Dice Jesús:

(En referencia a lo dicho en las palabras de evangelización)

No fueron quinientos mil hombres que hoy murieron sino setecientos cincuenta y cinco mil y muchos de ellos ya no están en el purgatorio por vuestras oraciones generosas.

Sigan hablando y hablando de mi Misericordia, es decir mi amor se manifiesta a través de mi Misericordia, que es la compasión que siento por todos los hombres.

Dice la Virgen María:

No sé con qué palabras decir todo lo que encierra la Misericordia de mi Hijo, es tan grande que vuestra mente no alcanza a entenderlo.

La gran cruzada del Espíritu Santo está tremendamente relacionada con la Misericordia de mi Hijo y se manifiesta de miles de formas diferentes, tratando de que el mundo sea cada día más habitable.

Yo quisiera que se vea más mi Amor en este pueblo pero hay muchos corazones cerrados que no quieren escucharme. Yo golpeo a la puerta de muchos pero lamentablemente permanece cerrada.

Al hablar del amor no sólo se manifiesta en las personas, sino en todas las cosas, como por ejemplo, las palmeras de la avenida; o acaso mi Hijo no dijo: “ni un cabello de tu cabeza caerá sin mi permiso”.

(Se refiere a lo que se dijo en la evangelización).

Comprendo tu dolor por todo lo que dijiste de los enfermos, los viejos, los que mandan, los niños, todos, pero dejáselos en mano de mi Hijo, que sólo Él puede remediar todo.

Este mensaje se refiere no sólo a los hombres de este lugar sino a todos los hombres, quiero que reine la comprensión y el amor, que se terminen las discriminaciones de todo tipo, que la distribución de los bienes sea más equitativa, que el sol salga para todos, que nadie haga sombra a nadie, que cada hombre pueda decir su palabra, hacer escuchar su voz, sus gritos, sus sufrimientos, para que quien los oiga empiecen a mirarlos a todos como hermanos. Ya lo he dicho otras veces pero lo repetiré hasta el cansancio.

Y ahora mis queridos hijitos les dejo de hablar. Les agradezco vuestra perseverancia.