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Mensaje del 11 de Abril de 1998

Cuánta alegría hay en la Tierra y en los Cielos por todo lo que pasa, cuánta alegría y felicidad hay porque con tu invocación has puesto a todos los hombres del mundo que sin darse cuenta entonen himnos de alabanza, parecería que esto es una Tierra nueva.

Mensaje del 11 de Abril de 1998

Habla Artemio:

…, porque si yo busco, si yo estoy buscando siempre tu palabra, tu amor y tu comprensión, todo lo demás se me va a dar por añadidura, todo se me va a dar por añadidura, porque tengo que acordarme aquello de que: “vienen las aves del campo que no siembran ni ciegan sin embargo el Señor las alimenta”, es decir vos pensas para todos Señor, “y miren los lirios del campo que ni Salomón en su época de esplendor se vistió con tanta hermosura”, y esos lirios del campo Señor nadie los ve pero sí son un cántico de alabanza a vos Señor y todo esto por qué, porque yo te amo Señor, te amo, te amo Señor, te amo desde siempre y para siempre, aunque a veces a lo mejor me distraje en otra cosa pero yo te amo Señor y vos me amaste desde el comienzo de todos los tiempos y después me amaste en el seno de mi madre y me amaste al nacer y me acompañaste siempre Señor, siempre y hoy me regalas la resurrección y me vestís con la ropa del hombre nuevo Señor para que yo esta noche, mañana, sea diferente Señor, sea distinto Señor, que no me absorba el mundo y sus cosas, nada, nada, pero sí ese mundo tiene que ser el campo donde escuchen mi palabra, vean mi ejemplo, sigan mi ejemplo y vean mi sonrisa y vean mi comprensión y vean todo.

Y todo esto Señor porque te amo, porque te amo Señor yo tengo que querer a todo lo que me rodea, aunque sea la piedra con la que tropiezo o el ser que me ama con ternura, tengo que amar a todos Señor, tanto tengo que amar a todos Señor que cuando tengo ganas de no amar a alguien porque me rayé por cualquier motivo tendré que decirte: dame permiso Señor para no amar a esta persona, dame un poquito de permiso para que un momento por lo menos no ame a esta persona que me sacó de foco. Estoy repitiendo nada más que palabras de Nuestra Señora en la Revelación del martes antes del miércoles de Ceniza cuando no pueden amar a alguien dígname: Madre, me das permiso para no amar a alguien, para no amar a esta persona, porque me cae gorda, no, ella no dijo gorda, me cae mal.

Todo Señor se vuelve diferente si hay un reciprocidad entre todo el amor que vos me tenés y todo el amor que yo te tengo y te lo digo nuevamente, en este momento abro mi corazón de par en par y quiero que vengas y habites en él y hagas de mi corazón tu morada, tu casa y no salgas nunca más de ella y que me inspires hasta la más mínima cosa que yo tenga que hacer, entonces Señor todo será como un cántico que yo te entono a vos Señor porque vos me irás guiando en las tareas más difíciles, me irás sugiriendo que debo hacer en mis tareas cotidianas, que primero, que después, como hacer esto, como hacer lo otro y yo veré Señor que hasta las cosas más simples o las más complejas y que aparentemente no tienen nada que ver con vos Señor será como un canto a vos, porque vos como estás en mi corazón Señor vos me estás inspirando todo, me estás diciendo todo y en consecuencia tiene que desaparecer de mí el miedo, el temor, la duda, que pasará mañana, pasado, yo tengo que pensar que a cada día le basta su propio afán y si bien pienso en mañana pero pienso sobre todo: mañana Señor vos me darás todo lo necesario para que también pase ese mañana y el otro y el otro y el otro, hasta que llegue Señor el último día en que cierre mis ojos y te pueda ver cara a cara. Esperemos Señor que vos en ese momento nos hagas un guiño con tu ojo y nos digas: entra en Mi Reino, aquél que te empeñaste en sembrar sobre la Tierra.

Gracias Señor, gracias, gracias Señor, gracias, porque nos das todo esto Señor, gracias porque te puedo agradecer Señor, porque mis ojos ven, mis oídos oyen, mi corazón late Señor, gracias Señor por todo lo que me diste y por todo lo que me das y aunque no me hubieras dado nunca nada Señor, aunque mi vida hubiera sido algo terrible yo también te doy gracias Señor, no sé por qué Señor, pero sí porque si en todo esto tuve tu amor Señor ya me basta Señor, aunque me haya ido en mi vida no sé si bien, o mal, regularmente bien, regularmente mal pero lo importante Señor es que vos me amabas y me amas entonces todo lo demás pasa a ser secundario Señor porque yo no debo aspirar nada más que a tu amor Señor. Gracias Señor porque me amas, gracias.

Y ahora Señor, más allá de lo que yo pueda querer o no Señor tu venida o no, yo sé que tienes que venir Señor, porque vos dijiste que tenés que dejar Mensajes y esos Mensajes tienen que girar por todo el mundo, asi que yo tengo que hacerme siempre como una pista de aterrizaje como para que vos desciendas Señor y me digas qué es lo que quieres que yo diga Señor, vos tomas mi voz Señor para decirle a los hombres Mensajes, de esto hace mucho tiempo Señor, así como lo hace tu Madre y los Santos Señor.

En este momento ha desaparecido la pared del fondo, la otra pared y se ve todo el horizonte, el sol que cae y se ve como una hondonada así donde hay cientos de miles de personas que no tienen rostro, su rostro es anaranjado, están todos allí como esperando, deben ser las almas del Purgatorio que esperan nuestras oraciones para salir de allí y hay una alegría más acá muy grande, están todos los Santos que nosotros citamos siempre, hay Ángeles que revolotean, está María Santísima, Virgen María, Nuestra Señora del Espíritu Santo, muchos Santos, hay familiares de ustedes, hay hombres y mujeres que no conozco y que nunca vi, cuántos que hay, está todo lleno, si ustedes quieren, si ustedes hacen un pequeño esfuerzo sienten el calor que hace acá dentro por como se llenó todo, todo Señor, está todo lleno Señor, está todo lleno Señor, es como diríamos corrientemente: una romería Señor de gente que va y que viene Señor, entonando cánticos Señor, otros arrojan al aire pétalos de rosas Señor, festejando nuevamente tu Resurrección Señor, vos resucitaste hace…, va a ser dos mil años pero parecería como si todos se alegran nuevamente, uno no lo entiende Señor pero debe ser que estos días llenan de gracia todo Señor, se llena de gracia Señor. Por eso todo está lleno, todo, y por supuesto Teresita de Lisieux que la nombramos está sonriente, está sonriente, todos los otros Santos que siempre vemos, están todos, están todos y Ángeles, hay muchos Ángeles y dentro de esos Ángeles algunos me están haciendo señas que son los niños que perdieron ustedes y son como jovencitos de trece y catorce años, hermosos, hermosos son, que han seguido viviendo en el otro lado y han llegado a una plenitud de Ángeles que ustedes conocerán ahora o el día que abran los ojos del otro lado en cualquier momento. Están todos, hay una alegría, Jesús se adelanta y Señor escuchamos tu palabra, Jesús tiene todavía arriba pedazos de tela, hilachas de lo que fue su mortaja, tela de hilo parece, de lino, ensangrentada, tiene todo así como, no harapos pero como vendas que se fueron cayendo.

Habla Señor que tus siervos escuchan, si es que querés decirnos algo Señor, habla Señor, habla, no hace falta que lo hagas por mí, hacelo por la boca de cualquiera de mis hermanos Señor, todos Señor están en condiciones de recibir tu palabra, que vos hables a través de ellos.

Dice Jesús:

Cuánta alegría hay en la Tierra y en los Cielos por todo lo que pasa, cuánta alegría y felicidad hay porque con tu invocación has puesto a todos los hombres del mundo que sin darse cuenta entonen himnos de alabanza, parecería que esto es una Tierra nueva. Todo es una alabanza, todo, todo entona un cántico de alabanzas y muchos no lo saben, algunos lo hacen en forma consciente, otros, en otros yo veo su alabanza en sus manos curtidas, en sus ojos que se achican por el frío, otros en sus ojeras, otros en sus rostros curtidos por el trabajo, otros lo hacen con sus pies y sus piernas cansados, porque aquellos que están trabajando y ganan el pan con el sudor de su frente también están entonando un himno de alabanzas.

No hace falta ponerse a decir: Gloria a ti Señor, las manos callosas, las manos sucias, un cuerpo enfermo, todo me está alabando, esos cuerpos que sufren, esos niños que nacen, todo me está alabando, todo entona un cántico de alabanza y eso hace que llueva sobre ellos gracias a montones, bendiciones a montones, quién podría negarse a bendecir a ese hombre que regresa con sus caballos, sus huelles del campo después de un largo día de trabajo, o aquél que regresa con su máquina muy sofisticada, o aquellos que con sus manos ayudaron a dar a luz a un niño, o aquellos otros que de una u otra forma están en el surco del trabajo, todos me están alabando, todos, todos me están alabando.

Yo he venido del seno del Padre donde estuve desde el comienzo de los tiempos, he tomado cuerpo en el corazón de María, he crecido y he muerto en una cruz y antes he derramado Mi sangre para pagar todas las deudas pero no crean que Mis heridas están secas, siguen vertiendo sangre porque deben seguir pagando, pagando y pagando deudas. Mis heridas siguen frescas y los dolores que pasé en el huerto de los Olivos, en el camino del calvario y en la cruz, porque todavía oigo en Mis oídos los martillazos cuando taladraban Mis manos y Mis pies, oigo todavía el ruido y lo seguiré oyendo por los siglos de los siglos, hasta que regrese algún día con gran poder y Gloria, pero mientras tanto sigue repitiendo que estamos en la época y en la era de la Misericordia, donde todos los hombres están llamados a salvarse, porque Mi Misericordia es tan grande, tan enorme que hay dentro de ella lugar para todo, grita fuerte: ¡estamos en la era de la Misericordia, que es un fruto del amor y Mi Misericordia alcanza para todo, absolutamente para todo y es gratuita, no hace falta méritos para tener las gracias que Yo derramo!.

Habla Artemio:

Ninguno de los demás quiere decir nada hoy, yo supongo que es porque es el día de la Resurrección, supongo que es por eso, ni siquiera la Madre Teresa que le es imposible quedarse callada, pero tampoco hoy quiere decir nada, ninguno de los Santos, nadie, solamente hay un gran alboroto, un gran alboroto, hay un movimiento grande de todos esos rostros color naranja que se mueven hacia todos lados, porque en este día de la Resurrección las gracias también caen sobre ellos para que dejen su lugar y pasen a gozar eternamente de la Luz del Padre.

Ya Jesús se ha retirado, todos los demás también, las paredes han vuelto a su lugar y nos queda en el aire un delicioso aroma, sientan el aroma que ha quedado en el aire, respiren hondo porque están respirando el aire que respiró Jesús, su Madre y todos los Santos y los Ángeles, respiren hondo para sentir el perfume y además para llenarse del aire de tanta Santidad junta.

Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu de amor. Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu de amor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor.

Fundación Jesús de la Misericordia y Corazón Inmaculado de María  |  Aprobada por Res. 139 A - Gob.de Córdoba – Sec. De Justicia – Dir.de Ins.de Pers.Jur.  |  Dirección: 9 de Julio 1162  |  Teléfono: 03537 – 431197 - 2553  |  Justiniano Posse – (Cba.)

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