tené compasión de nosotros por lo precarios y simples que somos Señor, tené compasión Señor porque ni remotamente estamos a la altura de todo esto que estamos viviendo, tené compasión Señor porque tal vez nuestro corazón tendría que saltar de gozo en nuestro pecho y no salta tanto ni es tanto el ruido que hace nuestro ser dentro de nosotros teniendo en cuenta lo que festejamos hoy. Por eso Señor que compadecete de nosotros porque, porque generalmente entendemos tan poco Señor, somos tan poco dignos de todo tu amor y del amor de tu Madre y de los Santos y todo, tan poco dignos somos Señor.
Tené compasión Señor porque a lo largo de esta jornada tal vez no estuvimos haciendo lo que vos querías que hiciésemos; tené compasión porque incluso cuando más queremos quererte Señor a veces más torpes somos; tené compasión Señor porque somos pecadores en todo y tal vez no tanto por las cosas malas que podemos hacer sino por las cosas buenas que deberíamos hacer y no hacemos. Eso debe preocuparnos Señor, tené compasión de nosotros para que nazca en nuestro corazón la preocupación de hacer aquellas cosas que deberíamos hacer y no hacemos, qué, no sé Señor, vos tenés que hacernos surgir en nuestra mente todo aquello que te parece necesario que hagamos, nosotros nos hemos rendido a vos Señor, te hemos dado nuestra libertad, hemos dicho exactamente lo que dijo María el día que la visitó el Arcángel Gabriel: “he aquí la esclava del Señor hágase en Mí según tu palabra”, entonces Señor confiamos en que vos nos vas a inspirar siempre cómo, cuándo, dónde, por qué todo aquello que debemos hacer y si a pesar de eso no lo hacemos al menos tenemos la actitud de hacerlo, la buena voluntad de hacerlo, el estar disponible para hacerlo.
Mirá nuestras vidas Señor y en este día tan especial fijate en todas nuestras necesidades, de todo tipo, las necesidades físicas, de nuestra salud y las necesidades del alma y de nuestro espíritu y también de toda esta gran familia que es el grupo de oración. Por supuesto que hacemos una apelación grande a tu Misericordia Señor, que es enorme y es gratuita entonces nos consolamos que aún sin merecerlo, aún sin merecerlo recibimos de vos todo Señor.
Es posible Señor que no tengamos conciencia de las cosas que hacemos bien porque es tan importante amarte a vos sobre todas las cosas y amar a nuestros hermanos como a nosotros, entonces cada uno en su lugar de trabajo, en su hogar, en todo, si cumplió con sus deberes de estado ha cumplido realmente con vos Señor, pero la cuestión no es cumplir con vos Señor sino la cuestión es estar disponible para amarte siempre y ese amor será en forma directa a vos Señor o será en forma indirecta a través de todos aquellos que nos rodean, tantas veces en el día Señor se cruzarán por nuestro camino muchas personas, hacé que en cada uno de esos que se cruzan en nuestro camino veamos tu imagen Señor y le amemos sea quien sea, como sea y donde sea, sin ningún tipo de privilegios ni distinciones ni nada, en eso nos van a conocer si realmente somos o no discípulos tuyos.
Sufre mucho la gente Señor, no es ninguna novedad esto pero a veces uno se avergüenza Señor de pedirte cosas cuando por ejemplo esa gente, esa mujer de hoy que no tenía las piernas y no es fácil decirles Señor: tenés que aceptar tu cruz, no es fácil, no es fácil Señor para los padres ver que un hijo de dieciocho años se altera psíquicamente de tal forma que prácticamente creen que su vida está destruida Señor, o una madre que perdió a su hijo en el accidente por ejemplo, o de aquella mujer que hace veinte años soporta los golpes de su marido y muestra moretones en su cuerpo con toda naturalidad. Señor entonces ante todas esas cosas que uno ve, esos chicos infradotados que no tienen alternativas de ninguna clase o esos que tosen y su saliva tiene sangre Señor y miran esa sangre con..., como queriendo decir: esto es un anticipo de la muerte. Claro Señor, cuando uno ve todo eso uno se pregunta si los dolores de uno son dolores o qué son, sin embargo son dolores Señor porque lo siente uno pero Señor en el fondo de todo eso hay siempre una pregunta que uno se hace: cómo hacer ver el mundo en forma optimista y alegre a una persona que le faltan las piernas por ejemplo, o a los padres que tienen un chico de dieciocho años que está alterado mentalmente. Yo pregunto: ¿cómo?, ¿cómo?, ahí es Señor donde uno entra no en conflicto sino donde uno quisiera tener digamos tan afilado los carismas que vos nos regalas para proveer a todos ellos de aquellos que necesitan para seguir viviendo y para que no se malogre su vida futura teniendo una bronca tremenda porque en la vida entraron por la puerta de atrás, eso es algo Señor que yo todavía no entendí y me gustaría que alguna vez me dijeras un poco o tal vez lo entendí pero el problema está en cómo hacérselo entender a los otros. Uno se siente un payaso Señor cuando quiere consolar a alguien en esas condiciones, uno es no que se siente, uno es un payaso Señor, porque uno no le puede pedir a esa persona que tenga la valentía de ofrecer su dolor, que lo ponga al pie de tu cruz para que vos lo quemés todo con tu amor y hagas que la cruz sea más liviana. Cómo se le habla Señor a esa gente, cómo, qué se le dice Señor, por supuesto que vos siempre hacés surgir la palabra oportuna y necesaria pero el problema va un poco más lejos en el sentido que las cosas no pueden quedar en palabras nada más.
Por eso Señor, esto venía a propósito de aquello que dije antes: que te compadecieras de nosotros porque no hacíamos aquellas cosas que debíamos hacer; es decir, hasta que punto nos hacemos tan, tan carne y uña con vos Señor para que nuestra palabra sea prácticamente una resonancia de tus palabras Señor, ahí está la cuestión, sobre todo Señor cuando la persona tiene un resentimiento muy grande porque en la vida le fue mal.
Ven Señor Jesús, ven, ven, ven Señor Jesús, Jesús está acá junto con su Madre y la Madre Teresa, antes Señor cuando estuvo esa señora de Canal también estuviste con nosotros un rato, tenías que venir Señor para darle testimonio a esa mujer de todo lo que habíamos hablado y yo te agradezco Señor eso que sin pedirte que vinieras viniste. Habla Señor, habla.
Dice Jesús:
Yo comprendo la inquietud que me presentaste hace un momento respecto a cómo mostrarle un mundo que tenga sentido vivir a alguien que está en tan malas condiciones de vida. Es necesario que todos entiendan una cosa, si cada uno delante de un ser humano en esas condiciones le ama profundamente tengan la seguridad que surgirá la palabra justa y oportuna para cada caso y a veces si no hay una palabra basta una mirada, basta una mano sobre el hombro, basta abrazar a una persona; es decir, por muy precaria que sea la respuesta humana si es inspirada por amor y teniendo en cuenta que me quiere servir a mí en el hermano tendrá ese efecto, hay que confiar nada más.
Las personas son lo suficientemente lúcidas como para darse cuenta si cuando alguien les habla les está falseando la situación o les hablan con el corazón, entonces no ser o no querer ser tan exquisitos en este tipo de cosas sino simplemente ser, estar disponible para que Yo inspire lo que es necesario decir, además es importante hacer ver por supuesto que muy gradualmente como el sufrimiento también es una forma de vida porque por muchas palabras lindas que se ensayen delante de algunas personas nunca uno las convencerá porque su realidad les está mostrando su propia tragedia entonces ahí viene la necesidad de descubrir el valor del sufrimiento. El sufrimiento no hay que buscarlo por sí mismo, porque caeríamos en una enfermedad pero cuando el sufrimiento se tiene hay que tratar de en uno y en los otros encontrarle aquellos aspectos en los cuales uno o los demás pueden santificarse, porque en primera y última instancia las cosas son según como uno las mira.
Si alguien se siente solo en el mundo y uno le dice con todo su alma me tenés a mi, aunque viva muy lejos, esa palabra dicha con amor: me tenés a mí, es oída, llevada a su corazón y dejando en todo su ser un mensaje maravilloso, ya no estoy solo, alguien comparte mi dolor. El problema del dolor hay que verlo de esta manera, el dolor a solas es terrible, el sufrimiento a solas es insoportable pero cuando uno tiene un testigo que sufre con uno entonces todo cambia, cambia radicalmente porque cuando se comparte algo ya se aliviana la carga.
Por eso, en las sanaciones o en lo que sea no es tan fácil decir en pocas palabras o tratar de descubrir el valor del sufrimiento pero hay que intentarlo, es decir si el hombre sufre y sufre solo eso es terrible pero si el hombre sufre sabiendo que un hermano comparte su dolor la cosa cambia totalmente y más aún si puede ofrecer todo ese dolor por alguna necesidad especial. Teresita de Lisieux en su lecho de enferma ofrecía su dolor por los misioneros que estaban en lejanas tierras y ella convirtió su dolor... (se dio vuelta la cinta)..., Teresita de Lisieux convirtió su dolor en un grito de esperanza. Claro, Yo comprendo que hay que tener una formación, o una predisposición o una disponibilidad para empezar a ver las cosas así pero nunca piensen que el hermano no está en condiciones de entenderlo, nunca cometan la torpeza de creer que el otro que está delante de ustedes no entiende tal vez lo que ustedes le dirían, porque seguramente podrían llevarse muy buena sorpresas.
Yo no quiero agotar el problema del dolor y parece una paradoja que en este día tan hermoso hablemos de esto pero ¿acaso no creen todos que se es tremendamente feliz cuando uno encuentra alguna palabra que puede llevar una sonrisa de esperanza a aquél que sufre?, pues bien, ustedes están muy contentos por el día 15 de Septiembre pero por qué no festejarlo pensando en el sufrimiento y en el dolor, ¿acaso hoy no es la Festividad de Mi Madre con el nombre de Nuestra Señora de los Dolores?, ¿o creen acaso que todo este tema surgió porque sí?, todo estaba programado.
Cuando se habla del sufrimiento y el dolor nunca hagan comparaciones, porque cada uno ve lo suyo como lo más grande y terrible pero sí puede uno hacer o tomar la actitud de ponerse del lado o al lado del que sufre y decir con la mirada, con un gesto, con una palabra: quiero acompañar tu sufrimiento, quiero sufrir con vos lo que vos estás sufriendo entonces en la persona que está mal es como si le estallara el corazón al ver que se solidarizan con su estado.
Pensar en todas estas cosas, otro día diremos más.
Dice Nuestra Señora:
Mis queridos, hoy quiero que me acompañen en todos los momentos duros y difíciles de Mi vida, haciendo alusión a que hoy es la Festividad de la Madre de los Dolores, ¿ustedes creen por ventura que cuando el Arcángel Gabriel me anunció que iba a ser Madre del Redentor no vislumbré ya toda la cadena de sufrimiento que sería Mi vida?.
No quiero hablar demasiado, solamente dar alguna idea, cuando Yo lo veía crecer a Jesús y antes de eso, cuando tuvimos que huir a Egipto con José, o antes sobre Mis espaldas estaba nada menos que cuidar al Hijo de Dios y entonces como cualquier madre sufría horrores pensando en cómo atender mejor a Mi Hijo.
No quiero hablar de cosas más o menos simples como cuando Jesús fue perdido y hallado en el Templo discutiendo con los doctores pero empiecen a sumar todas las cosas y sumen también todo el tiempo de la vida de Jesús cuando Yo lo veía junto a José trabajar en la carpintería y padre e Hijo hablaban y Yo hilaba la lana y pensaba cuando se acercaría el momento en que ese niño adolescente y hombre tenía que empezar su vida pública de cosas terribles; es decir, ¿ustedes creen que pasé algún día sin acordarme de todo lo que esperaba a Mi Hijo?, siempre tuve clavado en Mi Corazón como una espada terrible sobre todo lo que a Él le iba a ocurrir, Yo sabía que todo eso debía pasar ¿pero que madre no sufre pensando en los dolores que va a tener su hijo?.
Cuando Él estaba en el huerto de Getsemaní y sudaba sangre pensando en todo lo que se venía Yo no estaba tan lejos de Él pero sentía también en Mi propio cuerpo todos los golpes, las patadas, los lonjazos, los pinchazos y todo que padecía Mi Hijo. No era un ser cualquiera, aunque cualquier ser tiene valor total pero era nada menos que el Hijo de Dios y eso representaba para Mí algo tremendo porque Yo decía: si al Enviado del Padre lo tratan de esta forma ¿cómo trataran a los demás hombres?.
Piensen en que Yo veía en el camino del calvario las gotas de sangre que Mi Hijo iba dejando por el camino y pisaba esa sangre, pisaba esa sangre, más de una vez me agaché y la toqué con Mis dedos y aún estaba tibia, Mis queridos ¿ustedes saben, entienden lo que es tocar la sangre tibia de un hijo que camina hacia la muerte?, y luego todo lo del calvario, la crucifixión, piensen en los golpes de martillo que se hundían en la carne blanda de Mi amado Hijo, por un lado sufría como mujer y como Madre y por otro lado tenía presente que todo eso que estaba ocurriendo era nada más y nada menos que necesario para que cada uno de ustedes fuese redimido.
Ya en ese momento ustedes estaban en Mi mente porque Yo pensaba: la sangre que está derramando Mi Hijo es la forma en que los hombres serán redimidos, cuando le clavaron el lanzazo en el costado ¿qué creen que pude haber sentido Yo?, cuando vi que su sangre caía de su pecho ¿qué pude haber sentido Yo?, cuando pidieron permiso para bajarlo de la cruz y Yo lo tuve en Mis brazos piensen qué había en Mi mente. Y les pido en este momento que participen también de Mi dolor y entonces Mis queridos, así como Yo tomé el cuerpo sin vida de Jesús en Mis brazos les propongo que ustedes en este momento agudicen la imaginación y también tomen el cuerpo de Jesús en vuestros brazos.
No crean que Yo no sabía de que Él iba a resucitar pero Yo era una mujer humana y le lloraba como Madre, pues bien, en este momento les pido: acompáñenme en el dolor, acompáñenme en el dolor y cada día de vuestra vida que vean a alguien que está sufriendo vean en ese sufrimiento reflejado todo el dolor de Mi Hijo y cuando vosotros estén sufriendo también piensen todo lo que sufría Yo con el cuerpo de Mi Hijo en Mis brazos, luego tener que dejarlo allí, irme a la casa, ¿qué me esperaba?, tenía la compañía de Juan pero sentía todo el dolor que siente una madre cuando perdió a su hijo.
Los invito Mis queridos a que participen de Mi dolor porque ese dolor que Yo sufrí lo sufrí por ustedes, lo sufrí por cada uno de ustedes y lo hice con..., hasta cierta satisfacción pensando que todo ese dolor contribuía a la salvación de cada uno de ustedes.
Esto Mis queridos es una Madre, esto Mis queridos es lo que siente la Madre que está allí puesta en ese cuadro y que ustedes pasan delante y tal vez no les llame tanto la atención pero eso es una representación de todo aquello que viví, ¿por quién Mis queridos?, por ustedes, ¿por quién lo hizo Mi Hijo?, por ustedes, todo esto ¿para qué?, por ustedes.
Entonces, en este día piensen: esa sangre que derramó Jesús en la cruz y antes en el camino del calvario, con esa sangre Yo me voy a cubrir, me voy a proteger, en este día y en todos los días a que alcance Mi vida. Tengan la seguridad que protección mayor no van a tener, protección mayor no van a tener, Mis queridos, que esto no quede en palabras, siéntanse cubiertos con la sangre de Mi Hijo, es lo más hermoso que puede pasarles, cúbranse con la sangre de Mi Hijo, protéjanse con la sangre, que la sangre de Él los empape para que de esa forma puedan caminar por la vida sin ningún temor, porque quien está cubierto con la sangre de Jesús ya nada debe temer, ni enfermedades, ni dolores, ni problemas ni nada porque todo es posible solucionarlo o soportarlo.
Mi última expresión fue: solucionarlo o soportarlo.
Dice la Madre Teresa:
Mas de una vez cuando era chica, yo pensé: que lindo sería para hacer bien las cosas imitar a Jesús y hacer que a uno lo claven en una cruz, y alguna vez me entusiasmó la idea, como una forma de estar a la altura del Señor, pero a medida que pasaron los años fui entendiendo que esa crucifixión debía ser de otra manera.
En mi caso ¿cómo fue?, los clavos de mi cruz eran los muertos que cerraban sus ojos porque no tenían un poco de comida en su estómago, los lanzazos en el corazón eran los gritos y el ruido que hacían aquellos que estaban muriéndose de a poco de hambre y los lonjazos en el cuerpo de Jesús eran esos brazos flacos donde solamente la piel recubría los huesos. Qué fácil hubiese sido que me hubiesen clavado en una cruz para imitar al Señor, pero el Señor me dijo: no, en cada uno de tus hermanos verás cada uno de los aspectos de Mi pasión y así fue. Pero no una vez, sino cientos y cientos de veces, yo creo que recibí cientos y cientos de lanzazos en mi corazón, porque cuando uno decidió dedicarse a sus hermanos y estar disponible para ellos entonces uno diariamente tiene que pensar que debe también tener su corazón disponible para los lanzazos.
Yo creo que esto les hace entender muchas cosas y este día es de regocijo, claro que sí, pero también es una toma de conciencia de lo que es el dolor, el sufrimiento y mientras no entendamos todas estas cosas en nuestra vida no pasa nada.
Amén.
Habla Artemio:
Están todavía, no se muevan..., ahora se han ido.