Dice la Virgen María:

Este lugar está bendecido y nunca puedes imaginarte el torrente de gracia que hay aquí durante el día.

No quiero halagarte pensá que todo es de Dios, pero es increíble la facilidad con que amás a la gente y a todos por igual. No es mérito tuyo, es un regalo de Jesús, pero yo me siento muchas veces emocionada. Es por eso que te elegí para darte mis mensajes y profecías.

Mi Hijo es así; cuando quiere derrochar gracias sobre alguien lo hace sin medidas. El don de sanación que te regalé es tan grande que con solo mirar a alguien aunque sea en la calle ya lo estás sanando. Los que no se sanan es por voluntad del Padre.

No voy a decir ninguna palabra inconveniente, ni que ofenda a nadie, salvo que si me pongo a recitar las bienaventuranzas, alguno se sienta ofendido.

La dimensión de todo esto, ni por casualidad se les ocurre a ustedes cómo es. ¡Cuántas cosas haré florecer en esta América! Parecería que hay un empecinamiento del Señor en que por fin América sea bendecida por el Espíritu Santo.

Nadie se sienta afuera, porque mi corazón es tan grande que hay lugar para todos y es mi deseo llevarlos a mi Hijo.

Hombres y mujeres de buena voluntad, no dejen llegar el 2000 sin convertirse, porque perderán tantas gracias como gotas tiene el mar.

Esta noche estoy especialmente emocionada porque me conmueve todo vuestro amor. Solamente les digo para terminar que los guardo a todos en mi Inmaculado Corazón.