Dice la Virgen María:

Yo soy la Madre Dolorosa, pero Reina del ESPÍRITU SANTO o Nuestra Señora del ESPÍRITU SANTO o Nuestra Señora de Justiniano Posse.

Sepan hombres de este continente que mi HIJO en la cruz no ha derramado su sangre en vano. Llegó la hora de que ésta sangre les alcance a ustedes, a esta América de injusticias donde cada noche tres cuartas partes de la población se acuesta con hambre, las enfermedades son el pan cotidiano, donde se vacuna a los niños para que el día de mañana sean estériles, las injusticias sociales, económicas, políticas han creado un submundo donde el factor predominante es la desesperación. Otros deambulan de un país a otro para encontrar remedios a sus males viviendo en la ilegalidad y por lo tanto sin poder exigir nada. Segregaciones raciales, sociales, políticas, sexuales donde predomina la ley del más fuerte, y los atropellos a la dignidad del hombre son tantos como la hierba que crece en los campos. MI CORAZÓN está tan dolorido y ultrajado…

¿Para esto les alcanzó la sangre de mi HIJO? Aquí la Redención fracasa por culpa de las almas endurecidas por el egoísmo… pónganse la mano en el corazón, ¿no sienten vergüenza?

Ya sé que en esta América hubo y hay muchos santos que quemaron y queman sus vidas por sus hermanos… pero muchos de ustedes deberían llorar a gritos para pagar culpas y empezar a remediar atrocidades… pero siempre se está a tiempo… TIENEN QUE CONVERTIRSE A MI SAGRADO CORAZÓN. Que no los encuentre el año 2000 dormidos en lo que ustedes creen que son laureles, no se engañen, despierten no hagan que a muchos los llame como los llamó mi HIJO: raza de víboras. En cientos de Iglesias todos los días toma forma del cuerpo y la sangre de mi HIJO y parecería que ÉL no les dice nada, se ha colonizado a América a la sombra de la CRUZ pero a mí me parece que veo una CRUZ al revés, es decir una espada…

Son incontables los que se han confabulado con las opresiones de todo tipo y no me refiero a los siglos pasados porque llorarían a gritos. Me refiero a este siglo donde muchos se cobijan debajo de las alas de los gobernantes para atropellar al hombre que mi Hijo vino a redimir. ¿Qué pasó con Medellín, Puebla, etc.? No quieren ver ni oír. La Epístola 1 de San Pablo a los Corintios es una acusación directa.

Escuchen mi mensaje, no sean lerdos… soy la Reina del ESPÍRITU SANTO y un grito desgarrador sale de mis entrañas para que tomen conciencia de una vez por todos del primer mandamiento.

Han visto que Mi Sagrado Corazón tiene una corona de espinas y ustedes siguen agregando más cada día; pero en las estampas que hacen de mi hay una inofensiva coronita de flores.

Que el lanzazo que recibió mi HIJO en la CRUZ llegue también a todos los corazones endurecidos.

Rescato a santos varones y mujeres que están quemando su vida para que prevalezca la Palabra de mi HIJO, pero no son tantos y algunos se encargan de perseguirlos, no se dan tregua… y no se dan cuenta que están persiguiendo a mi HIJO.

No se asusten de mis palabras duras, mi HIJO se las diría con más fuerzas todavía. ¿En qué han convertido esta tierra de promisión?

Pero están a tiempo todavía porque yo estoy sosteniendo con fuerzas el brazo de mi HIJO. No desperdicien una sola palabra que les digo porque se arrepentirían.

Lloren sobre vuestras manos sucias; lloren mucho para poder lavarlas.

Y hoy termino diciéndoles: ¡Nunca se imaginarán cuánto está sufriendo mi Sagrado Corazón!