Mensaje del 17 de Enero de 1998

Habla Artemio:

Día de San Antonio Abad.

Y aquí está Señor y veo que te arrodillás Señor, eso me está indicando que en algún lugar alguien ha resucitado; es decir, un enfermo ya despedido ha recuperado la vida y seguramente no lo hacés como siempre de ponerme las manos en las rodillas, porque no hay lugar aquí adelante, está bien, es lo mismo. Alguien ha resucitado en algún lugar y no voy a sufrir la tentación de: quién es Señor, no voy a preguntar nada, porque sé que si vos no me lo decís no tengo que preguntarlo.

Dice Jesús:

Ya te lo he dicho más de una vez: dejá de seguir lo que te dicen Mis Ministros de la palabra, que no lo entienden, seguí Mis consejos y el Espíritu Santo hablará siempre por vos.

Me causa hasta un poco de gracia toda esa situación, creo que te he dicho lo suficiente sobre esto, ahora bien, todo lo que pasó acá en estos días ha sido muy superior a las dos veces anteriores, en cantidad y calidad, realmente hubo un montón de conversiones y no te olvides que Yo mido la eficacia de las palabras por las conversiones que se producen más allá de las sanaciones en forma inmediata, de las enfermedades.

No tengas ningún temor, cuando asegurás ante las cosas más terribles, todo está resuelto, porque con la firmeza que lo asegurás no me atrevería Yo a contradecirte en lo más mínimo. Además me encanta eso de no anteponer: si es voluntad del Señor se salvará, no, se salvará, se sanará, se sobreentiende que Yo voy a hacer Mi voluntad pero me encanta esa seguridad y por supuesto que la palabra que has dirigido todos los días ha sanado más que las verdaderas sanaciones en sí y ayer fue un día culminante, donde había varios enfermos graves y donde Mi Madre en forma explícita les dijo casi directamente con tu mirada: que consideraran que su problema estaba resuelto.

Esto es una parte de todo, dejaré que Mi Madre, la Virgen diga también lo que ella quiere decir.

Dice Nuestra Madre:

No me voy a extender demasiado pero Yo pienso que ese acto a las 23:30 hs. de la noche del día 1º cuando pongo en tu pecho Mi Inmaculado Corazón, fue tomado tan en serio, tan queridamente en serio que me ha dejado admirada porque es posible que ante una situación semejante aparezcan cientos de dudas porque vos sos una persona y toda persona duda pero en vos no he visto la más mínima duda, eso habla (con que ya lo sabía), en que no me he equivocado en absoluto en hacer lo que hice. Ahora bien, ¿has notado que hasta los extraños te miran de una forma diferente desde que Mi Corazón late en lugar del tuyo?, están intuyendo lo que pasa con vos, de una u otra forma, de la forma más primitiva o más real, pero están intuyendo.

Yo diría que al hablar ayer sobre Mí, de la forma que lo hiciste fue para toda esa gente que lo van a reproducir en tantos otros, un Mensaje maravilloso sobre Mí naturaleza, Mi función y sobre todo el poder que me ha dado Mi Hijo para las más diversas cosas, para todas las cosas, es ser Co Redentora con Él y nunca en vos ha ocurrido de levantarme hasta la altura de Mi Hijo, siempre me has dejado un poquito más abajo y está muy bien, no te haz fanatizado, está muy bien, porque a Mi Hijo debes adorarlo y a Mí debes venerarme, porque Mi Hijo es Dios y Yo no, todo está muy bien, ahora quien lleva la mayor parte de todo esto es quien organiza estos encuentros, el proponer su casa, con todas sus cosas, dejar invadir su intimidad y todo; es decir, los mayores méritos de todo esto recae sobre tres personas: el padre, con la madre y la criatura, ellos llevan el mayor premio en todo esto y me parece lógico, natural y Yo quisiera que ellos lo entendieran, pero que no lo entendieran con la mente sino con el corazón, de alguna forma lo entienden pero quiero que lo entiendan más.

Cuando Yo ayer dije que hasta el pasto que crecía era Sagrado, es cierto, es Sagrado, aquí en esta casa no queda absolutamente nada, ni siquiera un alfiler que no esté Sagrado, que eso sirva para alegría, sirva para años felices y fecundos y sirva para tener la confianza en Mí, más allá de todo lo que pueda ocurrir.

Dice la Madre Teresa:

No estuve descolocada en todo esto, Yo estuve acostumbrada en Oriente a trabajar de otra manera, donde todas las cosas eran directas y concretas, la muerte era la muerte, la vida era la vida, el pan era el pan y el agua era el agua. Y no me llamaba engaño ante el cinismo de alguien o la caridad de alguien, pero aquí veo que hasta en las cosas más Sagradas hay desconfianzas, hay como un toque de querer no reconocer la excelencia en el prójimo. No me duele, digo nada más que es vuestra mentalidad, a mí personalmente no me gusta; yo cuando tenía que ir al baño decía: voy al baño a hacer mis necesidades, cuando necesitaba dinero decía: vengo a buscar dinero, cuando tenía que ordenarle a una Hermana decía: Hermana, haga esto o lo otro, y si tenía que decirle a alguien: finja estar alegre, la Hermanita fingía estar alegre, porque cuando se visita a alguien que se está muriendo no se puede estar con cara de velorio.

Acepto las reglas del juego de ustedes, pero no me gustan, ¡en absoluto!, pero mi mundo era otro mundo, en consecuencia tengo que adaptarme a los vaivenes de una política que a veces hace perder más tiempo que otra cosa y vos lo sabés muy bien. Yo no pude, no tuve tiempo que perder, nunca lo tuve, en consecuencia ustedes sí pierden el tiempo con tantas vueltas para llegar a la cuestión.

Si esto te sirve usalo y si no que quede simplemente en los Mensajes.

Amén.