Oración del 14 de Diciembre de (2º)

Miremos a los seres humanos en todos aquellos momentos que realmente merecen nuestra consideración, nuestra comprensión, merecen nuestra misericordia ¿mmm?, por eso las Bienaventuranzas dicen: “bienaventurados los misericordiosos porque ellos obtendrán Misericordia”.

Oración del 14 de Diciembre de 2004

Habla Artemio:

Este día y todos los días a que alcance nuestra vida quiero tener con vos Señor una relación de Padre a hijo, de amigo, de hermano, porque se supone que a un amigo o a un hermano ¿mmm? se lo trata con mucha consideración, con mucho amor, con mucho respeto y sobre todo uno se siente comprendido ¿no?, bien. El sentarme aquí no es porque a mi se me ocurra, porque la verdad que no es un lugar tan cómodo, lo hago repito porque Jesús piensa que esta fuente es como el pozo de Jacob ¿verdad?, donde Él le da de beber a la Samaritana el Agua Viva ¿mmm?, también Él recuerda el Bautismo en el Río Jordán, el paso del Mar Rojo del pueblo hebreo y tantos otros acontecimientos porque el agua siempre está muy relacionada con la vida del hombre ¿eh?, tanto que el setenta y cinco por ciento de todo nuestro cuerpo es líquido ¿mmm?, bien.

Entonces, nos ponemos delante del Señor, no solamente nosotros sino todos aquellos por los cuales vinimos a este lugar y también por los que no vinimos pero que los amamos profundamente, ¿quiénes?, no sé, cada uno sabrá quién ¿verdad?, pero normalmente en la sanación si hay cincuenta personas hay que pensar que la sanación llega para quinientas, en cuanto a los que piensan cada uno ¿mmm?. Y además llegan a tantas generaciones ¿verdad?, al hacer la sanación de los antepasados y de los que vendrán ¿verdad?, entran tantos en consideración; ustedes dirán: ¿por qué esto?, ¿por qué no pensamos en nosotros?, no, por una razón muy simple, nosotros no estamos solos en el mundo, estamos rodeados por personas que son nuestros hermanos y de una forma u otra tenemos que pensar en ellos. Por eso, cuando yo estoy entonando el tema ese: el Maestro de Galilea va sanando, los tengo a ustedes presentes pero también tengo en la mente una imagen de todos los países del mundo para que la Misericordia del Señor llegue a todos ¿mmm?, ¿y esto por qué, porque a mi se me ocurre?, no, porque el Señor quiere que sea así ¿verdad?.

Todo hombre viva donde viva me está comprometiendo a mí, si un hombre en este momento aunque ustedes no lo sepan en Buenos Aires o en el otro extremo de la Tierra está sufriendo, también sufre mi propia humanidad, porque yo tengo una relación de hermanos con todos los hombres ¿mmm?, tener en cuenta eso, si todos estamos diciendo Pare Nuestro hay un Padre común para todos entonces nosotros ¿qué somos?, sus hijos y si somos sus hijos en consecuencia somos hermanos ¿mmm?, bueno. Todo esto es tan coherente, todo esto es tan simple, solamente hay una tremenda necesidad en cada uno de nosotros, ¿cuál es?, despojarnos de todas las pavadas que a veces podemos tener arriba, de creernos no sé quién ¿eh?, no sé quién, somos tan chiquitos, tan simples, estamos tan sujetos a los dolores, las enfermedades, las angustias, estamos tan sujetos a accidentes, a que de un momento para otro se nos detenga el corazón ¿verdad?, entonces una condición esencial para empezar a hablar con el Señor es ser humilde y la humildad es la madre de todas las virtudes, que nace en el amor por supuesto ¿mmm?. Cuando una persona tiene humildad todo lo bueno es posible en ese ser humano y a veces hay personas que pasan toda una vida, toda una vida creyéndose no sé que cosa, con orgullo, o bien porque tiene un color de piel o bien porque tiene dinero o bien porque tiene un puesto o bien porque tiene títulos, son todos pequeños adornos que puede tener el ser humano pero lo que vale de nosotros es nuestras condiciones, nuestras virtudes ¿eh?, y entre ellas, la madre de todas es la humildad. Por ahí en una parte la Sagrada Escritura Jesús dice con tanta claridad: “prefiero la bondad a los sacrificios”, es decir prefiere que nosotros seamos buenos, más allá de los sacrificios que podamos hacer ¿mmm?, es decir ¿y ser bueno no es un sacrifico?, tal vez para alguno lo sea pero para los demás la bondad es una condición esencial para vivir bien, para ser feliz y además poder hundir la cabeza en la almohada todas las noches o a la siesta ¿verdad? y no tener ningún tipo de reproche de nadie.

A veces uno viendo a personas que no son tan de ni generosas ni nada ¿no?, uno piensa: ¿cómo será la noche de ellos cuando hunden la cabeza en la almohada?, debe ser un tormento ¿mmm?. Por eso aquél que es humilde, simple, sencillo tiene noches muy tranquilas, ¿por qué?, porque nadie en su conciencia le reprocha nada ¿mmm?, y tenemos que llegar a ese estado, vivir para aparentar es equivocarse en la vida, somos simplemente, seamos simples, sencillos, que tengamos en cuenta que valemos por la persona que somos, no por los títulos que hayamos obtenidos, los estudios realizados, el color de la piel, la cantidad de dinero en el banco o debajo del colchón, no va por ahí lo esencial, lo esencial de hasta que punto somos buenos, eso es lo esencial, hasta que punto los demás pueden confiar en uno. Fíjense ustedes la palabra confiar, con significa: junto y fiar: fiarse, es decir tener confianza ¿eh?, confiar, alguien a quien podemos tener confianza. Entonces de esa manera, no porque sean cosas que nos pide el Señor, claro que las pide, pero además por una cuestión elemental de darse cuenta que por ahí está el camino esencial de la vida.

Por eso, muchas veces uno cree que a lo mejor está bien orientado pero hay que revisar siempre, no sea cosa que nos demos más importancia que la que tenemos, no sea cosa que no valoremos a las personas como corresponde, no sea cosa que nuestra lengua filosa sea un verdadero peligro para la comunidad. No tenemos que descuidarnos de que como dice el Evangelio: “nunca hay que pensar que el otro es ignorante, que no sabe, que esto, que el otro”, porque buenas sorpresas uno se lleva, la gente es mucho mejor de lo que uno cree, además hay un cosa muy importante, cuando te viene la imagen de alguien que no querés lo suficiente, pensá cuando está durmiendo, vieron cuando persona duerme hasta adopta la posición que tenía en la panza de la madre ¿mmm? y cuando dormimos en general no le hacemos daño a nadie ¿verdad?. Por eso, cuando uno no quiere a alguien hay que pensar verlo durmiendo ¿eh? y es tan desprovisto el hombre cuando duerme, tan sin fuerzas está, está como allí entregado al sueño para descansar y poder levantarse a la mañana y seguir luchando duro para llevar el pan a su casa con el sudor de su frente ¿mmm?.

Miremos a los seres humanos en todos aquellos momentos que realmente merecen nuestra consideración, nuestra comprensión, merecen nuestra misericordia ¿mmm?, por eso las Bienaventuranzas dicen: “bienaventurados los misericordiosos porque ellos obtendrán Misericordia”, ¿cómo nosotros podemos obtener Misericordia si con nuestros semejantes siempre vemos las cosas malas que hacen y no las cosas buenas? ¿mmm?, en todos los órdenes, estamos mirando un informativo, no miremos con odio a aquél que es un violador o un asesino, o lo que sea, como dice Jesús un día, había varios abogados presentes, entonces Jesús dijo: me parece oportuno decirle a todos estos hombres que ante alguien que cometió cualquier delito, por grande que sea, por supuesto, tendrán que sacarlo de circulación para que no haga daño a la sociedad ¿verdad?, pero dice: delante de un hombre que a lo mejor consideran malvado, piensen cuando estaba en la panza de su madre que soñaba, ¿y qué pasa?, o en los brazos de su madre, ¿qué piensa una madre para su hijo?, quiere todo lo mejor ¿verdad?, quiere que sea una buena persona, quiere que realmente sea honesto, etc., ¿no?, bueno entonces, dice: delante de un hombre por maldito que sea, piensen cuando estaba en la panza o en los brazos de su madre que soñaba, si ese sueño de la madre se cumplió amen al hombre bueno y si no se cumplió ámenlo igual por aquella madre ¿mmm?, ese es el pensamiento del Señor ¿eh?, delante de un hombre maldito piensen cuando estaba en los brazos o en la panza de su madre, ¿que soñaba con su hijo? ¿mmm?, si ese sueño de hombre bueno se cumplió bueno, amen al hombre bueno y si no se cumplió ámenlo por aquella madre ¿mmm?. Es decir, con esta actitud nosotros enfrentamos la vida, las personas, las cosas, los acontecimientos totalmente de una forma distinta a las otras, ¿por qué?, porque tenemos una actitud de comprensión hacia todos, una actitud de respeto, una actitud de apertura, no nos fijamos si tiene la nariz larga o el mentón salido o si es gordo o si es flaco, nada, nos interesa qué es lo que siente ese ser humano ¿mmm?, pero cómo vamos a aceptar a los otros si a veces ni nos aceptamos nosotros, si tenemos unos kilitos demás nos miramos en el espejo y ya parecería como si nos odiáramos y si somos muy delgados o muy altos o muy bajos, siempre tenemos cosas para incluso reprocharnos. Entonces, si ni siquiera nosotros nos queremos no es tan fácil querer a los demás.

Entonces dentro de todo este panorama de formas de pensar y de ser enfrentémoslo la vida, las cosas y sobre todo enfrentemos al Señor, es decir pongámonos delante de Él, ¿para qué?, para que nos mires a los ojos, nos mire al rostro, nos infunda la vida, nos infunda la salud, nos infunda todo lo que necesitamos para ser felices, no solo a nosotros sino a todos aquellos a quienes amamos o aquellos a quienes tenemos en cuenta. Entonces, si antes estábamos solos con esta posición entran en la vida de uno montones de seres ¿eh?, pero no para usarlos sino para amarlos, no para reprocharle cosas sino para comprenderlos, no para señalar defectos sino para comprender sus defectos porque todos los tenemos ¿eh?. Entonces, con esta actitud en el corazón podemos entender aquellas palabras de Jesús que dice: “prefiero la bondad a los sacrificios” ¿mmm?, y además esa expresión de las Bienaventuranzas: “bienaventurados o felices los misericordiosos porque ellos obtendrán Misericordia”, lo dijimos tantas veces y lo seguimos repitiendo, la Misericordia es el amor obrando ¿verdad? y quien más está obrando con amor sobre nosotros es el Señor ¿mmm? y eso nos da una tranquilidad muy grande porque si Él nos ama podemos confiar y si podemos confiar nada es imposible para nosotros, desde la sanación de cualquier cosa hasta la solución de todos los problemas.

Por eso Jesús, con esta actitud en el alma de comprensión y de Misericordia humildemente te decimos: mirá mi cuerpo, mirá mi alma, mirá mi pasado, mirá mi descendencia y con toda tu fuerza Señor, con todo tu poder, con toda tu Gracia pasá sanando Señor ¿mmm?. No hace falta mirarnos mucho en la cara para ver por ejemplo que todos tenemos marcado en el rostro las cicatrices del dolor ¿mmm?, porque uno a veces quiere aparentar que todo está bien, que no pasa nada pero por dentro cada uno sabemos hasta que punto nuestra vida a lo largo del tiempo ha sido un sufrimiento detrás de otro, siempre, en todos los casos, incluso hasta aquellas cosas que las hace feliz a las mujeres que es tener un hijo, tienen que parirlo con dolor, después no se acuerdan del dolor pero para tener la sonrisa del niño primero tienen que sentir el dolor cuando su hijo sale de sus entrañas ¿mmm?, parecería que las cosas tienen un precio sobre la Tierra, pero un precio que a veces le ponemos nosotros porque nunca el Señor nos va a poner piedras en el camino ni dificultades ni dolores, nosotros en relación con los demás vamos haciendo todo eso.

Pasa sanando Señor en todas estas personas y en todos aquellos que aman todas sus enfermedades físicas, desde la punta de la cabeza hasta la punta de los pies, desde un extremo al otro, de los brazos y de las piernas, con todas las enfermedades que puede haber en nuestro cuerpo, cada uno piensa en lo que le pasa y lo que le pasa a los que ama y concéntrense en el dolor de esa persona en la enfermedad o en vuestra enfermedad y hasta a veces es conveniente tocarse porque Jesús dice: “cuando se tocan Yo los estoy tocando” ¿mmm?. No se viene aquí para que todo siga igual, se viene aquí para que todo se trasforme, no porque a mi se me ocurra sino porque es una promesa del Señor, nadie viene a este lugar y se va como vino, nadie ¿eh? y a través de los años uno puede comprobar eso, que es totalmente cierto. El otro día, porque mi relación con el Señor a veces también tenemos nuestros encontronazos y le dije: Señor, me gustaría que hubiese más milagros diarios y entonces Él dijo: Yo dije que por lo menos tres, por lo menos pero puede haber un montón ¿mmm? y entonces: sí Señor, le dije yo, pero tenés que ser más generoso todavía, en vez de decir: por lo menos tres, por los menos decí seis, por día ¿no?, entonces Él me dijo, no me dijo desagradecido pero no faltó mucho, expresándome: a veces la intercesión de las personas para elevarla a los altares se les pide la intercesión por dos milagros, aquí se ven montón por día de milagros y gracias, ¿no te parece que es suficiente? y como por buena educación al Señor nunca se le dice lo contrario ¿no? entonces me callé y me puse a pensar en lo que estaba diciendo ¿mmm? y también me puse a pensar en que a veces Él no puede obrar en nosotros cuando nosotros no estamos en condiciones para obrar, si yo digo: sí, sí, sí y después voy a la curandera de la otra cuadra para que me tire las cartas y me diga a ver como va a ser mi futuro, eso no es decirle sí al Señor , eso no es nada, es cualquier cosa, una falta de respeto todavía, porque si yo acepto que el Señor lo puede todo por qué tengo que hacer esas cositas extrañas ¿mmm?, bueno salvo que quien tire las cartas sea una persona santa, entonces vayan nomás pero no es tan fácil encontrarlos ¿no?.

Entonces, les repito, el Señor les asegura que no se viene aquí para irse como vino uno ¿eh? y lo que Él quiere es que confíen plenamente en su palabra, ciegamente en su palabra, porque si en algo podemos ofender al Señor es en que no comprendemos todo lo que nos ama ¿mmm?, nos olvidamos tan fácil de Él, tan fácil, pero es bastante común con el ser humano, piensen en San Pedro que habiendo sido un Discípulo tan importante sobre lo que edifica la Iglesia Jesús, cuando Jesús le pregunta: “Pedro ¿me amás?, claro Señor, cómo no te voy a amar, bueno cuidá Mis ovejas”, y le vuelve a preguntar: “¿y me amás Pedro?”. Le preguntó varias veces hasta el último le dijo: “pero Señor, si vos todo lo sabés, sabés que te amo, bueno, está bien”, pero ese mismo Pedro que decía: te amo tanto Señor ¿eh?, ese mismo día fue que lo negó tres veces cuando Jesús se ve en apuros ¿mmm?. Por eso hay que tener cuidado porque a veces nosotros, los seres humanos, estamos bastante propensos a olvidarnos rápido de los amores que tenemos, seamos constante en los afectos, amemos a las personas no alguna vez sino siempre, a todos y mucho más a aquellos que tenemos cerca, en nuestra casa, nuestra esposa, nuestro esposo, nuestros hijos, nuestros hermanos, nuestros padres, todo ¿eh? y los amigos. Nada hay tan terrible como cuando un amigo traiciona, por ejemplo, cuando Jesús vio la película esta de La Pasión dijo un día: está muy bien esa película, muy, muy bien todo, pero solamente se habla de Mi Pasión física, de todos los azotes que me dieron, de toda la sangre que perdí, pero no se habla absolutamente nada de la pasión tremenda que fue que me abandonaran Mis amigos”, y es cierto, porque en los últimos momentos ningún Discípulo estaba cerca de Él, no, ¿eh?, ningún Discípulo, cuando los deja Jesús rezando que Él ya se aproximaba a la muerte ¿no?, vuelve y les dice: “¿pero cómo, ni siquiera una hora pueden estar despiertos rezando?, ¿ni siquiera una hora?” ¿eh?, ellos vuelven a dormir. ¿No es lo mismo que nos pasa a nosotros con las personas que amamos?, dormimos cuando más nos necesitan ¿eh?.

Tengamos en cuenta esas cosas. “Pedro ¿me amás?, y cómo Señor no te voy a amar, yo te amo tanto”, bueno ¿eh?, pero ese mismo Pedro a las pocas horas lo niega tres veces, “no, yo no conozco a ese hombre dijo ¿eh?”, no seamos iguales nosotros ¿eh?, no seamos iguales, en las buenas y en las malas, en todo momento tengamos en cuenta cuánto Él nos ama y cuánto tenemos necesidad de que Él realmente sane nuestra vida, en todos los órdenes, tanto sea en el físico, como en el psíquico, como las enfermedades que heredamos y que no queremos que nuestra descendencia las tenga ¿mmm?, todo lo que hemos pasado durante la vida, todos los dolores que se fueron acumulando a través del tiempo, todos los moretones que tenemos, no solamente en nuestro cuerpo sino en nuestra alma.

Hoy es momento de presentárselo al Señor todo... (se dio vuelta la cinta) ..., Señor y en consecuencia espero de vos todo lo mejor, por eso todos los días Jesús voy a pensar y decir: Señor, aceptá que me ofrezca a vos para que yo pueda vivir siempre dentro de tu Corazón y no solamente dentro de tu Corazón sino también dentro del Corazón de tu Mamá.

Por eso, esto que estamos haciendo Jesús es un ofrecimiento total, completo, definitivo de nuestra vida y de todos aquellos que amamos a tu Misericordioso Corazón y al Inmaculado Corazón de tu Madre, la Virgen. Nos ofrecemos totalmente, sin ningún pero, sin ningún reclamo, confiando plenamente en que todo aquello que necesitamos vos lo vas a tener en cuenta y que realmente quiero ser un hijo para vos Señor, no hoy, sino siempre.

Por eso, te vuelvo a repetir lo que siempre decimos: tu eres el alfarero, que con tus manos me has transformado, mientras pasan los días, pasan los años más te venero. Rompe mi cántaro, rompe mi copa, rompe mi vida y hazla de nuevo. Rompe mi cántaro, rompe mi copa, rompe mi vida y hazla de nuevo. Piensen ustedes que le están diciendo al Señor que rompan vuestra vida y la haga de nuevo, con eso le están pidiendo punto final a vuestras enfermedades, por muy graves que sea, le están diciendo que lo renueve todo ¿eh?, porque hay que recuperar la alegría necesaria que solamente puede darnos el Señor, por eso se lo decimos de nuevo: tu eres el alfarero, que con tus manos me has transformado, mientras pasan los días, pasan los años más te venero. Rompe mi cántaro, rompe mi copa, rompe mi vida y hazla de nuevo. Rompe mi cántaro, rompe mi copa, rompe mi vida y hazla de nuevo, bien.

Ahora vamos a pensar que el Señor pasa entre nosotros y a cada uno nos pasa sanando, mientras hacemos el canto de Jesús que pasa sanando ¿no? pensemos en todo lo que nos preocupa, nos duele, nos aflige, nos transforma, nos saca ¿eh?, todas nuestras enfermedades y de aquellos que amamos y si les sobra un chiquitín de Misericordia piensen en las miles de personas que están inscriptas acá para que recemos por ellos ¿eh?, bien, yo sé que lo hacen, yo sé que lo hacen, entonces le decimos a Jesús con toda nuestra fuerza, viéndolo como nos toca Él y nos pasa sanando: el Maestro de Galilea va pasando ya, el Maestro de Galilea va pasando ya, el Maestro de Galilea va pasando ya, el Maestro de Galilea va pasando ya. Déjalo que te toque, déjalo que te toque, déjalo que te toque y recibe su bendición. Déjalo que te toque, déjalo que te toque, déjalo que te toque y recibe su bendición. El Maestro de Galilea va sanando ya, el Maestro de Galilea va sanando ya, el Maestro de Galilea va sanando ya, el Maestro de Galilea va sanando ya. Déjalo que te sane, déjalo que te sane, déjalo que te sane y recibe su bendición. Esta parte que sigue es para liberarnos de todas las cosas malas, en ello entra nuestra casa, entra los lugares donde trabajamos, están contenidos los lugares donde vivimos, los lugares que frecuentamos, las personas que van a nuestra casa, para que el demonio lejos de nosotros, muy lejos, por eso todo esto está contemplado en aquello de: el Maestro de Galilea liberando está, el Maestro de Galilea liberando está, el Maestro de Galilea liberando está, el Maestro de Galilea liberando está. Déjalo que libere, déjalo que libere, déjalo que libere y recibe su bendición. Déjalo que libere, déjalo que libere, déjalo que libere y recibe su bendición. El Maestro de Galilea fuego mandará, el Maestro de Galilea fuego mandará, el Maestro de Galilea fuego mandará, el Maestro de Galilea fuego mandará. Déjalo que te queme, déjalo que te queme, déjalo que te queme y recibe su bendición. Déjalo que te queme, déjalo que te queme, déjalo que te queme...

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