Mensaje del 24 de Febrero de 1998
Habla Artemio:
Hoy es 24 de Febrero, vísperas del miércoles de Ceniza.
Habla Señor que tu siervo escucha, habla Señor.
Dice Jesús:
Veo en tu corazón una profunda pena, no te lo reprocho, aunque estés conmigo, con Mi Madre y con todos los que te aman, veo en vos una profunda pena, por muchos motivos pero esa pena no va a durar mucho tiempo.
Hoy Mi hijo querido, Mi gusanito del alma, Hijo de la Luz, Celoso Custodio de estas palabras, que Yo voy desgranando a medida que fueron pasando los días, hoy termina la segunda parte, primero fue el qué , después el cóm o y seguirá el para qué . Con Mi Madre, los Santos, la Madre Teresa fuimos esbozando algunas líneas referenciales para la Cruzada del Espíritu Santo, es decir, el advenimiento de un Nuevo Pentecostés, haciéndolo coincidir con el Jubileo del año 2000. Ahora, he oído que estas Profecías y Mensajes quieren ser muy podadas para dejar solamente aquello que se refiera a lo comunitario. Pero ocurre que Yo te elegí a vos para dar a conocer estas cosas y no puedo independizar Mis palabras de vos. Los Mensajes Míos, de Mi Madre y de los demás no pueden separarse de tu persona, es decir, no pueden ser tomados como indicaciones aisladas, porque los Mensajes y vos forman una sola cosa. Todos aquellos que metan mano en esto tengan mucho cuidado, tengan mucho cuidado con Mi hijo Artemio. Yo lo he usado, en el buen sentido del término, para darle todo esto, en consecuencia Mi voz tomó voz en su voz, lo mismo Mi Madre y los Santos, entonces cuidado cómo proceden con él. No sea cosa que por ser demasiados estrictos y tener temores de cualquier naturaleza les haga decir cosas que Yo no he querido decir o les haga sacar información fuera de contexto, aquí no hay posibilidad de sacar de contexto, salvo en algunas ocasiones.
Repito, Yo no puedo independizar los Mensajes y Profecías ni Mi Madre ni nadie, porque he usado la voz, las manos, el corazón, la mente de un hombre, en consecuencia tener mucho cuidado con eso.
Yo siempre he tenido una especial preocupación por aquellos seres que se hacen nada, que se entregan en forma total, que se destruyen a sí mismos por Mí, en consecuencia, todas estas cosas adquieren un valor diferente, según quién las dice y todo esto resulta muy creíble, medianamente creíble o nada creíble, en tanto o en cuanto esté aquí Artemio, en el medio, no quieran hacer otra cosa porque podrán derrumbarse muchos edificios.
Yo si tuviera que alabar a este hombre diría que: él no es nada, pero él se ha vuelto todo en la medida en que hizo como Mi Madre cuando dijo: “he aquí la esclava del Señor hágase en Mí según tu palabra”. Entonces repito, cuidado cómo manejan esta información, porque pueden arrepentirse después. Yo no hago las cosas porque sí, tampoco quiero imponer cosas porque sí, directamente las hago y no quieran torcerlas porque no les irá bien, al contrario, será un bumerán.
Cuidado hermanos quienes manejan estos informes, tengan mucho cuidado, porque hasta la palabra más tonta que puede desdecir Mi hijo Artemio, para Mí tiene un valor extraordinario porque él se hizo un felpudo para que Yo pudiese restregar Mis pies en ese felpudo. Nunca lo hice por supuesto porque demasiado lo han hecho tantos hombres a lo largo de la historia de su vida, hombres que algún día se golpearán el pecho en la Tierra o después de muertos, porque si ustedes observan bien la experiencia me dice con claridad que: nunca nadie comió carne de Artemio injustamente sin indigestarse o morirse, porque así como este hijo querido, porfiado por excelencia en la lucha por defender de una manera, Yo también soy así porfiado cuando quiero hacer las cosas de una manera.
Tengan cuidado, mucho cuidado, no sea cosa que convierta todo este edificio, que es una maravilla, en algo execrable, si creen que estoy hablando por hablar observen la vida de Artemio a través del tiempo, él fue elegido ya en el seno de su madre porque su madre se lo ofreció a Mi Madre si no él moría, entonces desde el seno de su madre ya me pertenece y Yo fui haciendo con él lo que a Mi me pareció justo y correcto, si hay algo que no mezquiné fue en darle dolores, tantos dolores que a veces he llorado con él, pero fue una manera de preparar la tierra fértil, muy fértil, sumamente fértil. Ahora, siempre tuve que luchar con la falta de autoestima de él, siempre tuve que luchar, aunque él decía: si lo tengo a Dios nada me puede faltar, pero en el fondo siempre le faltaron un montón de cosas, desde el vientre de su madre ya me pertenecía. Y tengan mucho cuidado con: tocar, lastimar o algo por el estilo a quien me pertenece. Los remito a todos al Antiguo Testamento para que vean por dónde va la cuestión.
Y ahora pasando más exclusivamente a los Mensajes y Profecías, he de decirles Mis queridos hermanos que quieran o no, se esfuercen o no, se dediquen o no, se jueguen o no, esto llegará a los extremos más remotos de la Tierra porque esa es Mi voluntad, más allá de lo que puedan pensar las jerarquías nacionales o internacionales y más allá de lo que puedan hacer algunos hijos Míos, consagrados, que más que consagrarse a Mí, sin querer herirlos, por supuesto se han consagrado a servir una idea, y esa idea siempre ha estado desprovista de mente, de corazón y de cuerpo.
Yo creo que les debe alcanzar 2000 años de malas experiencias por no gastarse las rodillas pidiendo la presencia del Espíritu Santo que les ilumine para hacer las cosas como corresponde. Mucho movimiento, muchas palabras, mucha ostentación y mucho poder. Hermanos..., todo eso para Mi es paja, nada más que paja.
Y como últimas palabras de este junto de Mensajes y Profecías les digo: basta ya de ensayar caminos incorrectos, caminos que no dieron nunca resultado, caminos que nunca debieron recorrer. Por favor hijos Míos, no demoren tanto para que Mis palabras vayan por fin construyendo el Reino, por él van a revisar todos los conceptos de vuestra mente, porque ustedes están tan estructurados en base a todo lo que fue pasando durante estos dos milenios que cuando hablan, no son ustedes los que hablan sino que son los prejuicios, las preideas, los preconceptos y todos los moldes en que se han movido siempre. Y la Sagrada Escritura está allí, como esperando que por fin la abran y escuchen Mi palabra, Yo no quiero decir que nadie ha escuchado Mi palabra, solamente lo remito a las obras, las consecuencias de esas obras. Yo les pregunto: ¿pueden estar orgullosos de ellas?, Mis palabras de amor, de comprensión, Mis palabras que deben ser de un dardo inflamado de amor en el corazón de los hombres nunca fueron eso y si miramos los tiempos se supone que cada tiempo que pasa debe ser superior, mejor. Pero hermanos, no se han dado cuenta que todas las tierras de este siglo han sido espantosas, han fallado. Hermanos, han fallado totalmente, no han llevado Mi palabra, han llevado la palabra de vuestros propios intereses.
Perdónenme si soy cruel con ustedes, pero ¿pueden contabilizar tantos muertos como en este siglo?, y sin embargo nunca se han escrito tantos libros como en este siglo y nunca se han hecho tantas cosas como en este siglo en “pos de la cultura” entre comillas, de una cultura que no sirvió para ser feliz al hombre.
Entonces, desde lo más profundo de los espacios del infinito, oigan por fin la palabra de Mi Padre, Mi palabra y déjense llenar por el Espíritu Santo, ¿en que han convertido este mundo?, ¿en qué lo han convertido?. Si Yo tuviera que dar alguna indicación diría: tus manos ¿han servido de ejemplo para algo?, al verlos a ustedes, los demás ¿han visto que se aman?. Si Mis palabras resultan un poco duras, piensen que están dichas con todo amor, pero un padre a veces levanta un poco la voz para hablar a sus hijos de una manera un poco fuerte para que sus hijos recapaciten. Yo creo que no es mucho pedir que abran vuestro corazón con humildad para recibir al Espíritu Santo, que les dará las pautas para ir construyendo lentamente un mundo habitable.
Necesito ejemplos, necesito hombres que tengan alas en los pies y su mente y su corazón siempre disponibles para escuchar los dictados del Espíritu Santo, para escuchar profundamente los dictados del Espíritu Santo. Ustedes se preguntarán: ¿es que no reconozco a todos aquellos que se aman?, por supuesto pero son tan pocos, y en esos amores veo tantos intereses creados. Con la llegada del Tercer Milenio el Padre derramará sobre la Tierra cantidades incontables del Espíritu Santo, no la desaprovechen, no la desaprovechen porque pueden arrepentirse, esto no es una amenaza, es una enseñanza nada más.
Hijos queridos, ya seguiremos hablando, y ya les seguiré diciendo cosas, pero una última recomendación: no me gustan los pusilánimes, no me gustan los que tienen miedo, no me gustan los que disfrazan la verdad por temor a que esa verdad les golpee demasiado fuerte en la cara de los hombres, no me gustan, no me gustan, porque decir la verdad a medias es casi decir mentiras, no sean pusilánimes, no sean miedosos, no sean tímidos, por favor, no sean puritanos, no tengan miedo de desafiar a nadie, si el Espíritu Santo les ha inspirado algo no se hagan una autocensura para decir lo que les ha inspirado el Espíritu Santo, porque están demorando la construcción del Reino y en esa demora, los hombres siguen muriendo, siguen cerrando sus ojos hambrientos de justicia y mientras no hagan lo imposible por esa justicia que es el sentido principal de las palabras de Mi Madre, consideren que no han hecho nada.
Amados hermanos, amados hijos, Yo los bendigo a todos, con todo Mi Corazón y que Mi bendición llegue a todos los extremos de la Tierra, especialmente este hijo Mío dilecto, Artemio, que más allá de sus imperfecciones y su nada, lo amo con toda Mi alma y con todo Mi Corazón. Cuídenlo, ámenlo, no lo lastimen, porque toda su piel es una llaga, aunque ustedes no lo vean, su piel es una sola llaga de tantísimos años de sufrimiento, sufrimiento y sufrimiento. Basta ya, él ha pagado su cuota si hay que pagar algo, basta ya de hacerlo sufrir porque todos aquellos que hacen sufrir a Mis hijos dilectos, más vale no decir cómo les va a ir en esta vida y en la otra.
Los amo con todo Mi Corazón a todos, pero quien tenga oídos para oír que oiga y quien tenga ojos para ver que vea.
Dice Nuestra Madre, la Virgen:
Ratifico en plenitud todo lo que ha dicho Mi Hijo, lo ratifico en plenitud, totalmente sin borrar ni agregar una coma.
Hablamos de la Gran cruzada del Espíritu Santo y Yo les pregunto Mis hermanos, Mis hijos queridos: ¿cuántos de ustedes ya se han hecho pistas de aterrizaje para que el Espíritu Santo more en ustedes?. Yo también estoy un poco cansada de tantas ceremonias y rendición de honores y tantas cosas que hacen para alabarme, para agradecerme, para pedirme como Mediadora de todas las Gracias, pero ¿saben una cosa hijos?, se los digo con mucho dolor: no les creo nada, hablo en general. Hay almas dilectas, pero son pocas, muy pocas y veo que el orgullo, la soberbia y la vida mundana están tan, tan apoderada de todos que sinceramente parecería que esto no tendría solución. Pero por la bondad del padre habrá tal exceso de Espíritu Santo que todos, sin excepción tendrán la oportunidad de enderezar sus vidas.
Cuando uno habla de enderezar sus vidas cree que la cuestión reside en grandes cambios, en que desde hoy todo es diferente, no Mis hijos queridos, Mis hermanos, no, la cuestión es que lo que haya en lo profundo de vuestro corazón empiece a encender la chispita del amor, del amor por todo, por la hierba que crece, por la flor que se abre, por el animal que en su mirada expresa tanto y sobre todo por los hombres. Pónganse una mano en el corazón y díganme con sinceridad: ¿quién ama a quién?, ¡por Dios!, ¿quién ama a quién?, o bien, si lo ama lo ama de a ratos, o un día sí, o un día no, de vez en cuando sí, de vez en cuando no, porque no hay una actitud permanente en vuestro corazón de amar. Sabemos que amar debe ser una actitud constante y la fidelidad de ese amor debe ser algo que no desaparece, es cierto, que a veces pueden dolerme las muelas y otras veces puedo estar enfermo y otras veces pueden que las cosas en mi vida, con mi familia, con mis hijos no me vayan bien pero... qué distinta es la expresión del hombre que ama, a aquél que por sus problemas de un momento a otro empiezan a despreciar o directamente con una cara hosca están diciendo: no me importas en este momento.
Hermanos, la fidelidad es la constancia en los afectos, más allá de todo y a cualquier precio, les repito, más allá de todo y a cualquier precio. No se engañen y si en algún momento su corazón está opacado, triste, desolado, porque una pena invade vuestra alma, se le dice al hermano: te sigo amando igual, pero permitime o dame permiso para que esté un poco ensimismado porque la pena que tengo me absorbe todo mi ser en este momento; es como decir: denme un poquito de derechos para poder estar a solas conmigo y de alguna manera encontrarle una salida a mi problema. Es decir hermanos, si yo no amo a alguien antes de hacerlo debo pedirle permiso y decirle: en este momento mi amor no es tan profundo por vos porque estoy sentado en este dolor que tengo o en esta herida que tengo o en esta pierna rota que tengo, te pido permiso hermano para no amarte como debiera.
Ténganlo presente, cuando no vas amar a alguien porque alguna situación te lo impide, decirle simplemente: perdoname hermano, te pido permiso para no amarte intensamente en este momento. Es cierto que para elaborar la Cruzada del Espíritu Santo hay un montón de necesidades de: idas, rutinas, etc., para organizar cosas, sí, ya sé, pero la base fundamental de todo Mis queridos reside en lo que les estoy diciendo, yo no puedo mirar un diario, caminar entre la gente, relacionarme con cualquiera y que todos ellos resulten para mí indiferentes, ¿me he puesto alguna vez a mirar el diario o cualquier otro medio masivo de comunicación pensando que a quien estoy viendo le debo también mi cuota de amor, a pesar de no conocerle, ni siquiera saber su nombre?.
No se llamen a engaño ¿eh?, muchas doctrinas y documentos dónde conste organización para muchas cosas pero si todo ese andamiaje tan pero tan bien estructurado no está lleno de un corazón repleto de amor que lo mire entonces todo el andamiaje no sirve para nada, absolutamente para nada, absolutamente para nada. Yo sé que todas Mis palabras en estos Mensajes y Profecías dichas a través de Mi hijo dilecto, Artemio, han sido duras, ásperas, he tenido reproches, he dicho cosas a lo mejor muy fuertes, pero si ustedes tienen un corazón lleno de amor para recibir Mis palabras exactamente con el sentido que Yo quise darles, nunca podría no amarle lo suficiente.
Piensen siempre que vuestra Madre, la Virgen y en este caso la Reina del Espíritu Santo si ha usado alguna palabra fuerte hasta acá, es para que reaccionen y para que directamente vean que no es cuestión Mis queridos de pasar cuentas del Rosario en la hora más serena de la noche, tendremos que hacer un acto de aceptación universal de todos los hombres para que aniden en mi corazón, aquellos que conozco y aquellos que no conozco y con una disponibilidad tan grande como si alguien allá desde el extremo de la Tierra estuviera golpeando las puertas de Mi Corazón para decirme: ámame, ámame, aunque no me conozcas, ámame aunque no sepas quien soy, aunque mi color, mi idioma, mi vida sea distinta a la tuya, pero ámame de cualquier manera, de cualquier forma, pero no con un amor chirle, suavecito, que cualquier brisa disipa, quiero un amor profundo por todos. Vos dirás: no es fácil amar a alguien que no conocemos, sí, sabemos que son hombres y mujeres en consecuencia son nuestros hermanos y en consecuencia hijos de un mismo Padre y a mis hermanos no los puedo despreciar, sino los tengo que amar y todo ese conjunto de sentimientos deben llevarse totalmente a la práctica, digamos, no es buena la expresión, pero como ustedes la usan, Yo también. Lo fundamental es que el amor que siente el ser humano en su corazón desborde y los demás sientan cómo se desborda ese amor y lo cubre todo.
Es tanta nuestra capacidad de amar, es enorme y si les parece que no es tanta pídanle al Señor, pídanme a Mí para que vuestro corazón no sea un pequeño músculo que late dentro de un pecho pero que sea un pequeño mundo donde todos los hombres tienen cabida, sin ningún tipo de segregaciones, ¡oyeron!, ningún tipo de segregaciones, porque ustedes están muy acostumbrados a amar a quien es fácil de amar pero no es tan fácil para aquellos que les resulta difícil por cincuenta motivos diferentes.
No la desperdicien, seguiremos hablando, seguiremos hablando, que esto sea nada más que una pausa y una pausa breve.
Amén.
Mensaje del 24 de Febrero de 1998
Hoy Mi hijo querido, Mi gusanito del alma, Hijo de la Luz, Celoso Custodio de estas palabras, que Yo voy desgranando a medida que fueron pasando los días, hoy termina la segunda parte, primero fue el qué, después el cómo y seguirá el para qué.