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Mensaje del 19 de Febrero de 1998

Que los rayos que salen de Mi Corazón caigan sobre vuestras vidas y las Santifiquen y cuando vayan a vuestros hogares y esta Luz los acompañe, también llevarán a vuestra casa e iluminarán a todos vuestros familiares.

Mensaje del 19 de Febrero de 1998

Dice Jesús:


Que los rayos que salen de Mi Corazón caigan sobre vuestras vidas y las Santifiquen y cuando vayan a vuestros hogares y esta Luz los acompañe, también llevarán a vuestra casa e iluminarán a todos vuestros familiares. Cuando abran la puerta de vuestra casa si pueden ver verán que a vuestro paso todo lo iluminan, porque los rayos que salen de Mi Corazón Misericordioso llevará también a vuestros hogares infinitas bendiciones.

Todo lo que hablaron esta noche ha sido maravilloso en todos los aspectos, sobre todo me ha parecido una idea extraordinaria aunque por supuesto no nueva pero presentada tal vez nuevamente, es decir, hacer notar Mi aspecto humano y quien sabe que alguien participa de su naturaleza además de la naturaleza sobrenatural es sumamente halagador porque uno no tiene temor en dirigirse a los que son iguales o similares a uno y tal vez sea ese el principal obstáculo de las relaciones del hombre con el Señor, el temor, el temor a que todos sus pecados sean demasiados y demasiado grande para que Yo pueda perdonarlos.

Por otra parte, otros creen que si piden, piden demasiado, otros creen que no saben pedir, pero todo aquello que salga de vuestros corazones necesariamente llegará al Mío y tendrá una respuesta, hagas lo que hagas, pienses como pienses, pidas lo que pidas, si todo eso sirve para tu vida lo tendrás y en más abundancia de cómo lo pediste. Es claro que conmigo no podés tener una relación casi comercial, en el sentido de: te doy, me das, me das, te doy, va por otro lado la cuestión, y es que vos tenés que tomar conciencia de cuánto te amo y si te amo profundamente puedes pedirme lo que quieras, más aún, si te amo profundamente, yo sé muy bien cuales son tus necesidades. No te olvides que desde el comienzo de todos los tiempos ya te amaba y pensaba en ti y pensaba en tu futuro y en tus cosas, todo.

Traten y traten de ahondar en Mi amor, busquen afanosamente respuestas, preguntándole al Espíritu Santo para que Él les diga qué deben hacer, cómo deben hacerlo, cuándo deben hacerlo. Si ustedes tomaran conciencia de una millonésima parte del amor que tengo por ustedes ya se sentirían los seres más privilegiados de la Tierra. Ahora, cada uno ha tenido a lo largo de su vida un montón de condicionamientos, de todo tipo, entonces muchas veces Yo veo lo dificultoso que es para tantos acercarse a Mí de una forma total pero tengan confianza y sobre todo esperanza, como dije otras veces, siempre la esperanza es un salto al vacío abandonándose en el amor y vivan así espontáneamente, simplemente, genuinamente, disfrutando de Mi amor, les puedo asegurar que el resto se dará por añadidura.

¿Qué puede haber superior al amor del Señor?, nada, y si no pueden, no saben, no quieren amarme, abran vuestro corazón de alguna forma que Yo entraré en él y allí haré Mi casa, haré Mi morada y si ustedes me lo permiten, la haré para siempre.

Entonces concluyo Mis palabras con esto: descubran, descubran todo el amor que desde toda una eternidad el Padre, Yo y el Espíritu Santo venimos dándole y sepan asumir esa actitud de descansar en Mi amor, al principio no es fácil pero a medida que pasan los días sentirán una dulzura que invade vuestro ser, colmándolo siempre y más de una vez sentirán coros de Ángeles que invaden nuestra mente cantando aleluya porque me han abierto las puertas de vuestro corazón y Yo puedo morar en él. Si me tienen a Mí hijos queridos, ¿qué les puede faltar?, todo lo demás se les dará por añadidura.

Dice Nuestra Señora:


Los miro a ustedes en el rostro y al mismo tiempo miro al rostro de todos los seres que ustedes quieren, he dicho todos los seres y a través de ustedes les envío un sin número de bendiciones para que toda la vida sean acompañados por el amor del Señor, no tengan temor que me olvidé de alguno, los tengo bien contabilizados.

Ahora, siempre dentro de la cosmovisión de la Gran Cruzada del Espíritu Santo, piensen que esa cruzada será una gran manifestación de amor, donde todos los hombres de todas las latitudes estarán invitados al banquete celestial del amor del Padre. Aquellos que se aparten y que se escondan en medio de las piedras como lagartijas quedarán fuera de ese montón de gracias que el Señor tiene ya decidido derramar sobre la Tierra, porque como dije otras veces no depende de lo que ustedes puedan hacer o no, sino que todo depende de la bondad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Dios trino y uno, de que todo esto se transforme.

Ahora bien, ustedes dirán: ¿somos sujetos pasivos en todo esto?, en absoluto, ustedes tienen que darme vuestras manos para tocar, vuestros oídos para oír, vuestros ojos para ver, vuestros cuerpos para vivir, vuestras piernas para caminar, los necesito a todos y todas sus partes, sobre todo vuestro corazón disponible para oír que es lo que hay que hacer. Cuando ustedes vean que el amor se extiende como un Río de Agua Viva sobre toda la humanidad entonces entenderán lo que estoy diciendo, tal vez ustedes no tienen en vuestra conciencia, en vuestra alma y en vuestro ser tanto sufrimiento como otros, por eso a veces les parece que soy reiterativa y hasta un poco cargosa en insistir sobre lo mismo, ocurre que ustedes de una u otra forma viven bien, no pasa lo mismo con aquellos que se acuestan por las noches con hambre y esos son tres cuartas partes de la humanidad y Yo agregaría que toda la humanidad se acuesta con hambre de amor porque el amor que ustedes sienten, el amor que ustedes practican, para decirlo de alguna forma, es tan precario, es tan terriblemente simple y poco duradero que se esfuma con una facilidad asombrosa y da la impresión de ser esas hojas que se secan en otoño y el viento las lleva a la deriva.
Hijos, hijos queridos de Mi alma, deberá ser inventado el Reino del amor, si esto suena a repetido es porque todavía no existe y cuando uno necesita que algo ocurra lo repite tantas veces como sea necesario. Es cierto que Mi Corazón vivió siempre con dolor y congoja por el hombre porque si ustedes quieren pensar un poco van a ver que la mayoría son marginados de algo, entonces Yo confío totalmente que las características del Tercer Milenio se iniciarán y prolongarán de otra manera. Y si bien es cierto que todo depende de la voluntad del Padre y de la bondad del Padre, también es cierto que necesita vuestras manos, vuestra mente, vuestro corazón y todo lo de ustedes para extender el reinado del amor y cuando el Espíritu Santo llama a sus puertas para pedirles y decirles: ya es la hora, no se nieguen, no se nieguen porque permanecerán fuera de ese mundo maravilloso que el Padre vislumbra para aquellos que le aman.

Cuánto les amo, cuánto me preocupan vuestras vidas y las vidas de vuestros familiares y de todas las personas que ustedes quieren, cuánto me preocupan en el sentido de que estoy siempre vigilante para poder darles a cada uno lo que cada uno le corresponde, y a pesar de ser tan difícil el reinado de la justicia prevalecerá. No se olviden y pónganse en disponibilidad para que el Señor les de fuerzas para caminar porque de esa forma nadie los puede detener.

Dice la Madre Teresa:

Yo nunca me he preguntado hasta qué punto he profundizado la problemática del amor, solamente puedo decirles que puse en manos del Señor toda mi precariedad y mi nada y después no me preocupé más de mí, para nada y esperé que Él dispusiera de mí como se le antojara.

Y ahora mismo, mirando retrospectivamente mi paso sobre la Tierra, trato de no mirar aquello que pude haber hecho bien, porque si algo hice bien no lo hice yo sino el Señor que me lo inspiró y solamente puedo decirles una cosa: estuve disponible, ¡y vaya si estuve disponible!. Mi disponibilidad muchas veces despertó el odio de muchos y otras veces el amor de tantos, pero más allá del odio y del amor, a mí no me preocupó todo eso sino hasta qué punto estaba totalmente disponible para el llamado del Señor. En la hora más serena de vuestra noche pregúntense y respóndanse: ¿cuántas veces en mi vida estuve realmente disponible?, no los quiero ofender en nada, pero a veces no están disponibles para vuestros familiares ni para vuestros hijos.

No los quiero ofender con esto, solamente recordarles que me resulta difícil pensar que están tan disponibles para el prójimo cuando ese mismo prójimo, formado por hijos o personas cercanas, viven al margen del amor, al margen de toda vuestra acción constructiva en la vida de ellos.

Entonces esta noche hagan ese hermoso ejercicio de ponerse una mano en el corazón y decir: a lo largo de mi vida ¿cuántas veces estuve disponible?, si quieren pueden empezar por los de vuestras familias y sigan avanzado y contéstense con sinceridad, porque es la única forma de progresar en todo esto.

Puede que mi preocupación les resulte dura, pero empiecen por preguntarse: ¿estoy disponible para aquellos que amo?, y por otra parte pregúntense: ¿los amo?, porque si los amo, de veras estoy disponible. Parece un juego de palabras hermanos, pero no es así, porque parecería que solamente nos preocupamos por los otros cuando estamos bien de salud, alegres, contentos, bañaditos y cambiaditos y en los otros momentos todo brilla por su ausencia.

Recapaciten sobre todo esto esta noche, porque es posible que se encuentren con novedades y tal vez no tan gratas para vuestras vidas. Repito: ¿estuve disponible para aquellos que amé y que amo?, ¿hasta qué punto?.

Habla Artemio:

A mi lado izquierdo está Eduardo Pironio, Cardenal de la Iglesia, muy sonriente como siempre, su rostro arrugado pero no tanto como en los últimos tiempos y tiene un brazo sobre mi hombro que era para él una costumbre habitual hablar y poner un brazo sobre el hombro como gesto de hermandad.

Dice Eduardo Pironio:


Al venir aquí me hace muy bien, eso no quita que haga comparaciones con la Bienaventuranza Eterna, aquellos que morimos y estamos en las manos del Señor, no por eso dejamos de preocuparnos con toda nuestra alma sobre aquellas cosas por las cuales luchamos mientras estábamos sobre la Tierra. Entonces ni bien he conocido esto de mi hermano Artemio, amigo de treinta años, y al ver todo esto sin pensarlo me he enrolado, como se dice comúnmente en todo lo que está iniciado y que me parece maravilloso y que muchas palabras de las que oigo acá yo las he pronunciado cuando eras secretario general del Congreso Episcopal Latinoamericano, que en última instancia era Medellín traducido a la práctica.

Aquél maravilloso Documento lamentablemente quedó para las estanterías de las bibliotecas y todo su maravilloso contenido desapareció como las estrellas al salir el sol. En un comienzo, pareció que todo iba a funcionar pero cuando los hombres vieron que tenían que asumir un compromiso y cambian de forma de pensar entonces se fueron olvidando y sutilmente empezaron a ignorar, ignorar, ignorar, ¡cuánto sufrí por tanto olvido!. Pero el problema no era Medellín en sí, el Documento, sino todos aquellos hombres que hubieran recibido tantas gracias si aquellos que detentaban el poder en todos los órdenes a pie juntillas todo lo que ese Documento decía.

Después de calmar las conciencias, hicieron lo de Puebla, como para justificarse y después hicieron otras cosas más para justificarse, qué pena hermanos, qué pena hermanos, que pena.

Cuando un hombre decide solamente sobre su vida, pues de alguna forma es perdonable que haga con ella lo que se le antoja, pero cuando alguien tiene sobre sus espaldas la responsabilidad de cientos de miles de personas, entonces yo diría que es una barbaridad, una impostura darle las espaldas a aquello que de una u otra forma me compromete con mis hermanos. Por otra parte, me pregunto: ¿es posible vivir si la conciencia ha comenzado a parpadear y a darse cuenta de las ignominias?, ¿cómo es posible acallar el alma cuando empieza a parpadear?.

Amén.

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