Mensaje del 08 de Febrero de 1998
Habla Artemio:
... entonces esto nos dará confianza para manejarnos en la vida sin temor, significando lo siguiente, hablo con cualquiera, en cualquier momento, a cualquier hora y en cualquier circunstancia, pero tengo la seguridad de que yo no soy el que está hablando sino que vos estás hablando en mí Señor, eso es lo que importa, yo te cedo nuevamente mi libertad, totalmente mi libertad, quiero ser libre en el mundo pero delante tuyo quiero ser esclavo, esclavo total, en el sentido de que toda mi libertad te la ofrecí a vos Señor para que vos la uses como más te guste, ¿para qué?, para que con esa posición podamos extender con mayor seguridad, claridad y comprensión la palabra que vos expresás en el Evangelio, en el Evangelio y en toda la Sagrada Escritura por supuesto.
Ahora, es cierto que yo debo preocuparme para que el Espíritu Santo tenga acceso fácil a mí, es decir tengo que tener la suficiente entereza, paciencia, prudencia, humildad como para que el Espíritu pueda manifestarse en mí porque el Señor, el Espíritu Santo pueden hacerse cargo de un roñoso, de alguien que dice: Señor, Señor pero después dice lo que se le ocurre entonces al mismo tiempo que te cedo mi libertad Señor también te pido toda la humildad necesaria, toda la comprensión, todo el entendimiento como para que mi palabra sea un fiel reflejo de lo que vos querés que yo diga, no en algún momento especial sino a lo largo de todo el día y que incluso mis actitudes, mis gestos, mi vida en general sea nada más y nada menos que una expresión de tu vida y ahora Señor después de este acto de entrega de nuestra libertad a vos para que la uses como a vos más te gusta, es decir para que uses nuestra vida como a vos mas te gusta.
Ahora sí pedimos para que te hagas presente Señor, tu Madre y quien quiera para que nos des el mensaje o la Profecía de este día. Ven Señor Jesús, ven, porque esta pequeña asamblea está esperando tu presencia y tu palabra, ven Señor, ven, ven Señor Jesús y ven acompañado de todos aquellos que quieran venir, ven Señor Jesús, ven, ven Señor ven, ven Virgen Santa, ven. No sé por donde han pasado pero ahí están los tres parados, la Madre Teresa ahí cerca del sillón y la Virgen y Jesús ahí en el medio. Los miran a todos, revisan todas las cosas con la mirada, habla Señor que tus siervos escuchan, si quieres usar otra voz en lugar de la mía hacelo Señor y que cada uno si quiere o se siente con quien el Señor quiera halar a través de él que levante la mano para que yo vea y le ceda el micrófono y en todo caso no es nada más que para gravar el micrófono. Habla Señor, habla, que tus siervos escuchan.
Dice Jesús:
“Bienaventurados Hijos de la Luz, Mis hijos, que aquí reunidos han esperado Mi presencia y la de Mi Madre. Este acto en el cual están ansiosos por escuchar todo aquello que Yo pueda decir me llena de complacencia y me hace sentir bien porque no es cantidad de multitudes sino de algunos corazones que se disponen a escuchar lo que puede decirles, lo que pueda decirles en esta ocasión.
Estuve escuchando todo lo que dijiste respecto a los problemas de los fines y los medios y todos los ejemplos que dijiste y todas las cosas que dijiste, ahora Yo agregaría algo más, no hay necesidad de ser tan analítico ni tan detallista para comprender si algo realmente corresponde o no en cada caso, siempre tu consejo el otro, al hermano, es un salto al vacío porque tiene la esperanza de llegar al otro y ser un puente entre la vida que quiere llevar y el problema que tiene. Lo puedo decir de otra forma, lo importante está en abrirse con humildad, sinceridad, en forma genuina, sin ninguna postura especial y esperar simplemente que el Señor inspire cuál es la palabra oportuna y propicia porque nunca en moral ni en ninguna ciencia del Espíritu hay recetas preestablecidas. Cada ser humano, cada hombre necesita una respuesta personal, cada ser humano, cada hombre necesita una respuesta personal, es cierto que hay patrones comunes para resolver los problemas, es cierto, pero en cada caso hay que adaptarlos a las características personales o la idiosincrasia de cada ser humano que está escuchando o que está interrogando o que está midiendo, nunca puede darse a todos una misma receta, aunque los patrones de conducta uno sepa que van o son de una manera pero en cada caso tendrá sus matices especiales.
Esto hay que tenerlo en cuenta muy especialmente cuando uno está tratando de encaminar almas hacia la palabra del Señor, repito, no hay fórmulas preestablecidas, no, lo que debe haber es una tremenda comprensión del problema del otro y en base a su propia realidad, sus circunstancias, sus necesidades, sus vivencias, sus problemáticas en general, entonces ante todo eso la respuesta. Ahora, hay que estar sumamente alerta porque no es tan simple ubicarse rápidamente en la realidad del otro pero si hay una actitud de entrega y de dación total por los demás es simple, es sencillo.
Espero que estos conceptos les hayan quedado claro como cuando se hablaron de las virtudes, en aquél caso dijimos que las virtudes son o deben ser evaluadas de acuerdo con las características de cada persona porque para algunos le es fácil ser humilde, para algunos le es fácil ser prudente, para otros no, para algunos le es fácil ser profundo en la consideración de los problemas pero para otros no, en consecuencia asumir cada realidad en cada momento, con la seguridad de que el Espíritu del Señor está dictando las palabras oportunas y necesarias que para cada caso deben decirse.
Sirva esto como una premisa aplicable en los más diversos órdenes de la vida y de la organización social, religiosa, política, etc. Ahora bien, no hay que tener miedo, cuando alguien se ha ofrecido a Mí con toda su buena voluntad, cuando alguien pone de su parte toda la humildad necesaria para la recepción de un mensaje entonces hay que hablar con seguridad porque el Espíritu soplará sobre él y le hará explicar las cosas de acuerdo a lo que el Señor quiere y Yo no soy alguien que anda esperando la oportunidad ni nada por el estilo para bajar sobre el cuello de un hermano el hacha, sino que voy a estar siempre dispuesto para perdonar, comprender y sobre todo amar porque sin las virtudes básicas necesarias es imposible conocer al semejante y orientarlo adecuadamente, no se llamen a engaño, ni por casualidad, no se llamen a engaño.
Cambiando el tema sería importante leer el libro del Profeta Ezequiel, porque si bien hay avances y retrocesos dentro de la vida de ese Profeta, en el fondo siempre es un adelantarse para lograr entender muchas cosas, sobre todo en lo concerniente a la naturaleza del hombre. Lean a Ezequiel y van a ver hasta que punto van a entender mucho más al hombre en todos los órdenes, en todos los órdenes, es decir, con la posibilidad de equivocarse menos o no equivocarse en los consejos o en lo que sea. Recomiendo la lectura de este Profeta.
Habla Artemio:
En silencio voy a preguntar algunas cosas que me han dicho que preguntara... . Bueno, ahora habla Nuestra Señora, la Virgen María como Reina del Espíritu Santo.
Dice Nuestra Señora:
Me alegro venir acá cotidianamente a decir Mis Mensajes, me alegro mucho porque todo este tiempo de convivencia que hemos tenido, vuestras presencias son figuras tan familiares, tan queridas por Mí que ni se imaginan todo el amor que siento por ustedes.
Veo tu pensamiento en varias oportunidades y parecería que esperás que nosotros, tanto en Mi Hijo como Yo digamos muchas cosas respecto al Tercer Milenio, respecto a la Gran Cruzada del Espíritu Santo, respecto a todo el tema este que nos ocupa, Yo creo que el problema es muy simple y lo dije ya en el año ’96: se podría resumir todo si quisiéramos en las Bienaventuranzas, pero siempre decimos más cosas para aclarar más, pero vos ¿creés por ventura que puede haber una tabla de salvación más preciosa que las Bienaventuranzas para iniciar un milenio, ¿quién puede pensar que puede haber algo tan genuinamente maravilloso como las Bienaventuranzas para iniciar cualquier cosa muy grande?, y las Bienaventuranzas tomadas de los Evangelios, no de uno solo, porque hay matices no diferentes pero aclaratorios, entonces no es cuestión de cantidad de datos y de elementos, no, es cuestión de profundizar aquellos principios muy elementales que incluso pueden estar dentro de nosotros sin haberlo leídos en ningún lado y de allí sacar las conclusiones necesarias para elaborar grandes proyectos en todo eso.
El problema es otro, no dar tantos datos sino crecer en el amor, no tanta sabiduría sino un corazón dispuesto a abrirse a Mi y a Mi Hijo, no tanta elocuencia sino palabras simples como las que empleó siempre Mi Hijo porque tal vez sea la única forma de decir cosas profundas, verdaderas, eficaces, que durarán a través del tiempo, entendibles por todos, ¿de qué valdrían palabras grandilocuentes que tal vez no servirían para llegar a la mayoría de los corazones que están esperando sobre todo un bálsamo de justicia que buscan hace tiempo, mucho tiempo, porque hay que pensar de esta forma, no podemos dormir en paz Mis hermanos, Mis queridos hermanos, no podemos dormir en paz mientras nuestros semejantes, cerca o lejos, están padeciendo atrocidades porque no impera la justicia y en esto no hay ningún país que pueda decir yo estoy libre de hacer mi mea culpa, todos los países tendrán que revisar profundamente su organización religiosa, social, política, económica, etc., para empezar de nuevo si es necesario o repetir aquello que ya era genuino y verdadero.
No se llamen a engaño con todas estas cosas, un acto de amor profundo puede transformar toda una realidad muy rápidamente, mientras que si no existe todo ese amor profundo no va a pasar absolutamente nada, entonces no es cuestión de cantidad de cosas sino de actitudes y además por aquellos que tienen ciertos temores respecto a lo que puede causar en algunas personas lo que Yo digo convendría decirles que no tengan ningún temor, que Yo no les haría a ustedes planteos o les daría Mensajes y Profecías si no fueran realmente concordante con los pensamientos que tiene Mi Hijo, el Padre y el Espíritu Santo sobre la forma, sobra la manera de con el Jubileo del Año 2000 empezar otra etapa en la historia de los pueblos del mundo donde la justicia acompañada por el amor sea la base de todo, la base de todo, la justicia, sustentada por el amor es lo más grande que uno puede decir y glorifiquemos a la Santísima Trinidad diciendo: Gloria al Padre, Gloria al Hijo y Gloria al Espíritu Santo como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén.
Habla Artemio:
La Madre Teresa que también está acá hace gestos que quiere decir algo, habla Madre Teresa que te escuchamos.
Dice la Madre Teresa:
Solamente para decir algunas pocas palabras, por ejemplo hay que revisar profundamente el concepto de la palabra amor, afecto, comprensión y cientos de palabras para llenarlas de un contenido que realmente sea el adecuado y el oportuno para poder ser aplicado en todos los órdenes del universo.
No crean que todo se va a dar con una facilidad pasmosa, no, va a costar, va a costar, va a costar, pero la fuerza del Señor es tan grande, es tan tremendamente grande que no tenemos nada que temer.
Seguiría hablando toda la noche, pero tu resistencia física se está agotando, en consecuencia algo más en todo caso lo decimos en la próxima.
Habla Artemio:
Y ahora pónganse lo suficientemente cómodos para que el Señor les de la bendición, es decir Jesús va a pasar por cada uno de ustedes para darles la bendición.
Empieza por R., muy amablemente le hace la señal de la cruz, se detiene y mira la medalla, le hace la señal de la cruz y dice: que el Señor te bendiga y te colme de gracia.
Va de H., se pone..., se agacha y le hace la señal de la cruz.
O., en la frente la señal de la cruz.
Se acerca a M. E., le levanta un poco los cabellos y le hace la señal de la cruz, arecería como si fuera rápido.
N.,... (se dio vuelta la cinta)..., bueno, ya se adelantó el Señor, dejó a M. y hizo la señal de la cruz a A., se corre adelante le hace la señal de la cruz a A..
Ahora estira el brazo y le hace la señal de la cruz a M., se inclina y le hace la señal de la cruz a R.
Sigue y lo hace a N., ahora en C., ahora en M., ahora se ha corrido delante de mí, pone los brazos detrás de la nuca, los entrelaza, se queda un rato así, yo estoy como asfixiándome acá debajo de la túnica, ¿qué significa eso no lo sé?, no me lo dice, ahora me hace la señal de la cruz, me apoya la mano izquierda sobre el hombro derecho y la mano derecha sobre la cabeza.
Gracias Señor por todo lo que nos das dado, gracias, se retira Jesús seguido de la Virgen y de la Madre Teresa, se retiran por el hall.
Gracias Señor porque has estado con nosotros, te damos gracias Señor porque has concurrido a nuestra casa y al hacerlo has Santificado todo, gracias Señor porque nos has tocado y nos has llamado por nuestro nombre, ya nuestra existencia nunca será igual, jamás será igual porque son contados aquellos seres humanos a los cuales pones tus manos arriba y hace la señal de la cruz. Gracias Señor porque sin merecernos todo esto nos regalas cosas maravillosas, gracias Señor porque el latir de nuestro corazón, gracias porque los prodigios se repiten todos los días y estos mosaicos son testigos de esos prodigios, gracias Señor porque la gente que viene al irse ha descubierto una nueva dimensión de tu ser, ya no eres el ser lejano y abstracto al cual le dirigía la palabra: Padre Nuestro, pensando que estaba lejano sino que los hombres ven que está allí muy cerca de ellos y viene hasta ellos y pide vivir con ellos, estar con ellos y estar dentro del corazón para siempre, pero para eso siempre aclarás que no hace falta que estemos limpios, cuantos más sucios estemos más te agrada a vos que nos acerquemos, es decir porque tienes preparado para nosotros un baño de tu gracia y esa gracia nos colma, nos beneficia, nos inunda en un mar inmenso de afecto y nos hace entender cosas esenciales que nunca habíamos entendido antes.
Gracias Señor, gracias, gracias porque somos tus hijos y si somos tus hijos estamos confiados, tenemos esperanza y creemos que tarde o temprano vamos a gozar de tu presencia y como vos lo dijiste: para nunca más morir. Gracias Señor, porque no es por nuestros méritos personales que vos estás acá, es justamente como un acto de amor, un acto de esperanza, un acto de humildad. Gracias Señor, gracias, gracias Señor, porque has dejado de lado los sabios y poderosos y te has acercado a nosotros Señor, gracias Señor, gracias.
Y ahora terminamos esta reunión en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Mensaje del 08 de Febrero de 1998
Bienaventurados Hijos de la Luz, Mis hijos, que aquí reunidos han esperado Mi presencia y la de Mi Madre.