Mensaje del 01 de Septiembre de 2001

Cuando no sepas que decir delante de Mí no digas nada, poné tu corazón para que me diga, hacé que tus latidos, los latidos de tu corazón sean un cántico de alabanza para Mí, para el Padre, para el Espíritu Santo, no te esfuerces por decir cosas delante de Mí, mirame solamente, mirame a los ojos. Durante tres años no me pudiste mirar tanto a los ojos porque no aguantabas Mi mirada pero ahora podés aguantarla.
Mensaje del 01 de Septiembre de 2001

Habla Artemio:


Señor, cuando abrí los ojos y te vi allí sabía que estabas, pero cuando te vi allí y vi a todos los que están acá no puedo remediarlo Señor, vos tenés que perdonarme pero, a pesar de que nuestra relación ya tiene casi siete años así frente a frente pero sigo siendo torpe para expresarme delante de vos Señor, muy torpe Señor, muy torpe, ni sé como decirte te amo Señor, un te amo que salga bien de adentro.

Hablá vos Señor, hablá vos.

Dice Jesús:


Cuando no sepas que decir delante de Mí no digas nada, poné tu corazón para que me diga, hacé que tus latidos, los latidos de tu corazón sean un cántico de alabanza para Mí, para el Padre, para el Espíritu Santo, no te esfuerces por decir cosas delante de Mí, mirame solamente, mirame a los ojos. Durante tres años no me pudiste mirar tanto a los ojos porque no aguantabas Mi mirada pero ahora podés aguantarla.

No te estoy hablando a vos solamente, esto puede servir y sirve para todos los hombres de la Tierra, todos, hay que generalizar nomás, si delante del Señor no sé qué decir pongo a mi corazón para que diga, si delante del Señor no sé cómo pedir pongo todo mi cuerpo y mi alma para que pidan, cuando no me acuerdo de todos los que tengo para pedir no te preocupes, que Yo los tengo bien contabilizados. Cuando alguien llama de muy lejos y vos le preguntás su nombre, ya lo inscribí Yo en el Libro de la Vida y esa bendición que tal vez muchos no valoren es el mismo Cielo y la Tierra que lo está dando a través de tu mano.

Bienaventurados Mis queridos porque, porque están aquí conmigo, junto a Mi Mamá, a todos estos Santos maravillosos y a los familiares de tantas personas, muchos que conocés y muchos que no conocés. Bienaventurados, felices porque pueden respirar Mi mismo aliento y el aliento de Mi Mamá. Felices de ustedes porque comprendieron que nada hay tan grande como meterse en la piel del hermano, allí en ese momento estás ratificando todo el amor que me tenés, así como Yo te amé y te amo y mandé a Mi Hijo para morir por vos, en ese momento en que vos mirás a tu hermano metiéndote en su piel estás repitiendo el sí de Mi Mamá, estás repitiendo el sí, al hacerlo en forma total no hay ninguna duda, digan lo que digan, cualquiera que quiera decir, al mirar a tu hermano como hermano metiéndote en su piel estás repitiendo el sí de Mi Madre al Arcángel Gabriel y en ese momento el Cielo y la Tierra se conmueve porque la redención es posible y no importa si China está lejos o el Canadá o Islandia, pero a todos llega, esa buena voluntad de ustedes para acordarse de todos vuestros hermanos llega hasta los lugares más remotos y vos lo estás viendo que es así y vos si quisieras podrías decir con lujo de detalles a quiénes está llegando, con nombre y apellido.

Cuando dijiste antes que por aquí pasaba el meridiano de la historia, siempre decías bien, decías bien porque nadie escapa a esas oraciones, son tan abarcativas como los cinco continentes y tan grandes como las quiere el Señor.
Cuando venís a rezar a este lugar y te quedas dormido, Yo sigo también recibiendo las oraciones con tu presencia, no hace falta estar despierto para alabarme, para rezarme, para pedirme, para implorarme, para decirme todo lo que tengan que decirme, no hace falta estar dormido o despierto, es la actitud de tu corazón, es la actitud del corazón que lo abrió al amor del Señor y lo puso al servicio de todos.

Por eso Mis queridos bienaventurados, felices, felices ¿por qué?, aunque parezca una frase simple y vulgar hoy en la alabaza han tocado el Cielo con las manos, sí, hay regocijo en los Cielos, es decir, del otro lado, en la otra dimensión y hay regocijo en la Tierra porque alguien se puso de rodillas, para eso no hace falta doblar el cuerpo, me gusta más cuando ponen el corazón de rodillas en señal de veneración y adoración.

Cuánto los amo Mis queridos, cuánto los amo, cuando regresen a vuestros hogares piensen: no soy yo el que habla, el que dice, es el Señor a través del Espíritu Santo, el Comunicador que me hace hablar, decir, estando el Señor conmigo, ahora o mañana o pasado todo se arregla, todo, pero Mi querido no te olvides nunca de una cosa, el amor es mantener los ojos de lágrimas mojados, no le busques otra vuelta porque no la tiene; dirán entonces: es una tortura el amor, no, no es una tortura, es como si tomaras el corazón y lo apretaras fuertemente, el corazón sentiría la fuerza de ese aprieto, solamente esto se entiende el día que estén en la Bienaventuranza Eterna, pero no olviden que amar en todos los ordenes y en todo sentido es mantener los ojos de lágrimas mojados, ¿porque Yo cargo a ustedes una cruz muy grande?, noo, noo, es por una opción tuya Mi querido, porque Yo no cargo cruces pesadas, al contrario los hombres cargan cruces pesadas, Yo trato de aliviarte, vos tenés la obligación de hacer que tu cruz sea lo más liviana posible porque Yo no quiero torturarte, cómo un padre puede darle piedra a sus hijos. Las cruces pesadas no las pongo Yo sobre ustedes Mis queridos, las ponen los hombres, Yo trato de aliviarles el peso y hacer que vuestro hombro no se malquiste tanto.

Qué más podré decirle en este día, en que comienza el mes donde van a festejar a Mi Madre en sus Apariciones aquí de hace casi siete años y ahora serán festejos muy simples en el corazón de ustedes, más adelante los festejos serán grandes, tan grandes que desde los cuatro puntos cardinales mirarán para este lugar del fin del mundo de la pampa gringa para decir: allá se levanta el Templo del Tercer Milenio que tiene una torre con una Luz alta, que se puede ver del extremo de la Tierra y simboliza el Espíritu Santo, por ahora la conmemoración será en vuestros corazones y no podrá haber tanta exteriorización porque algunas cosas aún no se entienden pero qué importa, qué importa cuando se tiene sobre sí todo el amor disponible del Padre, Mío y del Espíritu Santo y de Mi Madre, ella tiene como una manía, qué manía la de Mi Madre, ella quiere acunar siempre, acunar y acunar, bueno, es Madre.

Entonces como otras veces, que no fueron tantas, sino algunas nada más, cierren los ojos y piénsense chiquititos, chiquititos, chiquititos, ahora sienten los brazos de vuestra Madre y la voz que les dice: arrorró mi niño, arrorró mi sol, arrorró pedazo de mi corazón. Te amo niño bueno y quiero que al dormir, pienses en tu Madre que te tiene así, quiero niño bueno, quiero que al dormir, sientas en Mis brazos que te tengo así. Quiero niño bueno amarte más y más, tanto pero tanto, para que la paz, la paz de los Cielos, la paz de los Ángeles, la paz del Señor te cubran. Arrorró mi niño, arrorró mi sol, arrorró pedazo de mi corazón.

Amén.

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