Si piensan un momento con vuestro corazón se darán cuenta que todo es muy fácil, muy simple, tienen que hacerse nada, entonces Yo aprovecharé vuestra nada para poner Mi todo y si vuestra humildad es total y completa, no tendré ningún problema en que muy rápido los hombres realmente puedan vivir como tales.
Mensaje del 12 de Julio de 1998
Habla Artemio:
No necesitamos hacer la invocación porque ya Jesús está con nosotros y está como Jesús de la Misericordia, está su Madre, hay tantos acá dentro, tantos, es una verdadera fiesta, por supuesto que esto tienen todo el derecho de no creer absolutamente nada porque son Revelaciones personales y el que ve creerá, el que no ve no creerá, así de simple.
Jesús está dejando salir de su Corazón todo el fuego y todo esto está lleno de Luz, tanta Luz hay acá dentro, tanta Luz hay y también sale del Corazón de María una llama grande y hay un montón de rostros, algunos conocidos, otros no, seguramente parientes de ustedes, esto es una fiesta y se huele a rosas, porque también hay rosas por todos lados, saltan del piso rompiendo los mosaicos, yo supongo que debe ser porque mañana es la festividad de la Rosa Mística, pero anoche también pasó. Todo es realmente un sueño, porque parece que uno está viviendo ya del otro lado.
Señor, ya hace un tiempo que no necesitas que te invoquemos para que vengas a cumplir tu promesa de entregar estos Mensajes, que van acompañados por supuesto, todos los días por un montón de prodigios que yo a ustedes les voy contando a medida que van pasando. Ya en el año ’96 Nuestra Madre dijo: “les acompañarán un montón de prodigios”, prodigio es siempre algo que se aparta de lo corriente para ser distinto, como ese pimpollo rojo que esa mujer creyó recibir de mis manos y no recibió y dónde lo puso me decía y el marido le decía: no te dio nada, pero cómo no me lo dio si me lo dio. Bueno, ese es un simple ejemplo nada más, todo esto que se está viviendo tienen todo el derecho del mundo a no creer una sola palabra, porque las Revelaciones personales, eso son, personales.
Jesús me está diciendo en la mente: “Bienaventurados aquellos que no ven sin embargo creen”.
Señor, antes que vos hables, yo quisiera ofrecerte todo este conjunto de dolores, penas, tristezas, alegrías de tanta gente del grupo de oración, no solamente de aquí sino de otros lugares, de todos Señor, y voy a pensar Señor, yo voy a hablar en primera persona pero todos por dentro pensarán que cada uno está exponiendo lo suyo, voy a pensar Señor que soy muy pequeñito, demasiado pequeñito, que otra cosa le puede restar al ser humano que sentirse ínfimo delante de toda la magnificencia de la corte celestial.
Entonces Señor, así pequeñitos como somos, mirá todos nuestros dolores, todas nuestras angustias, todas nuestras tribulaciones Señor; compadecete Señor de todo lo que diariamente estamos sufriendo Señor; compadecete Señor de que la cruz que llevamos es pesada Señor, muy pesada Señor; compadecete Señor de que somos precarios, somos inútiles, somos pusilánimes, somos tan cobardes ante el dolor Señor que enseguida retrocedemos, pero vos Señor que sos el Hijo de Dios también dijiste en el huerto de los Olivos: “Padre, aparta de Mi esto, este cáliz”, y luego en la cruz: “Padre Mío, por qué me has abandonado”, entonces esas palabras Señor nos dan fuerzas, porque nos hacen ver que nuestra humana naturaleza participa de tu humana naturaleza y que así como nos duele a nosotros también te dolió a vos.
Además Señor tené compasión de toda nuestra vida, de todo nuestro pasado, si nos ponemos a pensar hay toda una ristra Señor de dolores y si contabilizamos nos quedamos con muy pocos días, horas, o menos de paz, de felicidad, de tranquilidad. Señor, es cierto que este es un valle de lágrimas pero, aliviá un poquito la carga Señor, porque a veces Señor es muy pesada y vos sabés muy bien que el excesivo dolor desgasta Señor. Ya sé lo que me estás diciendo, que solamente con mirarme a los ojos ya es suficiente para remediar todo el dolor, sí Señor, claro que sí, claro que sí, uno mira tus ojos y no puede mantener la mirada mucho tiempo en ellos Señor, porque parece que allí está latiendo todo el mundo, todo la humanidad, todos los dolores y todas las alegrías de todos los hombres, pero uno no puede mirar mucho tus ojos Señor, porque da la impresión de que uno puede ser aniquilado, es tanta tu fuerza Señor, es tanto el amor que manifestás a través de tu mirada.
Señor, dentro del grupo hay unas cuantas personas que ven, te ven y ven todas las cosas, pero yo quisiera que fueran más Señor, muchos más, porque teniéndote así delante de uno y viendo incluso a tu Madre, a todos los Santos, personas, Ángeles, etc., uno cree que ya está del otro lado Señor y hay veces uno tiene que volver a reflexionar porque parece que ya pasó del otro lado. Pero, qué importante sería Señor que muchos más pudieran verte Señor, vos dijiste una vez: “el que quiere puede verme”, ¿será que a lo mejor no quieren tanto verte?, ¿será por temor Señor?.
Estar bajo el fuego, el calor de tus rayos que salen de tu Corazón, ese que perdió sangre por cada uno de nosotros, el estar también recibiendo el calor tremendo que sale del Corazón Inmaculado de tu Madre Señor, yo estoy seguro que muchos no ven pero están sintiendo sobre su piel, están sintiendo en su cuerpo, están sintiendo la influencia tremenda de todo lo que vos representás Señor y a veces me pregunto Señor: martes, miércoles, jueves, sábado Señor, estando aquí, mirándonos a los ojos, nosotros siempre con el mismo entusiasmo y da la impresión de que vos también Señor. Qué podemos tener Señor nosotros para atraer tu mirada, podría muy bien un día decir: bueno, completamos los Mensajes y ya está, no, parece que el problema va por otro lado Señor, aquí hay una cuestión de amor Señor, ¿y en qué consiste eso?, en que vos te sentís bien Señor amándonos y uno se siente bien amándote Señor, jamás se puede comparar todo el torrente de amor que sale de tu corazón y nos envuelve con lo que podemos darte nosotros Señor, pero no importa, vos enséñanos Señor, con el tiempo aprenderemos, yo pienso: esto se repite ya hace casi cuatro años y uno te mira Señor y uno te espera Señor con el entusiasmo del primer día Señor.
Eso significa una cosa Señor, me parece Señor, uno te ama Señor, uno te ama Señor, ahí está el secreto de esta larga convivencia sin que haya rutina ni cansancio, que uno te ama Señor. Me hace acordar cuando en la Última Cena los Apóstoles miraron cuando Juan recostado sobre tu pecho sentía tu calor y se dijeron entre ellos: “miren cuánto se aman” y aquí pasa igual Señor, lo nuestro es chiquitito pero lo tuyo lo llena todo, lo completa todo, lo hace todo y uno está acá Señor, como adormecido, con los ojos un poco obnubilados por tanta Luz Señor, tanta Luz, cuánta Luz Señor, cuánta Luz, que esta Luz Señor llegue no solamente a nosotros sino a todos los hombres que pueblan la Tierra Señor, esa Luz que es una forma de tu Misericordia, de tu amor Señor, que no sea para nosotros solamente Señor sino que llegue a todos los hombres de la Tierra Señor, sanos y enfermos, justos y pecadores, grandes o chicos, lindos o feos, todos Señor, todos, a todos y vos te has dado cuenta Señor, no estoy haciendo distinciones ni de religiones, ni de razas, ni de nada Señor porque cada uno está en su camino, marchando hacia vos Señor.
Y antes de que vos hables Señor, quiero decirte nuevamente y hacer de mi voz montones de voces, miles, millones de voces: ¡yo te amo Señor, yo te amo Señor, así como vos me amaste desde toda una eternidad, yo en mi pobre vida precaria y chiquita, te amo Señor y al amarte te alabo Señor y ya en esta posición Señor ya no sé que es dolor, ya no sé que es tristeza, ya no sé lo que es una pena, ya no sé lo que es una alegría, todo es igual Señor, porque tu amor es tan inmensamente grande que lo llenás todo, lo completás todo, por poquito que sea Señor quiero convencerte que te amamos Señor y te amamos todo lo que podemos, todo a lo que somos capaces de amar. Y entonces ya ni me atrevo a pedirte nada Señor, porque vos sabes todas las necesidades de mis hermanos y las mías y podría ser mío aquello de: ”no me mueve mi Dios para quererte el Cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte, muéveme tu amor, que aunque no hubiese Cielo yo te amara y aunque no hubiese infierno te temiera”.
Que te voy a contar de mis penas Señor si vos las conoces de memoria, qué te voy a decir las necesidades que tengo si vos me las podes decir en voz alta, por eso Señor dejame a mi y dejanos a nosotros que estemos sintiendo el calor, la Luz, el fuego que sale de tu Corazón y del Corazón de tu Madre y ya todo lo demás no tiene importancia Señor, que importancia puede tener Señor.
Dice Jesús:
Tengo que hablarles a ustedes pero Mi expresión tiene que alcanzar a todos los hombres, porque esto no es exclusividad de ustedes y Mi palabra tiene que ir por el Norte y por el Sur, por el Oriente y por el Occidente y llegar hasta los extremos de la Tierra, pero la palabra del Hijo de Dios no solo sirve para uno, dos o diez, sirve para todos.
En la Epístola a los Colóstinos, está esbozado claramente cuál es el camino, anoche les dije: “Yo soy el camino, la verdad y la vida y quien me sigue no anda a tientas, no se perderá”, entonces cuando los hombres puedan o se decidan por fin a vivir de una manera como esta noche se los invita en la Epístola, entonces todo estará resuelto y solucionado. ¿Para eso tal vez falten milenios?, no sé, esos milenios pueden ser menos si me encuentro con corazones como los de ustedes, el Padre nunca ha dicho cuándo llegará ese momento de la plenitud total, porque el Padre respeta vuestra libertad y sabe que en la medida que ustedes se decidan a amar acortarán los milenios y realmente por fin la Tierra se tornará un lugar habitable.
Si piensan un momento con vuestro corazón se darán cuenta que todo es muy fácil, muy simple, tienen que hacerse nada, entonces Yo aprovecharé vuestra nada para poner Mi todo y si vuestra humildad es total y completa, no tendré ningún problema en que muy rápido los hombres realmente puedan vivir como tales. Que simple Mis queridos que es todo, que simple, pero para esa plenitud del amor, de la que Yo les estoy hablando no hace falta que pasen milenios para que se de, ustedes si en la hora más serena de vuestra noche dan cabida en vuestro corazón a todos los hombres que pueblan la Tierra… (se dio vuelta la cinta)…, si ustedes en la hora más serena de la noche, reciben en vuestro corazón a todos los hombres ya viven en ese momento la plenitud de los tiempos, quien tiene ojos para ver que vea y quien tiene oídos para oír que oiga.
Y para terminar, vos decías que a pesar del tiempo esto nunca se vuelve rutinario, cuando se respira y se percibe todo el amor que aquí hay nunca algo puede tornarse rutinario.
Dice Nuestra Señora:
Para empezar quiero agradecer a M. y L., por todo lo que están haciendo en el cuadro que tienen en vuestra casa. Tengan en cuenta Mis queridos, que Yo no me olvido y mucho más viendo el empeño y la felicidad que ponen al ir completando ese retrato, pueden estar seguros Mis queridos que algún día cuando cierren los ojos Yo le diré al Padre cuánto ustedes se esmeraron por Mi presencia. Vuestra casa Mis queridos también ahora es un santuario y la cantidad de gracias que Yo estoy derramando sobre todos ustedes, sobre vuestras familias y vuestra descendencia por montones de generaciones es inmenso.
Son las cosas extrañas de hacer con amor las cosas de la Madre de Dios, Mi Hijo esta noche les ha hablado sobre esa plenificación total que cada uno puede tener, como Él dijo: en la hora más serena de la noche, no se olviden que en eso también está la influencia de toda la llama de amor que sale de Mi Inmaculado Corazón.
Si les parece que son muchas las rosas que he diseminado en este lugar, más van a ser las que disemine mañana a todos los lugares adonde vayan, no las verán o tal vez sientan el perfume, pero pueden tener la seguridad que vuestro sendero es de Luz, porque ustedes son todos Hijos de la Luz.
Para todos aquellos que tienen en su corazón una pena, Mi voz de Madre, la Madre del Señor, la Madre de Dios, quiere decirles: pongan todas vuestras penas, pongan todo vuestro dolor a Mis pies y Yo lo quemaré con la llama que sale de Mi Inmaculado Corazón, no se guarden las penas, no se guarden los dolores, no se guarden las tristezas, regálenmelas, Yo las quiero para Mí y eso significa por cada tristeza que me das Yo pondré en ese lugar de tu corazón un montón de gracias, no sean mezquinos, denme vuestras penas, denme vuestros dolores. Quien mejor que una Madre para entender los dolores de un hijo, quien mejor y quien mejor que la Madre de Dios, tómenlo como un hábito, descarguen en Mí todo dolor, pero que no sea solo en palabras, que sea en hechos, en todo y aquellos seres que menos compasión les inspira envuélvanlos en el manto que me cubre y esas personas empezarán a Santificarse, porque malas o buenas todos están llamados a la Santidad y todos son vuestros hermanos por los cuales Jesús murió en la cruz.
Dice la Madre Teresa de Calcuta:
Últimamente habrán notado, ya se los dije, que toda la severidad que tenían mis palabras se ha como desteñido, yo sigo teniendo mi temperamento tremendo y terrible, pero eso no quita que no entienda todo lo que está pasando acá, por lo tanto sería injusta si les hablara con palabras duras, tremendamente injusta.
Tengan la seguridad de que cuentan con mi amor incondicional y además invóquenme todas las veces que ustedes quieran para que les consiga del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo todo aquello que necesitan, no sean reacios, tengo y quiero hacer mucho por ustedes.
Dice San Martín de Porres:
Anoche dije que yo no hablaba muy bien pero podían tener la seguridad que sí los amaba mucho y hoy les digo lo mismo.
Creo que ya han entendido por qué estoy aquí junto a Jesús, María y la Madre Teresa, porque represento el Occidente, así como la Madre Teresa representa el Oriente y además, tanto ella como yo, les podemos mostrar una forma distinta de Santidad, es decir la Santidad al alcance de la mano de cada uno de ustedes, porque cuando conocen nuestras vidas y saben como hemos vivido, se van a dar cuenta con qué facilidad se puede llegar a la Santidad y esto no es un conjunto de palabras, el Evangelio es muy claro cuando dice: “sed Santos, dice Jesús, así como lo es Mi Padre Celestial”.
Esta noche solamente esto, les hago un llamado tremendo a la Santidad, cosa que ustedes ya conocen bastante.
Habla Artemio:
Hay varios Santos más que quieren hablar, pero Jesús levantó la mano y dijo que no, que ya basta por esta noche.
Jesús está en el medio de esta biblioteca y los está mirando a cada uno a los ojos y a medida que los mira los bendice a todos, va haciendo igual con todos y al bendecirlos la llama de amor que sale de su Corazón les envuelve como si estuvieran quemándose vivos.
Amén.