Mensaje del 14 de Septiembre de 2002 (2º)

Ven Señor, ven a mi corazón y al decir mi corazón digo: todos los corazones de los hermanos cercanos y lejanos míos, cercanos y lejanos Señor.

Mensaje del 14 de Septiembre de 2002

Habla Artemio:

Esta tarde Señor, como todas las tardes, cuando ya el sol se oculta en el horizonte, yo pienso aquello que vos decís: los pájaros del campo tienen sus nidos para cobijarse de la noche, los animales salvajes sus madrigueras, y el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza. Si Señor, esto fue dicho ayer y antes de ayer y seguirá diciéndose Señor, por una razón tan simple y sencilla Señor, ayer te di lugar en el corazón Señor pero ¿podré dártelo hoy Señor?, ¿podré dártelo hoy? Vos queres que yo sea humilde, simple, generoso, que ame a todos como vos los amaste, que pueda decir delante de todos: yo soy de Jesús y todo lo que hice durante este largo día Señor, alcanza para que yo te diga: vení, entrá en mi corazón para que reclines tu cabeza. Mi sueño Señor es que todos los días a que alcance mi vida, reclines tu cabeza en mi corazón, pero cada día debo edificarlo Señor, para que vos entres en el y lo llenes todo de Luz Señor, no importa si fueron grandes o chiquitas las obras de este día, depende Señor de la actitud que tuvimos siempre; si siempre hemos caminado pensando que estábamos bajo tu mirada; si peregrinamos por el mundo, convencidos de que no hay un faro más grande para guiarnos por el camino que vos Señor. ¿Cómo estará mi corazón Señor hoy?, mi deseo es que esté lleno de mieles y dulzuras, que haya el calor suave de la sangre que corre por mi cuerpo, eso quiero Señor, ofrecerte en este día todo mieles y dulzuras Señor.

Ven Señor, ven a mi corazón y al decir mi corazón digo: todos los corazones de los hermanos cercanos y lejanos míos, cercanos y lejanos Señor. Señor Jesús, largo es el día Señor y terrible la espera de tu bonanza pero Señor, más allá de mis defectos, de mis deficiencias, de mis pequeñeces, de mis falencias, vos sabés que te amo Señor, vos sabés que te amo Señor. Cada uno de mis hermanos te ama Señor, cada uno Señor, cada uno de mis hermanos te ama, ¿y por qué Señor?, porque, no por lo que nos prometiste Señor, no por lo que podes darnos hoy o algún día sino, sino Señor porque grande es el amor que tenemos por vos Señor, no te amamos Señor por el amor que siempre nos darás, te amamos porque sos vos Señor, que importa Señor si hay un premio al final o un castigo, lo que importa es que te amen Señor y no solamente yo Señor sino, que puedas ser Luz para mis hermanos, cercanos y lejanos.

Te alabamos Señor, te alabamos Señor, cuánto te alabamos Señor, porque sos grande, porque sos bueno, porque es grande tu Misericordia, porque no prometes nunca nada en vano. Si Señor, estás a nuestra puerta siempre esperando Señor, que te abramos, o en nuestra ventana Señor, siempre Señor y muchas veces nosotros nos atolondramos con el mundo y sus cosas y en consecuencia, parecería como si nos olvidáramos de vos Señor, mientras que… solamente se justifican todas las cosas de la Tierra si vos estás en ellas, si nosotros estamos dentro de tu proyecto, sino nada que valga se alcanza Señor.

Yo estaría esta tarde Señor y todas las tardes a que alcance mi vida, para expresarte siempre que te amo Señor, que te amo, nunca cansa al oído las palabras: te amo; los enamorados se dicen hasta el cansancio: te amo, te amo, y suena siempre nuevo, suena siempre como algo distinto, suena siempre con la música que no pertenece a este mundo Señor, por eso no me canso de decirte Señor: que te amo Señor; y… ¿por qué dirás vos?, no sé, no se puede explicar Señor porque se ama, uno siente, uno siente profundamente pero no sabe decir por qué y si uno se pone a pensar Señor y se aleja un poco del corazón, sí puede decir: "y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros", es decir tu Papá te mando, para que tomaras carne en la panza de María, en un acto de amor tan grande el Padre te mandó a la Tierra Señor, ¿para qué?, para que pagaras todas nuestras deudas.

Por eso Señor, en este día de Exaltación de la Cruz, uno mira la cruz y vos ya no estás más allí, pero en esta cruz Señor, vos dejaste que te clavaran y toda la sangre que perdiste antes, durante y después, fue para pagar mis deudas y las deudas de todos los hombres. La cruz es un signo de muerte Señor, pero en el cristiano se torna un signo de vida, porque allí has muerto vos Señor, ¿y para qué?, para darme la salvación. Y yo amo la cruz Señor, porque me hace acordar que ahí vos diste tu sangre por mi y por cada uno de los hombres que habitaron en la Tierra, habitan y habitarán para seguir pagando las deudas Señor, ¿qué deudas?, y todas las cosas que no hacemos bien. Cuando tu Papá, Señor creo todo, lo hizo todo con orden, separó las aguas de las tierras, la luz de las tinieblas y fue ordenando todo Señor. El hombre lo desordenó, pero vos mandaste a tu Hijo, para que volviera a imperar el orden, no importa si faltan milenios para que haya ese orden que vos querés de nuevo, lo fundamental es que marchamos a ese orden Señor. Hoy cuando bautizamos a todos los niños abortados, desde el primero de Enero hasta el día de hoy, abortados y perdidos, ¿qué hicimos Señor? sino poner orden para que esos seres que estaban en la oscuridad pasaran a la Luz; cuando rezamos por los enfermos Señor, ¿qué hicimos ?, pedimos por la salud de todos, ¿qué es la salud Señor?, orden dentro del cuerpo; cuando cantamos: el maestro de Galilea va pasando ya..., ¿por qué cantamos eso Señor?, porque vos pasaste sanando, liberando, poniendo orden Señor. Que felices Señor estamos, que felices que somos en que seas nuestro padre, nuestro amigo, nuestro hermano, nuestro guía, nuestro consejero, incondicional a través del tiempo y del espacio, y no por un día o dos, sino para siempre, el amor para siempre, el orden para siempre.

Cuando Yo digo esto tal vez alguno piense: ¿como habré vivido yo, en el orden o en el desorden? Siempre hay que partir de una base, el Señor es amor y el amor ve las cosas de un ángulo muy distinto de lo que se ve todo ¿mmm?, en consecuencia, las cosas malas que pudimos haber hecho, son tan relativas Señor, a veces por ignorancia, a veces por dejadez, a veces por negligencia personal, por montones de cosas, por montones de cosas, pero en el fondo, yo estoy convencido de que… quien te ama Señor, por sobre todas las cosas, aunque en algún momento no te mire, vos no lo tenes en cuenta, porque, ¿qué es lo malo?, lo malo es no creer en vos Señor y no creer en lo que representa la cruz para nosotros. Por eso estoy diciendo todo esto en este día de la Exaltación de la Cruz. Para nosotros, esos palos cruzados significan la liberación Señor, lo que fue para vos dolor terrible, para nosotros simboliza la liberación Señor, por eso llevamos en nuestro cuello una cruz, hace que le demos el real sentido que tiene Señor y no cualquier cosa, que no sea un adorno sino el recuerdo permanente que allí vos dejaste tu vida por mi, por vos, por vos, por vos… por cada uno de nosotros.

¿Por eso tenemos que cada uno llevar nuestra cruz?, y si, cada uno lleva su cruz, pero tenemos orden del Señor de que nuestra cruz sea lo más liviana posible, tenemos la obligación de hacer que la cruz sea lo más liviana posible. Señor porque quien está agobiado por tanto peso, es evidente que le cuesta alabarte y vos querés que estemos alegres Señor, vos querés que estemos alegres, en paz y miremos el futuro Señor con esperanza. Mirar el futuro sin esperanza es ofenderte a vos, si yo pienso que mañana será peor que hoy y pasado peor aún, te estoy ofendiendo Señor, porque si en un comienzo dijimos que te abrimos nuestro corazón para que reclines en el tu cabeza, entonces quiere decir que te aceptamos y si te aceptamos, aceptamos también la esperanza, ¿qué es la esperanza?, es esperar lo que aún no es, ¿y qué me espera el día de mañana?, no sé, todavía no terminó hoy y a cada día le basta su propio afán. El mañana es tuyo Señor y si yo estoy dentro de tu proyecto Señor, seguramente el mañana va a ser hermoso, porque tu proyecto es de amor y siempre termina bien, es cuestión de que nos tomemos de tu mano y de la mano de tu Madre para avanzar por el mundo. ¿Quién puede detenernos?

Y además Señor, no se justifica que estemos tristes, o apagados, o mal, Señor si te tenemos a vos en nuestro corazón, vos que nos prometiste y nos das tantas cosas diariamente y nos prometiste el amor para siempre, ¿qué podemos temer? El fantasma más difícil que tiene el hombre para enfrentar, es el fantasma de la muerte, mientras se piensa en términos no cristianos, porque si uno piensa en la muerte, teniéndote en cuenta a vos Señor, entonces ya no es muerte sino que es un nacimiento Señor ¿eh? Eso de cerrar los ojos en este mundo y abrirlos delante de vos Señor, ¿y qué pasará allí?, cada uno es artífice, es decir es constructor de lo que va a pasar ahí, nadie puede querer ir a la presencia del Señor si no tiene el traje de fiesta, es decir las virtudes que le adornan y se va a ir a la oscuridad esperando poder algún día llegar delante de la Luz. Pero si te hemos servido Señor con humildad y dignidad, a lo largo de los años que vivimos en esta Tierra, lo único que vamos a escuchar es: vení, entra en Mi Reino, ese reino que siempre seguiste honradamente. Cuando en nosotros desaparece el fantasma de la muerte, la vida se torna una fiesta, porque ya no tenemos más miedo a nada, a nada, ¿nos puede preocupar una enfermedad?, tenemos que hacer el esfuerzo para sanarnos, pero si no podemos, sabemos que va a ser el prólogo de la vida eterna. ¿Por qué entonces tener miedo?, ¿a qué?, ¿a quién? Si un Dios de amor nos prometió el amor para siempre, ¿a quién vamos a tener miedo?, ¿de quién vamos a tener miedo? …

Se corta la grabación...................................

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