Mensaje del 19 de Enero de 1998

Habla Artemio:

Señor Jesús, aquí estamos nosotros, humildemente Señor, simplemente tratando de entender las cosas que vos dijiste, como las dijiste, etc., y tratando Señor todos los días de amar más a quienes tengo cerca, aunque eso que tengo cerca a veces por la mañana de sendos no merece que el Señor lo viese pero Señor el problema está en que lo amara no porque vos me lo hayas dicho, yo me he convencido que tengo que quererlo a pesar de todo y sobre todo no puedo ser juez de nadie. Señor, porque en el Padre Nuestro lo estoy diciendo: perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; es decir todo lo que podemos ver en los demás siempre debe resultarnos como algo no sé si bueno o malo, en todo caso no usual porque así como yo humillé a mi hermano vos me vas a olvidar a mi pero no lo temas que hacer por eso Señor, lo tengo que hacer por amor al Señor, sea quien sea, venga de donde venga y me trate como me trate. Bueno Señor, en eso estamos, en eso estamos consumiendo nuestra vida, mientras estar toda la vida de ser más digno de vos porque nuestra vida no es tan larga y abriremos nuestros ojos del otro lado cuando llegue el momento nos encontraremos con vos que nos vas a preguntar ninguna otra cosa que esta: ¿cuánto amas?, ni aquél ni cómo, de qué forma, de qué manera, ni a qué hora, nada, nada, nada, bueno aquél problema es de cantidad, cantidad, por supuesto, es dar todo ese amor porque si yo te digo te quiero, te quiero y te dejo estropeado, tirado y sin nada entonces no, mentira, cuánto daño.

Entonces, cuando nos vamos a dormir vamos a pensar en eso, de que si por casualidad no abriéramos más los ojos, lo abriéramos del otro lado delante tuyo vos nos vas a ver tal cual, a ver cuando nos amás pero no solamente a los hombres sino todo lo que es de los hombres, la propiedad, las cosas, las plantas, los animales, su ropa, sus enfermedades. Cuando yo Señor voy al baño a lavarme las manos después de tocar a personas que o bien tenían sarna o bien tenían..., o bien tenían la enfermedad que tuvieran Señor, yo no me voy a lavar porque me siento sucio por mi hermano, me voy a lavar para no contagiar al que sigue si esa enfermedad tiene contagio. Creo que queda bien claro esto, no, yo me lavo las manos pero por respeto al que sigue, no porque sienta asco por haber tocado eso sucio y oloriento, por nada Señor, es que me lavo por respeto al que sigue, así es, por eso Señor si tienes ganas de venir para conversar un poco con nosotros si quieres venir acompañado.

Jesús está con nosotros, es tan fuerte, tan grave el Señor que uno no puede mantener los ojos abiertos, parece un milagro, parecería que todo está concentrado en su mirada, parecería que la historia de la humanidad basada a escritura están en esa mirada, al mismo tiempo que está llena de amor y al mismo tiempo un poco lenta, no mucho, el Señor me dice que no me vaya, que me quede acá, el Señor está cerca, está también un hombre de unos cuantos años, inconfundible el hombre porque trae un gusto humano, no podría ser menos el hombre, realmente marca perfecta, esa si que no tiene que envidiarles, si un bajo es extranjero cuanto tiempo alimento a San Roque llevando el pan.

Tus ciervos Señor escuchan, tenés algo que decirles, decilo Señor y los que están del otro lado su materia es incorpórea, si uno mira a través de ellos pasan los animales a través de ellos, le tiramos olor a perro que vieron todos estos ahora. Bueno, habla Señor que tus ciervos escuchan y te digo otra cosa, da alguna señal a mis hermanos que no están presentes, dale alguna señal Señor porque sino mis hermanos pueden pensar que yo estoy delirando o pensar que yo estoy mintiendo, ya sé que no lo van a pensar pero si le das alguna señal como das siempre y ellos van a estar mejor.

Dice Jesús:

Celebro estar con ustedes esta tarde, celebro de veras y en todo caso voy a decir algo de lo que se dijo antes, Yo creo agregar algo al respecto a que entre la Ley de Mi Padre y el hombre, estoy Yo con Mi Misericordia, se entiende ahora Mi Misericordia lo grande que es, no lo van a entender plenamente hasta que no me miren el día de mañana a la cara, es decir cuando estén del otro lado porque la mente del hombre no alcanza a entender el tamaño de la Misericordia Mía, no alcanza, el día que lo alcance es próximo a su muerte porque está lo suficiente maduro como para ir a Mi presencia. Ahora, pero en cuanto a todo lo que se dijo, Yo agregaría que el primer mandamiento: “amar a Dios sobre todas las cosas, con toda tu fuerza, con todo tu corazón, con todo tu espíritu y más también y al prójimo como a uno mismo”.

Se cortó el mensaje........................