Mensaje del 12 de Julio de 1997

A vos te gusta mucho pedir el carisma de los milagros, porque querés ver la eficacia de Mi palabra, no vos, que otros la vean, ahora tenés que agudizar más los oídos, los ojos y la mente para darte cuenta que los milagros se suceden uno detrás de otro y Yo te agradezco a vos que me prestes tu lengua, tu vos, tu mente, tu corazón y todo vos para poder decirle a los demás todo eso que vos dijiste ayer, es para darte un ejemplo.

Mensaje del 12 de Julio de 1997

Habla Artemio:


¿Qué día es hoy, 20?, 12, 12 perdón, bueno.

El Señor me dice que no hace falta que me arrodille porque tengo siempre arrodillado mi espíritu, el único problema que voy a tener es que me parece que tengo poca pila, ya veremos, bueno.

Recién describí los pies de Jesús, el sayal o túnica, una mano sobre la rodilla de H., la otra está en el corazón mostrándolo y tiene el cabello como, a tono con el día porque medio se le desarmaron los rulos, las ondas y es propio de un cabello que ha tenido humedad, castaño oscuro, está como más acicalado que la otra noche, más acicalado quiere decir más, más espigado, más flaco o tal vez sea la ropa húmeda pegada al cuerpo, eso quiero decir, y así viéndolo desde acá tiene la barbita puntiaguda ¿verdad?, en los pies tiene las marcas de las llagas, en las manos también.

Señor, estamos contentos, satisfechos de tenerte acá, no sé si será una nueva modalidad esta, tampoco te voy a preguntar porque vos hacés lo que querés, dice Jesús que cuando Él va a un lugar, es como le pasa a cualquiera, es que le gusta ir a ese lugar, le gusta ir a ese lugar. Demás está decir que Jesús nos dice que no nos preocupemos si no tomamos conciencia de lo que es tener al Hijo de Dios sentado ahí y dice lo mismo que la otra noche: si ustedes tuvieran conciencia de lo que es estar delante de Jesús directamente morirían, así que a no preocuparse de que les parezca esto muy natural, muy común como si hubiera uno más en la reunión. Señor, voy a reconocer, aquí delante de mis hermanos, que tengo no temor pero casi Señor porque esta familiaridad tuya con nosotros me preocupa un poco Señor en el sentido de que no sea cosa que se me esté alterando alguna estructura mental Señor y yo vea visiones, bueno visión es visión pero..., por eso Señor yo no te voy a dar ninguna idea a vos porque vos sabés lo que tenés que hacer, pero me gustaría que también le dieras a otros de los presentes alguna señal ¿mmm?, el jueves, creo que sí, fue muy evidente la señal cuando la chiquita se paró delante y te miraba Señor, entonces yo dije: no estoy loco, y después cuando empezaste a recorrer uno por uno Señor y H., sintió bien claro en su frente ¿no? y en su cabeza tus manos y tu dedo que le marcó la cruz bien fuerte.

Señor, humildemente te pido Señor que hoy, si es que vos quieres, si es tu voluntad, dales a algunos de los presentes también alguna señal, porque ellos pueden quererme mucho a mí y creer todo lo que yo digo Señor, pero ¿verdad?, esto no es una situación común Señor, entonces hace falta otra cosa ¿no es cierto?, me parece, digo, no sé, a lo mejor me equivoco, perdoname si me equivoco. Ahora, el jueves después que yo vi la perrita que se puso ahí adelante y te miraba Señor, como hace cuando nos mira a uno de nosotros, entonces yo dije: estoy en mi sano juicio porque la perrita no va a mirar a nadie si no hay nadie, bueno.

Señor te digo que me gustó mucho lo que hiciste el otro día cuando miraste el altarcito ese tan humilde y tan pobre que tengo ahí y lo has bendecido Señor, lo has bendecido y me llenó de gusto eso Señor, te lo digo sinceramente y no sé, cuando miro para arriba me da la impresión que todas las cosas que están ahí arriba son Sagradas Señor, qué queres que te diga, si vos la has bendecido no me cabe la menor duda, por eso hasta a veces me da, que se yo, tirar el pedacito de vela que se fundió y cayó ahí porque digo: estoy tirando algo que es del Señor, bueno.

Señor, si te parece bien habla, hablá vos que nosotros te escuchamos.

Dice Jesús:

Vengo de andar los caminos de la tarde, vengo andando caminos de la tarde como decía ese poeta español y simbólicamente visitando a los hombres en el mismo lugar adonde ellos están, es decir, que parecería que quiero mostrar más Mi parte humana que evidentemente es la que ustedes más entienden.

Esta ha sido una semana maravillosa, la gracia sobreabundó y te puedo asegurar para dejarte tranquilo que a pesar de que en dos o tres oportunidades tuviste alguna duda respecto a lo que estabas diciendo, te puedo asegurar que no hubo una palabra que no estuviera plenamente de acuerdo con lo que Yo quería que dijeses, ni una.

Habla Artemio:

Señor, te pido por favor que cada vez tenga más celo en cuanto a no desfigurar ninguna palabra, para que lo que diga a cada hermano sea exactamente lo que tu quieres.

Dice Jesús:

No hace falta que me lo digas pero comprendo tu razonamiento humano.

Yo no quiero hablar demasiado sino decirles simplemente que la interpretación de la Sagrada Escritura que hoy se hizo está muy bien, todo está muy bien, pero también compartir con ustedes los dolores, los sinsabores, las vicisitudes y todo ese conjunto de cosas que es propio del trato con los seres humanos que muchas veces parecería un poco dificultoso en decir las palabras justas, necesarias, propicias y en el momento adecuado.

Quiero decirte algo, y no lo tomes como ninguna alabanza a vos, porque fue el Espíritu Santo que habló, pero vos le prestaste tu boca, tu mente y tu corazón, pero todo el tiempo que estuvo esa pareja ayer con vos y ese bebé, la forma en que has hablado, lo que les has dicho, quisiera multiplicarte en cientos de miles a vos, porque si bien Yo te estuve inspirando todo lo que tenías que decirle vos tuviste que... (se dio vuelta la cinta)..., vos tuviste que predisponer tu mente, tu corazón, tus gestos, tus actitudes, para que ellos se fueran como se fueron. Es decir, tenías delante un bebé de un mes y siete días y realmente me emocionaba poder usar tu lengua, tu voz, tus gestos, tu pensamiento, el celo que ponías en defender mi causa, el celo que ponías en defender Mi causa me traspasó de emoción, porque tomaste todo realmente como si la paternidad y la maternidad de ese niño hubiese sido tuya, decí conmigo: Gloria al Señor.

A vos te gusta mucho pedir el carisma de los milagros, porque querés ver la eficacia de Mi palabra, no vos, que otros la vean, ahora tenés que agudizar más los oídos, los ojos y la mente para darte cuenta que los milagros se suceden uno detrás de otro y Yo te agradezco a vos que me prestes tu lengua, tu vos, tu mente, tu corazón y todo vos para poder decirle a los demás todo eso que vos dijiste ayer, es para darte un ejemplo. Esto por otra parte te indica que cuando tengo que ser áspero con vos lo soy, pero ¿para qué?, para que cada día te entregues más a Mí y pase lo que pasó ayer o lo que pasó hoy, es decir, lo que pasa todos los días.

No es que después de dos sábados en que te hablé duro hoy quiera darte una caricia, no, Yo sé que para vos fueron la de los otros sábados también una caricia, tanto como la de hoy, pero esto hoy tenía que decírtelo porque vos sabés por qué tenía que decírtelo, sin necesidad de que se enteren los presentes. La alegría Mía está en lo siguiente: en que al lograr vos esa manera estás haciendo que prevalezca el orden que Mi Padre imprimió en el universo, que como una compensación a tus palabras Yo multiplique, lejos o cerca, a personas como vos.

Habla Artemio:

No lo entiendo muy bien Señor, pero lo pensaré.

Dice Jesús:


No es cuestión de tantos Mensajes, porque a veces las cosas demasiado largas no se tienen muy en cuenta o se lee el comienzo y el final, por eso, así en todo ese plan de los Mensajes y Profecías, los hombres llegan a comprender en profundidad lo que a vos te gusta tanto decir, aquello de que: “Dios amó tanto al hombre que mandó a su Hijo para que derramara su sangre por ellos”, si esto se entiende en profundidad Yo preguntaría: ¿hacen falta muchas palabras más?, claro, hay muchos oídos que oyen y en cada uno la música se oye diferente, hay muchos ojos que ven y cada ojo ve en forma diferente, entonces una misma verdad tiene que ser presentada de diversas maneras, en diversas circunstancias, con distintos ejemplos, para que como hay tanta variedad de entendimientos pueda llegar a todos el Mensaje que Yo quiero trasmitir, porque todos se dan cuenta muy bien que una misma expresión de la Sagrada Escritura leída en distintas ocasiones y pidiéndole al Espíritu Santo la lucidez para ver qué es lo que quiere decir se le sacan un montón de significaciones cada vez más profundas, más profundas, más profundas o creés por ventura que tantas veces han abierto la palabra en los mismos lugares que habían sido abierto anteriormente, vos creías que era casualidad, en Mi Reino, la casualidad no existe, que lo entiendan todos, la casualidad no existe.

Entonces, lo que acabo de decir hoy tiene una tremenda profundidad, que hay que analizar, que hay que repensar, que hay que profundizar, dilucidar, discernir para que cada vez traiga a la mente de ustedes más vivencias de la palabra de Dios. Como ves Mi forma de expresarme es perfecta, así que al transcribir esto, ni una palabra más, ni una palabra menos.

Nunca los canso si les digo que los amo y si ustedes pudieran ver los Cielos, es decir, todo lo que representa el mundo del Señor los está observando y está pendiente, aunque les parezca exagerado, de ustedes. Aunque en esos momentos vos no me ves, pero muchas veces estoy sentado aquí con vos cuando hablás con la gente porque aunque sea Yo el que hablo, con Mi Espíritu Santo y por medio de tu voz, aquella que te dije de la cual nunca más debés quejarte, me siento, me siento tan complacido y por eso me paso horas acá.

Los amo mucho, los amo mucho y los amo mucho, eso quiere decir que todo lo de ustedes, vuestras intenciones, vuestras preocupaciones, vuestras motivaciones y todo lo que se refiera a ustedes lo tengo perfectamente contabilizado, no hace falta que me digan nada porque Yo lo sé todo, absolutamente todo.

Un abrazo grande, de Padre, de hermano, de hijo, de compañero, de amigo, a todos, a todos.

Amén.

Habla Artemio:

El Señor se levanta, abre la puerta, mira profundamente todo esto y se va.

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